La universalización del saneamiento y el acceso pleno a agua potable son algunos de los objetivos adoptados por la Organización de la Naciones Unidas en el marco de la Agenda 2030, a la que Uruguay adscribió. Además, constituyen derechos humanos fundamentales; así lo consagra la Constitución de la República en su artículo 47. El Estado tiene la responsabilidad de garantizar estos servicios a toda la población.
El punto seis de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), “Agua limpia y saneamiento”, propone a los países “lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos” y “mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación”. En cuanto al saneamiento, plantea alcanzar, de aquí a 2030, “el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos”.
Uruguay abordó este punto en su Informe Nacional Voluntario de los ODS presentado este año.
Para evaluar el estado de las metas alcanzadas y los desafíos pendientes se combinó información de OSE, la Intendencia de Montevideo, la Dirección Nacional de Medio Ambiente, la Dirección Nacional de Agua, la Unidad Reguladora de Energía y Agua y la Encuesta Continua de Hogares (ECH) del Instituto Nacional de Estadística.
En base a datos de la ECH de 2017, la Consultora Investigación Aplicada (Cinap) elaboró el informe “Pinceladas de algunas necesidades básicas en Uruguay” para la diaria. El estudio revela que nuestro país está lejos de alcanzar la universalización del saneamiento y que aún viven en él personas sin acceso a agua potable en la vivienda.
Desigualdades en el acceso al agua
Sin agua potable no hay salud, no hay buena nutrición y no hay higiene adecuada. Sin agua potable no hay vida digna. En el mundo tres de cada diez personas –cerca de 2.100 millones– carecen de acceso a agua potable y disponible en el hogar, según un informe de 2017 de la Organización Mundial de la Salud y Unicef.
En Uruguay, según los datos de la ECH procesados por Cinap, 0,6% de la población no tiene acceso a agua potable en la vivienda. Para estas personas, el acceso al agua es calificado como “básico” o “inseguro” porque “no existe instalación destinada a los servicios”. Esta cantidad ha disminuido constantemente desde 2012: ese año, 1,6% de la población uruguaya no tenía acceso al agua potable.
94,6% accede a agua segura, lo que significa que en ese caso los prestadores brindan condiciones de higiene a la población; 4,6% de la población accede a servicios de agua mejorada, es decir que el hogar gestiona la calidad del recurso.
Analizar el origen del agua para beber y cocinar permite visualizar algunas desigualdades territoriales. Mientras que en las zonas urbanas 94,8% de la población accede a la red general del agua –que asegura que el agua esté apta para su consumo– y 4,5% a pozo surgente protegido, en las zonas rurales 76,6% no tiene acceso a esta red. En las zonas urbanas de menos de 5.000 habitantes, 5% de la población carece de este servicio. Cerca de 4.603 personas (0,4%) en el país obtienen el agua para consumir y cocinar a través de pozos no protegidos y 0,2%, mediante aljibes.
El arquitecto y catedrático de Acondicionamiento Sanitario de la Facultad de Arquitectura Eduardo Brenes sostuvo que los “fenómenos de contaminación tienen que ver con la aglomeración”, por ende quienes viven lejos de estos focos no corren riesgo de consumir agua contaminada y en el caso de “quienes están en las periferias urbanas y no tienen acceso al agua potable en la casa, van a buscarla con un bidón. No tienen cobertura en la casa pero sí tienen una canilla a 100 o 200 metros. En zonas urbanas nadie toma agua que no sea de red”.
De acuerdo al informe, los hombres tienen un acceso menor al agua de red general de OSE (94,1%) que las mujeres (95,1%). Entre los hogares sin acceso a la red de agua, los de jefatura masculina son “sensiblemente” más (7,4%) que los hogares de jefatura femenina (2,4%).
Saneamiento: lejos del 100%
De acuerdo al estudio de la Cinap, 1.373.814 personas (37,1%) en Uruguay no tienen acceso a la red general de saneamiento. Son aproximadamente 460.000 hogares que se concentran en la zona rural del país y en localidades urbanas poco pobladas, pero también en Montevideo.
En la zona rural, el porcentaje de población sin saneamiento es 98,9%, un total de 192.446 personas. En las localidades urbanas con menos de 5.000 habitantes el porcentaje alcanza 72% y aun en Montevideo –donde la población cuenta con mayor conexión a la red de saneamiento– el porcentaje de población sin saneamiento es de 15%. La concentración de población provoca que sea el lugar con más personas sin este servicio (208.328). En el informe se aclara que la medición se realizó sin tomar en cuenta los hogares sin baño.
“Saneamiento refiere a sanar”, sostuvo Brenes, y planteó que “hay muchas complejidades y muchas mentiras” en relación al tema. Dividió el acceso a saneamiento en cuatro categorías: conexión a red pública con tratamiento, conexión a la red pública sin tratamiento, tratamientos de agua privados y conexión a pozo negro. “No se trata sólo de tener conexión a la red”, es necesario que el conector tenga un tratamiento eficiente de las aguas residuales que “disipe el potencial patogénico” antes de verterlas en otras aguas, comentó Brenes. “De hecho, la mitad de Montevideo no tiene tratamiento, entonces las aguas salen crudas a las playas o la bahía. Eso de sano tiene muy poco”, añadió.
Además de que en muchos casos el servicio es insuficiente, muchas personas deciden no conectarse a la red general de saneamiento por los costos de la tasa. Brenes explicó que el Estado no puede obligar a las personas a conectarse, salvo que decidan vender el inmueble.
Los niños y los parásitos
En Montevideo las zonas sin saneamiento se concentran en la periferia y suelen ser las más pobres; hay barrios en los que el agua se desborda de los pozos negros con mugre y desechos. Esas piscinas podridas son un paraíso para los parásitos y la propagación de enfermedades. En esos charcos y suelo contaminados, los niños juegan.
El contacto con el suelo contaminado con materia fecal humana puede generar parasitosis intestinales, denominados helmintiasis transmitidas por el suelo, explicó la docente de Parasitología del Instituto de Higiene Ana María Acuña. Ascaris lumbricoides y Trichuris son los parásitos más comunes en el país y que afectan principalmente a los niños. Impiden el “crecimiento en su máximo potencial, repercuten en la capacidad de aprendizaje, pueden provocar anemia, diarrea, dolor abdominal y deterioro físico”, planteó Acuña.
Acuña señaló que a nivel general hay 1% de niños parasitados en el país, pero en los “lugares donde viven estos niños, en condiciones de vulnerabilidad, con casas inhabitables, con contaminación, sin saneamiento y sin agua potable, la cifra se eleva a 60% de niños parasitados”.
Pozos negros
“Se supone que los pozos negros son impermeables y que se vacían cada vez que se llenan. Eso para una familia sería cada 15 días. Claramente eso no sucede”, comentó Brenes. Indicó que si bien los municipios tienen barométricas, el servicio es “totalmente insuficiente”, lo que determina que las personas sean las responsables de llamar a la barométrica. Lo hacen quienes pueden pagar, quienes no ven sus pozos desbordarse.
“Eso que sacan las barométricas nadie sabe bien qué es lo que pasa porque no hay suficientes plantas para el tratamiento de esas aguas de barométrica. Entonces tiran en cualquier lado” y el control es “muy ineficiente”, manifestó el arquitecto.
59,4% de los hombres y 59,4% de los hogares de jefatura masculina tienen acceso a la la red general de saneamiento, mientras que en las mujeres el acceso alcanza a 61,6%, y 67,1% de los hogares de jefatura femenina se conectan a la red de saneamiento. En cuanto a la distribución por grupos etarios, los más afectados son los niños y niñas (de 0 a 11 años) y los adolescentes (de 12 a 17 años). 40% no tiene acceso al servicio de saneamiento general. Los mayores de 60 años son quienes más acceden a la red general de saneamiento (64,5%).
Sobre la universalización del servicio, Brenes sostuvo que “en la medida en que no haya demanda [social], no va a haber solución. En lo declarativo funciona bárbaro, pero si la gente no siente esto como un problema no se asignarán recursos a esto”.
Vivir sin wáter
La falta de infraestructura sanitaria es un foco latente de infecciones. Problemas dentales, infecciones urinarias, problemas gastrointestinales, prácticas inadecuadas de higiene son algunas de las consecuencias de esta situación.
Tener un espacio seguro y privado para defecar y orinar es un derecho vulnerado para 14.161 personas en Uruguay. Hay 5.200 viviendas en el país que no tienen baño. Según el informe de la Cinap, en las zonas rurales 0,7% de la población no tiene wáter en la vivienda. Las zonas urbanas también conviven con esta realidad; en Montevideo 4.918 personas no tienen inodoro y en las zonas urbanas de 5.000 habitantes o más la cifra alcanza las 6.183 personas.
Entre las personas con acceso a servicio sanitario con o sin cisterna no existen grandes diferencias al separar los datos por género. Sin embargo, al desagregar los datos por grupos etarios, las niñas y niños de entre 0 y 11 años son quienes menos acceden a este tipo de servicio en cualquiera de las condiciones previstas. Son 4.563 niños y niñas en el país los que no acceden a un inodoro en su hogar.
Condiciones sanitarias
81.841 hogares en Uruguay no cuentan con artefactos para calentar agua en sus servicios sanitarios, “lo que se traduce en casi 250.000 personas que no poseen dicha ‘comodidad’”, especifica el estudio de la Cinap.
Nuevamente, las zonas rurales son las más desfavorecidas. Allí, 15,3% de la población no posee mecanismos para calentar agua en sus baños. El porcentaje disminuye en las localidades con menos de 5.000 habitantes (9%) y con más de 5.000 habitantes (8%), hasta llegar al 4,5% en Montevideo.
6,8% de las mujeres uruguayas no tienen artefacto para calentar agua en el baño; entre los hombres, esta situación afecta a 7,5%. En cuanto a tramos de edad, los niños y niñas vuelven a ser los más afectados (10,6%), al igual que los adolescentes (9,3%).
Acceso a agua y Saneamiento en Uruguay
1.373.814 personas no tienen acceso a la red general de saneamiento
250.000 personas en Uruguay no tienen artefacto para calentar agua
14.161 personas no tienen baño en la vivienda
7.429 personas no acceden a agua potable en la vivienda
Fuente: Cinap, en base a Encuesta Continua de Hogares 2017.
Los datos pueden consultarse en Río Abierto Datos