En 2014 Uruguay fue el primer país del mundo en ratificar por vía parlamentaria el Convenio de Minamata para proteger la salud humana de los efectos del mercurio. Este acuerdo internacional, que entró en vigor en agosto de 2017, prohíbe la instalación de nuevas minas de mercurio, se propone reducir el uso de este elemento químico en la producción y establece criterios para su almacenamiento y eliminación. Minamata es una ciudad japonesa que en la década de 1950 registró 111 muertes de personas que ingirieron pescado y mariscos contaminados con mercurio.

En Uruguay, la principal productora de cloro para la potabilización del agua es Efice, una empresa de más de 100 años que utiliza mercurio en su proceso de producción. El 3 de mayo, la ministra de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse, y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, cortaron en el Parque Industrial de Pando la cinta de la planta de una empresa que está decidida a hacerle competencia: Alliance Uruguay, una joint venture entre el grupo inversor Klaff Realty y AVS Technology, una empresa de ingenieros y otros profesionales uruguayos. Este nuevo actor en el mercado del cloro no utiliza mercurio en su producción y cumple con la norma ISO 14.001 de protección del medioambiente.

La planta instalada en Pando fabrica ácido clorhídrico, hipoclorito y soda cáustica. Se construyó con una inversión de 8,5 millones de dólares, ocupa a 18 personas y genera cerca de 30 empleos indirectos entre proveedores y el sector del transporte. “Si se sigue produciendo con mercurio, se siguen generando residuos que terminan en disposición final. ¿Qué significa la disposición final? Un basurero que nadie puede limpiar. Eso es un problema que nos generamos todos, cuando en realidad esos productos se pueden producir de manera limpia. Esa conciencia es la que hoy no está implantada todavía, y lo que nos está costando mucho transmitir”, dijo a la diaria la gerenta general, Virginia Boschetti.

AVS tiene desde 2012 como inversionista al grupo Klaff Realty, que en 2016 adquirió Tienda Inglesa junto con Goldman Sachs. Klaff Realty tiene inversiones en campos en Uruguay y en cadenas de supermercados en Estados Unidos, entre otros rubros. Durante la inauguración de la planta, el representante de Klaff Realty, Jonathan Franklin, aseguró que se trata de “una experiencia diferente” para el grupo inversor. “La mayoría de nuestros proyectos tienen que ver con el mercado inmobiliario o con el comercio minorista. Administramos proyectos en Estados Unidos, Brasil, Chile y Uruguay. Actualmente contamos con un capital gerenciado de más de 1.000 millones de dólares. En ese contexto, Alliance Uruguay puede parecer un proyecto pequeño; sin embargo, para nosotros es muy importante”, destacó. La capacidad inicial de la planta le permite suministrar 40% del cloro consumido en el mercado local, pero tiene una capacidad potencial para abastecer a 100%.

La historia empezó en 2010. Tres ingenieros uruguayos, un técnico experto en compra de materiales y Boschetti, que tiene formación empresarial, conformaron AVS Technology. Empezaron fabricando una pequeña planta de cloro soda con la que en 2012 ganaron una licitación en Fortaleza, Brasil. “Es pequeña con respecto a las plantas que hay en el mundo. En realidad, no es tan pequeña, porque nuestros diseños pueden proveer a Uruguay entero”, acota la gerenta general de AVS. La planta provee de cloro para potabilizar el agua “en sitio”, instalada directamente en la usina potabilizadora. Boschetti aseguró que esto permite ahorrar costos y además elimina el riesgo de tener cloro líquido en una instalación. “El cloro líquido es como si fueran garrafas de supergás. Esas garrafas se almacenan, y ese almacenamiento trae un riesgo implícito de que en algún momento pueda haber una fuga. El cloro es un gas letal: fue el mismo gas utilizado en Afganistán. Lo ideal es no tener almacenamiento de cloro”, explicó.

¿Cómo surgió el vínculo de AVS con los inversores?

No teníamos dinero para terminar la planta de Fortaleza, por lo que salimos a buscar un apoyo financiero. Nos fue muy difícil de encontrar, pero dimos con un inversor que se interesó y que no tenía nada que ver con el rubro: tenía inversiones en campos en Uruguay. Un conocido de uno de nuestros socios nos conectó con él. Y él dijo: “Me gusta, y me gusta por varios aspectos. Porque se trata de una producción limpia, porque apunta a algo que va a ser cada vez más importante en el mundo, que es el agua, y porque me gustan los emprendedores que están atrás”. La planta [de Fortaleza] se puso en marcha en 2014 y está funcionando hasta el día de hoy. Tenemos contrato y la perspectiva es no salir nunca de adentro de la potabilizadora. Están muy contentos, han tenido un ahorro de costos por unidad, pero también en la dosificación: ellos utilizaban más cantidad de cloro que lo que utilizan con nosotros, porque el hecho de tener la dosificación directa al agua les produce menos pérdida de cloro activo en la corriente de agua de potabilización. Luego de esa planta, incursionamos en otros mercados y vendimos una planta para Islas Canarias, que empezó a funcionar en 2015 y lo sigue haciendo. Esa se construyó en el Parque de las Ciencias [en Canelones], que nos ha apoyado muchísimo.

¿Cómo surge la idea de instalar una planta de producción de cloro en Uruguay?

Estábamos haciendo todo esto para el exterior, y pensamos: “¿Y Uruguay?”. Durante 60 años, Uruguay tuvo un único productor de cloro soda, con una tecnología que nunca se aggiornó. Hace 30 años que existe la tecnología de membrana, que sustituye la tecnología de mercurio. Le planteamos al inversor que veíamos que era algo en lo que Uruguay tenía que ponerse a tono. Uruguay firmó el convenio de Minamata; fue, junto con Estados Unidos, uno de los dos primeros países que firmaron el convenio, pero sigue produciendo con mercurio. Le hicimos el planteo al inversor y le gustó muchísimo. Tiene las mismas bases: producción limpia, cuidado del medioambiente, apuntar a proveer productos inocuos. En 2015 arrancamos a estudiar las posibilidades del proyecto. La Intendencia de Canelones apoyó mucho por intermedio del Parque Industrial de Pando. Desde 2015 hasta 2017 se hicieron las gestiones con la Dirección Nacional de Medio Ambiente, se obtuvo la licencia de instalación, y comenzamos a montar la planta en abril de 2017. En diciembre de 2017 quedó operativa y comenzaron los testeos de producción, y en enero de 2018 comenzó la producción a nivel industrial.

¿Cuál es el perfil de los clientes de estos productos?

Son empresas de primera línea que internacionalmente tienen las premisas de comprar productos de producción limpia y están preocupadas por el cuidado del medioambiente. Hay empresas en el área frigorífica, en el área de bebidas, de aceites.

¿Tienen intención de presentarse a licitaciones de OSE?

Estamos esperando una licitación de hipoclorito de sodio. OSE todavía utiliza cloro licuado en Aguas Corrientes, pero hay estaciones más chicas, en el interior, que utilizan hipoclorito. Estamos esperando que surja esa licitación para darle a OSE un producto elaborado con nueva tecnología.

¿Hay posibilidad de introducir en Uruguay una tecnología como la de la planta de Fortaleza?

Lo hemos pensado, y no sólo lo hemos pensado, sino que lo hablamos con OSE, y el directorio estuvo afín a escuchar, a recibir propuestas. El tema es que la cantidad que OSE consume es relativamente pequeña para el tamaño de estas plantas, entonces estamos estudiando la posibilidad de hacer algún tipo de puesta de equipamiento que dependa de la planta principal: que la materia prima ya preparada vaya directamente a alimentar un equipamiento en sitio. De todas maneras, creo que OSE, a partir de esta nueva era de la producción de cloro soda en Uruguay, va a tener muchas alternativas y se le abren muchas puertas. Disminuyen los costos y van a seguir disminuyendo. Al haber un monopolio, no acceden a negociar: no eligen precio, no eligen calidad. O a veces no se trata de elegir, sino de tener dos proveedores, que a cualquier empresa le resulta algo bueno.