“El estudiante se encuentra en una isla, en la cual no hay agua potable para beber, y el agua de mar, al ser salada, no ofrece las condiciones necesarias para el consumo. En dicha isla, existe un charco de agua que se acumuló, pero al estar muy sucia no se puede beber sin un procedimiento previo”. Así comienza uno de los ejercicios del libro Propuestas y ejercicios para educación ambiental de la Intendencia Departamental de Rivera, que se repartió en las escuelas riverenses a fines de abril. Desafía a los alumnos a encontrar una solución para purificar el agua con toallas higiénicas, una botella y un vaso de plástico. En el libro hay crucigramas, acrósticos, juegos, propuestas de investigación y actividades de extensión: herramientas utilizadas por las maestras, en escuelas urbanas y rurales, en la apuesta a una toma de conciencia, promoción de valores y a generar habilidades y hábitos en los niños y niñas para mejorar su relación con el entorno.

“El objetivo de la educación [ambiental] es la creación de una ciudadanía ambientalmente instruida que cuente con conocimientos básicos y se preocupe por los problemas ambientales”, define la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Es “el proceso de reconocer valores y aclarar conceptos para crear habilidades y actitudes necesarias que sirvan para comprender y apreciar la relación mutua entre el hombre, su cultura y su medio circundante biofísico”, agrega.

Contaminación de las aguas, de los suelos y la atmósfera; perjuicios y riesgos para la salud humana; pérdida de la biodiversidad; oficios con influencia directa e indirecta en los espacios naturales; concepciones culturales e históricas sobre la relación con el ambiente son algunos temas trabajados para la conservación de la naturaleza en los centros de enseñanza formal, específicamente en Primaria. “Las escuelas se constituyen como ámbitos privilegiados a la hora de pensar la planificación de verdaderos proyectos de Educación Ambiental” porque “desde su formación magisterial, los profesionales de Educación Primaria aprenden a intentar integrar los conocimientos, por ejemplo, en las secuencias didácticas que desarrollan”, se establece en la página del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA).

Línea transversal

El Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) aprobó en 2016 el Plan Nacional de Medio Ambiente (Planea) elaborado por la Red Nacional de Medio Ambiente para el Desarrollo Humano Sustentable (Renea). Entre las acciones a realizar, definió la difusión del plan, el desarrollo de cursos de capacitación para docentes, la promoción de espacios para estudiantes relativos a estas temáticas, propiciar la realización de proyectos acerca de problemáticas ambientales en las comunidades y en los entornos escolares y la coordinación con otros organismos e instituciones con el fin de actualizar acciones.

No existe un programa específico sobre educación ambiental en Primaria; los lineamientos planteados se encuentran en el programa escolar de CEIP aprobado en 2008. “Los contenidos vinculados a educación ambiental están en el programa, ordenados por varias disciplinas”, dijo a la diaria Pablo Caggiani, consejero de Primaria de CEIP. El maestro planteó que no hay una propuesta didáctica, como en el caso de la educación sexual, y que los docentes eligen cómo estructurar y ordenar los contenidos.

De acuerdo con el programa del 2008, “la Educación Ambiental se basa en el trabajo real, sobre problemas ambientales y problemáticas educativas concretas, en las cuales se estudian y analizan los problemas bajo el enfoque interdisciplinario”. El documento establece que en los niveles iniciales, la enseñanza en el vínculo con objetos y seres del entorno se ve entorpecida por los intereses de los niños y su pensamiento egocéntrico. En los grados siguientes, estas relaciones se hacen más visibles por la superación del egocentrismo. De esta forma se permite un acercamiento más complejo al conocimiento y análisis del vínculo entre los alumnos y el entorno, y la transmisión de conocimientos y prácticas concretas en la conservación de la naturaleza.

“La escuela rural, en general, está en una posición mucho más dura con respecto al medioambiente que el resto de las políticas públicas. Quienes terminan denunciando abusos en fumigaciones, contaminación de cursos de agua, el uso que hace el régimen productivo que tenemos en el agro, muchas veces son los maestros rurales. Las escuelas rurales son un actor tan importante como las organizaciones que están específicamente interesadas en el ambiente”, comentó Caggiani.

Un plan que unifique

Desde su creación en 2005, la Renea ha destinado recursos a la formación y capacitación de educadores ambientales y a la promoción de eventos y debates sobre la materia. En 2014, tras cuatro años de trabajo, se publicó el documento marco del Planea con el objetivo de unificar conocimientos y actuar como guía para acciones en la materia. Además de ANEP, avalaron el documento el MVOTMA, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y la Universidad de la República (Udelar). Los cometidos asumidos por la red son coordinados y llevados adelante por Educación Ambiental del MEC, creada en 2013. El área tiene como objetivo la articulación de políticas de educación ambiental a nivel nacional que surjan desde la Dirección Nacional de Educación (DNE).

El Planea se presentó como la sugerencia desde la Renea para la implementación de la normativa vigente sobre la educación ambiental en el país. La Ley General de Educación establece en su artículo 40 la incorporación de la educación ambiental como línea transversal, y sostiene que “tendrá como propósito que los educandos adquieran conocimientos con el fin de fomentar actitudes y comportamientos individuales y colectivos, para mejorar las relaciones entre los seres humanos y de estos con el entorno”. La Ley General de Protección del Ambiente indica en su artículo 11: “Las entidades públicas fomentarán la formación de conciencia ambiental de la comunidad a través de actividades de educación, capacitación, información y difusión tendientes a la adopción de comportamientos consistentes con la protección del ambiente y el desarrollo sostenible”.

En el Planea se señala que, “al no estar la Educación Ambiental suficientemente definida ni establecida como prioridad, la implementación queda confiada en gran medida al emprendimiento de los docentes”.

En todos los niveles de educación formal existe enseñanza sobre ambiente, aunque no hay un registro formal de las experiencias educativas en la materia.

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