Al igual que ocurrió durante la transición entre los gobiernos de Tabaré Vázquez y Luis Lacalle Pou, cuando este último acompañó a Vázquez antes del 1° de marzo a la asunción del expresidente argentino Alberto Fernández, esta vez Yamandú Orsi, como presidente electo, acompañará al actual mandatario en la 65ª Cumbre del Mercosur, que se llevará a cabo en Montevideo el jueves 5 y viernes 6 de diciembre.

Uruguay traspasará la presidencia temporal del bloque a Argentina durante esta cumbre, que contará con la participación de los presidentes de Argentina, Javier Milei, de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de Paraguay, Santiago Peña, y también se prevé la participación del presidente de Bolivia, Luis Arce.

La expectativa está puesta en los avances que pueda hacer el bloque sudamericano sobre el texto de un acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Pese a que la iniciativa enfrenta grandes detractores en Europa, como Francia, cuyo Parlamento ya rechazó el pacto tal como está, en América del Sur Brasil es el principal impulsor de que el acuerdo se concrete luego de más de 20 años de negociaciones.

Después de su reunión en Brasilia con Lula da Silva, Orsi adelantó que el acuerdo sería el tema principal de la cumbre y que “hay muchísima expectativa” al respecto. El presidente electo consideró que “algo se va a anunciar; me imagino que en algo se va a avanzar” e indicó que todo dependerá de la presencia de diplomáticos europeos, lo que, a su entender, “sería una señal importante”.

Por su parte, consignado por Comunicación Presidencial, el canciller Omar Paganini opinó sobre los avances que puedan darse durante la cumbre y afirmó que “estamos en un momento crítico que podría terminar con un acuerdo sobre el texto”, pero no con la firma del tratado, porque esta requiere “una serie de procesos mayores”, explicó Paganini.

El canciller agregó que el bloque está “en un momento de cierta incertidumbre”, en “las etapas finales de negociación”, y, por tanto, es el momento en que “aparecen los problemas” y “las voces opuestas al acuerdo en el mundo se pueden levantar”. Sin embargo, se mostró optimista: “Ojalá lleguemos a buen puerto en pocos días”.

Para el ministro, concretar el acuerdo “sería una muy buena noticia”, ya que “reúne a un conjunto muy importante de economías del mundo” y les permitiría a todos los países que formen parte “mejorar su flujo de comercio e inversiones” y “fortalecer determinados conceptos de valores y de presencia geopolítica en el mundo”.

Unión Europea: “El trabajo ha avanzado”

En tanto, la directora general de Comercio de la Comisión Europea, Sabine Weyand, dijo este martes que los contactos entre ambos bloques para concluir las tratativas por el acuerdo avanzaron y están involucrados el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, y sus pares en el Mercosur.

“El trabajo ha avanzado, los debates están en marcha también a nivel político. El comisario Sefcovic está plenamente involucrado en que las conversaciones progresen y en asegurar un buen resultado para Europa. Tendrá más contactos con sus homólogos en las próximas horas”, dijo Weyand en una audiencia con la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo.

Weyand consideró, según consignó Efe, que estos acuerdos son “esenciales” para la seguridad económica de Europa en el entorno geopolítico actual, para proteger cadenas de valor y reducir dependencias, además de para que las empresas europeas cuenten con una ventaja competitiva en la región del Mercosur, ya que sería el primer acuerdo de este bloque con otros socios globales.

No obstante, en la interna del bloque Francia lidera a los países que están en contra de la firma del acuerdo, bajo la premisa de que afectaría a los productores agrícolas europeos.

Las negociaciones por el texto del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur se cerraron en 2019 tras 20 años de negociaciones, pero en marzo de 2023 la UE pidió anexar un protocolo adicional, que interpreta ese acuerdo e introdujo normas ambientales aprobadas en estos años en la UE, por ejemplo, los lineamientos del reglamento de deforestación de la UE que establece que no se podrá importar productos (ganado, aceite de palma, caucho, café, soja, cacao, carne y madera) que hubieran provocado deforestación. Esto generó molestia principalmente en Brasil y motivó nuevas negociaciones.

Weyand insistió con que el acuerdo “salvaguarda” los temores de los productores agrícolas franceses porque establece cuotas de importación para evitar desestabilizar los mercados comunitarios. “No sólo [las cuotas] se introducirían de manera gradual, sino que la comisión podría actuar para suspenderlas si se identifican desequilibrios serios en el mercado”, precisó.

En materia ambiental, Weyand subrayó que el bloque comunitario no seguirá adelante sin “garantías fuertes” en materia de deforestación, que serían una inclusión pionera en este tipo de acuerdos internacionales.

“Sé que hay preocupaciones y la comisión está trabajando duro para abordarlas. La comisión sólo concluirá las negociaciones cuando podamos presentar un acuerdo que responda a las preocupaciones expresadas por los diputados del Parlamento Europeo y en varios estados miembros”, señaló la directora general de Comercio europea.