A Tabaré Viera le tocó liderar el Ministerio de Turismo en agosto 2021, tras la renuncia de Germán Cardoso, envuelto en el escándalo de Kirma Services, y en el marco de una crisis en el sector, restringido por la pandemia del coronavirus. Hoy, con la temporada turística a pleno, Viera sostiene que “el turismo se recuperó”, y si bien reconoce que todavía falta la recuperación del salario, tiene “esperanza, fe y optimismo en que al final del período va a estar recuperado”.

Viera dejará el ministerio a fines de marzo, una vez finalizada la temporada, para dedicarse de lleno a la campaña electoral. Ungido por el expresidente Julio María Sanguinetti, el dos veces intendente de Rivera (2000-2010) tiene enfrente a otros cinco precandidatos a la presidencia por el Partido Colorado (PC), pero cree que la interna colorada acabará polarizándose entre Batllistas y Ciudadanos, o, dicho de otra forma, entre él y Robert Silva. De todos modos, dice no querer “confrontar” con “compañeros de partido”, sino ganar para que “haya más batllismo en la coalición”.

Hasta ahora, ¿cuál es el balance de la temporada turística?

La temporada tuvo un muy buen comienzo. Desde el 22 de diciembre al 15 de enero hubo un muy buen nivel de ocupación hotelera y mucho movimiento en todos los destinos turísticos del país, que hoy, felizmente, son muchos, no solamente el costero. Los datos nos dan promedialmente 80% de ocupación y nos indican que entraron 640.000 visitantes al país, eso es bastante más que el mismo período del año pasado. Vamos a ver cómo sigue, pero tenemos un moderado optimismo, porque ya empieza a haber un número interesante de reservas para esta segunda quincena, [aunque] históricamente baja un poco el movimiento en comparación a la primera. Argentina sigue siendo el principal origen de quienes visitan Uruguay, pero Brasil sigue creciendo mucho, lo cual muestra que fuimos en la dirección correcta cuando apostamos a intensificar la promoción en otros mercados regionales, como el brasileño. El crecimiento de visitantes brasileños es muy notorio, y también el movimiento interno. El turismo interno sigue fortaleciéndose. Está claro que los uruguayos, aun los que viajan al exterior, no dejan después de hacer sus vacaciones en Uruguay. Hay mucho turismo uruguayo y en todos los destinos.

Todavía no está el dato oficial, pero todo indica que en 2023, por primera vez en muchos años, hubo saldo turístico negativo. ¿Lo asumís como un debe de tu gestión?

No, absolutamente. El turismo es todo, hay turismo emisivo y hay turismo receptivo. En el turismo emisivo trabaja mucha gente, empresas de transporte, agencias de viajes; el uruguayo, además, no viajó solamente a Argentina. Eso demuestra que el uruguayo también tiene poder adquisitivo para salir a hacer su paseo, su escapada de fin de semana, y más cuando hubo una oferta como la argentina. Hasta por curiosidad iba la gente a Argentina.

Pero es consumo que se fue del país.

Pero no es tan así. Lo de la balanza es muy relativo, porque nadie puede afirmar que el que fue un fin de semana en invierno a Argentina después no haga sus vacaciones en Uruguay. De hecho, el nivel de crecimiento del turismo interno en Uruguay muestra eso. Más que la balanza me preocupa cómo evoluciona el turismo receptivo. En todo caso, en la diferencia cambiaria que hubo con Argentina me preocupa muchísimo lo caro que puede quedar Uruguay para que vengan los argentinos. Me preocupa, por ejemplo, que el gasto por turista está creciendo, pero no en la misma proporción que el número de visitantes, y eso claramente es por la situación económica argentina.

Has dicho que el turismo se ha recuperado.

Creo que podemos decir que el turismo se recuperó de acuerdo a varios indicadores. El turismo de cruceros batió récords y va a batir un nuevo récord este año.

Todavía queda pendiente la recuperación salarial.

El salario cayó con la pandemia, es cierto, también muchos quedaron por el camino; fue el sector que más sufrió. A lo que apostamos fundamentalmente fue a sostener el empleo. Por eso lo que valora el sector, de todas las medidas que se tomaron, fue el seguro de desempleo flexible, que permitió sostener las fuentes de trabajo. La recuperación salarial se viene dando y yo tengo esperanza, fe y optimismo en que al final del período va a estar recuperado.

Campaña y gobierno

¿Cuál es tu explicación para lo poco que está marcando en las encuestas el PC?

Hoy las encuestas no es que mientan o que las hagan mal, [pero] creo que técnicamente es muy difícil medir un posible resultado en la elección interna, donde el voto no es obligatorio y cada vez vota menos gente; en la última votó menos del 40%. Hoy las encuestas toman un modelo muy chiquito, con muy pocas personas encuestadas, [entonces] hay un rango de error demasiado grande. De hecho, al PC a esta altura en las últimas elecciones lo estaban dando en este rango, entre 5% y 8%, y después siempre ha votado entre 12% y 13%. El PC va a crecer.

¿La interna colorada es la única que no está definida?

Creo que la interna colorada se va definiendo, creo que se va a terminar polarizando, pero creo que le hace bien al partido tener varias candidaturas. Está bueno como estrategia, por la realidad del partido.

¿Se va a polarizar entre los mismos sectores que la elección pasada, Ciudadanos y Batllistas?

Yo creo que sí, [pero] vamos a ver cómo transcurre, esto recién está comenzando. Ahora, tampoco diría que el PC es el único [partido] que no tiene despejada su elección interna. En el Frente Amplio [FA] no sé qué va a pasar.

En entrevista con Telemundo, Andrés Ojeda, también precandidato colorado, dijo que “a la política tradicional le llegó su Uber y el que no lo entienda va a quedar atrapado en el tiempo”. ¿Te das por aludido?

No, para nada. No estoy en tren de confrontar con mis compañeros de partido, que son todos excelentes personas y con quienes el 1° de julio, al otro día de la elección, vamos a trabajar juntos. Yo soy un constructor, y bienvenida la renovación. Lo que no creo es en las fracturas, que por razones de edad o lo que fuere tengamos que desechar a una parte del partido.

Te presentás como lo opuesto a un outsider.

Obviamente, yo soy político, y al revés, creo que es una fortaleza que tengo, una trayectoria política y de gestión que está a la luz con sus resultados. Después de 30 años, de lo que la gente puede estar tranquila es de que voy a seguir siendo el que soy, que no voy a cambiar y menos que me voy a ir. Mi experiencia en el Parlamento, como presidente y director de empresas públicas, como intendente diez años, ahora en el ministerio, me da un conocimiento del Estado profundo, que además se suma a mi conocimiento del país y de su gente, y estamos trabajando en eso, en desarrollar propuestas que formarán parte del programa del partido y que después se negociarán en el programa único de la coalición. Yo pretendo que haya más batllismo en la coalición.

¿En qué aspectos le faltó batllismo a este gobierno?

Por ejemplo, en el rol del Estado. Yo creo en un Estado presente, yo soy liberal porque para mí la libertad es un valor fundamental, pero no soy libertario. Creo que un país como Uruguay tiene que tener un Estado presente que garantice equidades a través de las políticas sociales. Hay otro capítulo importante, que es la eficiencia del Estado, porque muchas veces nos quedamos en el debate entre si tenemos un Estado pesado o si hay que achicar el Estado. Yo digo que lo más importante es tener el Estado adecuado, y para eso necesitamos apuntar a una mayor eficiencia, porque es evidente que hay áreas del Estado que no son eficientes.

¿Por ejemplo?

Bueno, si aparte de los impuestos que pagamos, una buena parte de la población hace esfuerzos enormes por mandar a sus hijos a colegios privados, con enormes sacrificios muchos de ellos, es porque por ahí hay una ineficiencia a mejorar. Esas familias que les pagan un colegio privado a sus hijos, si tuvieran una educación pública de calidad, seguramente les rendiría bastante más el sueldo. Como eso hay varios ejemplos de servicios públicos, [como] la seguridad o la salud. Tenemos que buscar que el Estado sea eficiente. Hay países nórdicos en Europa que son mucho más caros que Uruguay en cuanto al aporte que hace la gente, pero tienen todo. Pagan sus impuestos y tienen absolutamente todo. Creo que tenemos que apostar a eso: el Estado tiene que ser más eficiente, una reforma del Estado es cada vez más urgente.

Como precandidato de la coalición, ¿también prometés no subir los impuestos?

Yo creo que es probable que pronto vaya a tener que hacerse una reforma tributaria. Pero una cosa es una reforma tributaria en la que recomponés algunos impuestos, y otra cosa es aumentar los impuestos lisa y llanamente. Es difícil sin un estudio técnico serio, pero creo que hay que ir haciendo una reforma tributaria porque hay impuestos que son sumamente injustos, como el impuesto al trabajo, y, mucho más, el impuesto a los jubilados.

¿Y el IVA?

El IVA es muy alto. El impuesto al consumo existe en muchos países, pero siempre es bastante bajo. Nosotros tenemos un problema estructural en Uruguay. Nosotros somos como un edificio de pocos apartamentos con servicios buenos, de calidad para la región, con lo cual los gastos comunes son muy caros.

Algún dirigente del oficialismo dijo que en esta elección se elige entre más libertad o más impuestos. ¿Eso es simplificar la discusión?

Demasiado, demasiado. Además creo que es una falsa dicotomía. Los impuestos son necesarios; son los gastos comunes. Hay gastos que se tienen que financiar entre todos, lo que hay que tratar es de ser lo más justo posible.

Has dicho que este gobierno recibió un déficit fiscal “elevadísimo”, pero recientemente las cámaras empresariales han señalado que está igual que en 2019.

No está igual. En 2019 era más del 5% y hoy está en el 4%, [que es] muy alto para nuestro gusto, porque en este mismo período ya estuvo más bajo. Pero nos tocó vivir una pandemia que nos llevó 2.000 millones de dólares, algo que era impensado. De cualquier manera, por lo menos la situación de hoy es un 20% [inferior] a la que heredamos, pese a toda esa situación.

¿Compartís lo que dijo Álvaro Delgado respecto de que el actual es “el peor” FA?

Yo no quiero romper los puentes con nadie. Creo que al FA es obvio que le está pasando lo que nos ha pasado a nosotros: tiene que lograr una renovación. Hoy ya no están los principales referentes históricos y está claro que los que hoy aspiran a ocupar esos lugares todavía no tienen la talla que tenían esos dirigentes. Y en la composición interna creo que antes estaba mucho más equilibrado. Los sectores llamados moderados están bastante más chicos y son los sectores llamados radicales los que hoy son mayores en el FA. Eso es una luz amarilla en cuanto a las políticas que se implementen.

¿En qué sentido lo ves radical? En el plebiscito de la seguridad social, por ejemplo, se optó por la libertad de acción.

Pero para el que aspire a ser gobierno jugarse a derogar esta reforma es ponerse una soga al cuello. No es un tema ideológico, es un tema de números. Es condenarnos a que en algún momento no se paguen las jubilaciones.