“Se trata de asumir que no estamos encerrados en un tubo de ensayo, observando la realidad desde su interior. Se trata de asumir que somos sujetos de la historia y que la contamos actuando sobre esa realidad”, expresó Danilo Astori, en la última de las más de veinte columnas que publicó en la diaria, bajo el título Sujetos de la historia. Tras su fallecimiento, recordamos sus palabras, que reflexionan sobre temas de coyuntura política y social y en particular sobre los desafíos de la economía y el desarrollo en Uruguay.

“El cambio no cae del cielo. Es preciso ir a su encuentro y encarar, tomando como referencia la realidad nacional en su conjunto”, aseguró. Esa era, según lo que expuso, la actitud que había inspirado sus posturas más recientes. Antes de la que publicó a fines de setiembre, Astori escribió otra publicada a principios del mismo mes, titulada País en obra. En ella manifestó que era preciso salir a buscar las transformaciones, “sabiendo que el peor riesgo de un gobierno no es equivocarse, sino flotar, dejarse llevar por la corriente”.

Poco más de un mes atrás, a punto de que terminara julio, el ex vicepresidente se refirió a la importancia de “ser audaces”, sin perder la prudencia y la confianza que caracteriza a los uruguayos, en la columna Ofensiva responsable. En ese sentido, opinó que “se necesita vencer resistencias a los cambios y asumir posturas flexibles en el diseño y la puesta en práctica de las herramientas de la política económica”.

En mayo, reflexionó sobre la calidad del gasto público y advirtió que aunque “siempre es difícil” manejarlo, “en Uruguay se suma un desafío adicional: es altamente endógeno”, pues cuenta “con un volumen y un destino que carecen de margen para otras opciones durante determinados períodos, que frecuentemente han sido prolongados y han obligado a recurrir a sumas importantes en materia de recursos”. Por eso mejorar su calidad “es tan relevante” y para hacerlo es pertinente trabajar “con metas, evaluación de resultados y compromisos de gestión”, consideró.

Semanas antes, el exministro de Economía y Finanzas reflexionó sobre el espacio público y el Estado. En esa columna, publicada en abril, afirmó que “la transformación y la modernización del espacio público en su conjunto son imprescindibles para inyectar calidad en las acciones de gobierno y mejorar nuestra inserción internacional”.

En febrero, en la postura El motor del cambio, profundizó su análisis sobre la relación entre la internacionalización de la economía y el papel de las pequeñas y medianas empresas, que había comenzado en su columna anterior, la primera de 2023, titulada Internacionalización y tamaño de las empresas. Allí destacó al tema como “parte de la transformación estratégica que requiere la búsqueda de niveles cada vez más altos de desarrollo económico y social”.

Asimismo, en 2022 repasó el estado de la inflación, que iba por un mal camino, observó la actitud del gobierno ante la Rendición de Cuentas, y reflexionó sobre el desafío que supone encontrar coincidencias entre el oficialismo y la oposición, entre otras cosas más. La lista de sus postura es extensa, y como sigue, se puede revisar en este link.

Convicciones

El 19 de noviembre se cumplirá un año desde la última entrevista que le realizó la diaria a Astori. Allí, el político conversó sobre los logros, las deudas y los desafíos a futuro de su trayectoria, y se definió como una persona “respetuosa de las opiniones distintas” y capaz de buscar acuerdos para resolver temas de Estado.

Además, dijo que su labor en el Ministerio de Economía y Finanzas fue “el aspecto más importante” de su carrera, y que los objetivos de la reforma tributaria que se implementó durante su administración - “equidad para que cada uno contribuya en función de su capacidad, eficiencia para reducir el número de impuestos, y mejora de la administración tributaria”- deberían “mantenerse incluso hoy”.

Consultado sobre sus fracasos, declaró que el mayor fue “el que refiere al papel que debimos haber jugado –y que no fue posible jugar por diversas razones– en el apoyo a otros cambios estructurales que necesita el país” en materia de seguridad, vivienda, educación y salud. “Sé que estoy mencionando materias que no eran de mi ministerio, pero el problema es que el MEF era condicionante de esas posibilidades de transformación, y la verdad es que fueron materias que quedaron pendientes”, enunció.

“Yo traté de actuar siempre en función de mis convicciones, y no en función de mis ambiciones personales. Creo que modestamente lo he logrado, he tratado de no poner por encima de las necesidades y de las convicciones el afán por alcanzar determinadas jerarquías”, compartió.

Vínculos

Más de un año antes, fue el protagonista del reportaje de la edición número 100 de la Revista Lento. En aquella ocasión, donde la consigna fue dialogar salteando varios temas de la coyuntura política del momento, Astori repasó diferentes aspectos de su vida personal y profesional.

Entre otras cosas, contó que la etapa de su carrera que recordaba con más cariño fue la que comenzó en 1985, con su segundo decanato en la Facultad de Economía de la Universidad de la República, porque allí entabló una relación más cercana con Líber Seregni. “Ese vínculo, ese trabajar juntos, ese aprender con Seregni es para mí una época inolvidable”, aseguró, porque aunque lo conocía desde 1971, “la relación del 85 en adelante fue mucho más estrecha y profunda”.

También se expresó sobre su fe cristiana, y dijo que la religión lo llevó a intentar entender las definiciones políticas que iban en su contra. “Yo soy cristiano, soy católico apostólico romano y, sin embargo, creo que la discusión sobre el aborto supera los límites de una convicción religiosa como la que tengo”, expresó a modo de ejemplo, y añadió: “Estoy a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, porque están en juego factores como la libertad de la mujer, de su cuerpo, y las condiciones sociales y políticas en las que se inserta”.

Respecto a la actualidad del Frente Amplio, observó que al principio “las posturas ideológicas del Frente Amplio no eran tan profundamente discutibles en algunos casos como lo son ahora”. Para Astori, el camino correcto no implica “condenar al que critica, sino que es preguntarse si no será así, si no tendrá algo de razón”.

En esa nota, en la que concluía que el camino para el crecimiento del FA era “la paciencia, la conversación, el trabajo”, también aseguró que nunca se iría del FA: “pertenezco al Frente Amplio, a sus valores, a su ética, a su responsabilidad, a su mirada estratégica, porque soy de izquierda y la izquierda en Uruguay se llama Frente Amplio”.