“Presento mi renuncia al cargo de senador para el que fui electo por el período 2025-2030. Sin otro particular, saluda a usted y demás integrantes del cuerpo, muy cordialmente, Luis Alberto Heber”, decía la carta que trató este martes de mañana la cámara alta. Como se había anunciado hace unos días, el senador del Partido Nacional (PN) renunció a su cargo luego de 40 años ininterrumpidos de ser elegido legislador, primero como diputado y luego como senador.
Antes que nada, en su discurso de renuncia en la sesión, Heber resaltó que no se trata de una “despedida de la actividad política”, sino “una nueva etapa, de actividad política partidaria”, a la que se va a dedicar “de lleno”, luego de finalizada la etapa parlamentaria. Entonces, pasó a recordar a quienes lo ayudaron cuando por primera vez fue electo diputado por Rivera, en 1984, en la reapertura democrática, entre ellos su prima Celita Heber, que fue su secretaria.
“40 años son suficientes para cerrar una etapa y abrir otra, que a nosotros nos entusiasma, que es dedicarnos al partido. La democracia necesita partidos fuertes, y para que sean fuertes deben tener una conexión mayor en momentos en donde nos están invadiendo las redes, las comunicaciones por internet, que alejan ese contacto personal”, sostuvo. Agregó que “esa cercanía es insustituible en esta actividad, que es conocer la realidad, no por redes, sino porque uno la ve, la palpa, la toca y la sufre”. Heber subrayó que también se quiere dedicar a su sector, el Herrerismo, porque el PN “no se concibe desde hace 100 años sin una pata importante, con su impronta”.
Mirando al expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera, que estaba sentado en las barras del Senado, Heber subrayó que con él se encargaron “de soplar las brasas que luego de la dictadura se creían apagadas”, con un “partido hegemónico, de ese gran líder como fue Wilson Ferreira [Aldunate] y don Carlos Julio Pereyra, que tenían casi el 90% del partido”. “Pero ahí fuimos nosotros, con fe y con voluntad, a soplar sobre brasas que se creían apagadas, se prendió el fuego y ganamos, en 1989, e hicimos una revolución positiva en el país”, sostuvo.
Batiendo récords (de interpelaciones)
Heber resaltó que el Herrerismo, “por encima de las diferencias, nadie podrá negar que es un sector que se animó a proponer, que sacudió, que generó una discusión en el Parlamento en la década del 90, que todavía recuerdan muchos”. Agregó que perdieron algunas batallas, pero también ganaron otras, y puso como ejemplo la Ley de Puertos (16.246), de 1992, y “la desmonopolización del Banco de Seguros”. Dijo que se los criticó porque tocaron “varias vacas sagradas”, pero resaltó que también tuvieron “revolcones”, como en el referéndum para anular parte de la Ley de Empresas Públicas (16.211) del gobierno de Lacalle Herrera, en diciembre de 1992, que fue aprobado con casi 73% de los votos.
El senador recordó los “distanciamientos internos” que llevaron a que crearan la lista 71. “No puedo dejar de mencionar que en 1992, con Gustavo Penadés, José Losada y después con la adhesión de mi querido amigo Jaime Trobo, que tanto extraño, realizamos una de las listas más importantes de Montevideo, que será uno de los temas a los cuales me voy a dedicar después de dejar esta casa”, dijo.
Heber también mencionó la crisis de 2002 y recordó que el colorado Alejandro Atchugarry, entonces ministro de Economía y Finanzas, “a las dos, tres, cuatro de la mañana” iba al Senado para agradecer lo que habían votado para solucionar la crisis, porque todos entendían “que el país no podía caer en quiebra y fundirse”. “Debe ser de las tareas más desagradables que tenemos en la actividad política. Lo hice en el gobierno de Lacalle [Herrera] y en dos oportunidades en el gobierno de [Jorge] Batlle: ponerle impuestos a la gente, pedirle sacrificios, pero fue un buen remedio porque salimos adelante”, subrayó.
Más adelante, Heber se refirió a la importancia del Parlamento como la casa de la discusión de ideas. “En mis 40 años no he necesitado insultar a nadie, y es muy importante que no lo abandonemos. Podemos ser muy duros, fui muy duro y fueron duros conmigo; no me quejo, pero siempre defendiendo ideas”, insistió. Además, recordó que, como ministro del gobierno de Luis Lacalle Pou (primero de Transporte y Obras Públicas y luego del Interior), en dos años y medio tuvo nueve interpelaciones, un “récord”. “Por lo menos no pasé inadvertido en la tarea política. Y tenía pendiente una convocatoria cuando renuncié para volver a esta casa, o sea que iba a llegar a las diez”, bromeó.
Encaminándose al final de su discurso, Heber ponderó a Lacalle Pou, que “por dos veces” confió en él para ser ministro. Agregó que unos minutos antes de comenzada la sesión había hablado con él, y “nunca se arrepintió de esa confianza, la mantiene hasta el día de hoy”. Por último, Heber señaló: “Pertenezco a una familia de servidores de la patria. Quizás el galardón más grande que tenemos en la familia no son los 40 años que cumplo acá, sino los años que mi padre [Mario Heber Usher, fallecido en 1980] peleó contra la dictadura, que fue miembro del triunvirato [blanco, que conducía al PN en la clandestinidad], que no se escondió, fue preso y siguió estando”, finalizó.
Desde otras filas
Luego, varios senadores hablaron sobre Heber. El colorado Pedro Bordaberry dijo que este martes no fue “un día más”, sino un “momento significativo en la historia política de este Parlamento, pero también del país”. Le expresó “el respeto y la gratitud” de lo que su presencia significó “para nuestro sistema democrático, para un Parlamento plural y para, sobre todo, la calidad del debate nacional”.
El senador colorado recordó que la madre de Heber, Cecilia Fontana, “vio cortada su vida por el vil atentado que conmovió al país, y que aún hoy permanece como una herida abierta”. “En la línea alta, muy blanco, muy nacionalista; en la línea baja, uno encuentra algún otro color, de Domingo Arena y de otros más”, sostuvo Bordaberry sobre Heber.
Por su parte, la senadora del Frente Amplio (FA) Constanza Moreira señaló: “Me ha tocado a mí, en nombre de la bancada del FA, despedirte”. Resaltó que los 40 años de Heber en el Parlamento son los 40 años de la democracia, el período “más largo y estable que hemos tenido como democracia”. Moreira dijo que los largos períodos de historia democrática generan “legisladores todoterreno”, porque “alcanzaba una discusión de presupuesto para que Heber hablara del primero hasta el último inciso sin parar”. Por último, la senadora oficialista resaltó la negociación interpartidaria permanente entre posiciones distintas. “Porque con el Herrerismo tengo una distancia política enorme, pero esa es la vida de los partidos”, finalizó.