¿Cuántas consultas se recibieron por posible intoxicación con plaguicidas agrícolas y veterinarios entre 2011 y 2018? ¿Cuáles fueron los principios activos causantes de esas intoxicaciones? ¿Cuál fue la media de edad? ¿Cuáles fueron las circunstancias de intoxicación más frecuentes?

Estas preguntas fueron formuladas por la diaria, por medio de la Ley 18.381, de Acceso a la Información Pública, a la Cátedra de Toxicología del Hospital de Clínicas de la Universidad de la República, que gestiona el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT), centro de referencia nacional sobre sustancias químicas potencialmente tóxicas.

La respuesta, del 25 de abril, comprende sólo tres años de ese período –2012, 2015 y 2017–, porque el centro no tiene digitalizada la información de 2013, 2014 y 2016.

Como muestran los gráficos, en ese período el CIAT recibió 1.128 consultas, lo que da un promedio de 376 consultas por año. El volumen no varía, prácticamente, respecto de la cantidad de consultas que recibió el CIAT entre 2002 y 2011: 3.775, un promedio de 378 consultas anuales, según consignó la investigación “Intoxicaciones por plaguicidas agrícolas y veterinarios en Uruguay”, elaborada por docentes del CIAT. La edad media de los afectados en las consultas de 2012 fue de 31,6 años; la de 2015, de 33,7; y la de 2017, de 32,6. Ese dato también es similar a lo registrado por el CIAT entre 2002- 2011, cuando la media de edad de los pacientes fue de 32,9 años.

Circunstancia de intoxicación

Según la información del CIAT, en esos tres años la circunstancia de intoxicación más frecuente fue la no intencional, que abarca las circunstancias accidentales (456 consultas) y las laborales (310 consultas). En diálogo con la diaria, Amalia Laborde, directora del CIAT y del Departamento de Toxicología de la Facultad de Medicina, señaló las similitudes de los datos encontrados entre la investigación del CIAT del período 2002-2011 y la que se desprende de los datos entregados a la diaria. “Seguramente si uno hace un análisis más profundo puede encontrar una diferencia, pero mirado como un reporte no aparece nada que llame la atención en relación a lo que pasaba antes”. Laborde acotó: “Es interesante ver que se mantiene que las intoxicaciones más frecuentes son las no intencionales, porque siempre se le atribuye al suicidio una causalidad sobre la que tendríamos menos posibilidad de actuar preventivamente –lo cual es muy discutible–, pero además muestra cómo en realidad estas intoxicaciones ocurren por una disponibilidad no sólo a nivel laboral, sino también a nivel familiar”, expresó, e indicó que eso demuestra que “los plaguicidas de uso agrícola y veterinario llegan a un ámbito cotidiano que hace que ocurran accidentes que no suceden en el trabajo”.

En cuanto a los principios activos identificados (ver tabla), la cuarta parte de las consultas es por intoxicación con cipermetrina (insecticida) y le siguen las consultas por glifosato (herbicida); la mayoría de las consultas son por insecticidas, les siguen los hormiguicidas, garrapaticidas y herbicidas. No es posible comparar esta información con las consultas de 2002-2011, porque el estudio mencionado no tiene el detalle de los principios activos que motivaron las consultas. El fuerte de esa investigación es el análisis de casos: un equipo de tres profesionales analizó las 3.775 consultas recibidas e identificó 2.602 casos de intoxicación que configuraron cuadros clínicos atribuibles a la exposición al plaguicida (tenían síntomas o alteraciones en algún estudio paraclínico). En ese estudio, la cipermetrina y el glifosato encabezaron, también, el listado de principios activos que incidieron en aquellos 2.602 casos.

Foto del artículo '376 consultas anuales por intoxicaciones con plaguicidas'

Registros del MSP

La misma información que se le solicitó al CIAT se le pidió al Ministerio de Salud Pública (MSP). Entre 2011 y 2016 la cartera recibió 510 notificaciones correspondientes a egresos hospitalarios por intoxicaciones agudas por plaguicidas. Desde 2011 a 2017 inclusive el MSP recibió “102 consultas o denuncias por exposición/intoxicación ambiental y/o uso inadecuado de plaguicidas”, expresa la información proporcionada a la diaria el 15 de mayo.

De las 510 intoxicaciones agudas, el MSP tiene identificados los plaguicidas causantes de 213 casos; en el top aparecen los insecticidas organofosforados y carbamatos –causaron 52,1% de los 213 casos–, les siguen los rodenticidas (22,1%), otros insecticidas (10,8%) y en cuarto lugar están los herbicidas y fungicidas (8,9%).

En cuanto a las intoxicaciones ambientales, el MSP informa que “se reportaron plaguicidas en 44% de los eventos” y que “las personas desconocen los plaguicidas involucrados en el resto de los casos porque fueron aplicados por terceros”. Se pudieron comprobar los plaguicidas en las matrices ambientales en 38% de los casos en los que se conocen los plaguicidas involucrados en las intoxicaciones ambientales; en la mayoría de los casos (75%) se encontró más de un plaguicida (ver cuadro), informó el MSP.

La media de edad de los pacientes con intoxicaciones agudas en el período 2011- 2016 fue de 32,6 años, mientras que la media de edad de personas involucradas en casos de exposición ambiental fue de 34 años, con un rango de edad que va desde los 11 a los 58 años de edad, informó el MSP.

Según los datos del MSP, la circunstancia más frecuente de los casos de intoxicación aguda “fue la intoxicación autoinfligida intencionalmente (266 casos), seguida de la accidental (113 casos)”. En cuanto a la exposición ambiental, “la circunstancia más frecuente es la exposición no intencional o accidental ante la aplicación de plaguicidas en predios linderos a viviendas de los involucrados”.

Datos: Ana Tuduri

Toxicidad y aplicación

El CIAT asesora al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca en la categorización toxicológica de los plaguicidas y en los primeros auxilios que se incluyen en las etiquetas de los productos. Los catalogados como clase I son los más peligrosos (se clasifican como Ia –extremadamente peligrosos– y Ib –altamente peligroso–; los de clase II son moderadamente peligrosos; los clase III, ligeramente peligrosos, y hay una cuarta categoría, nombrada “poco peligrosa para el uso normal o poco probable de presentar peligro agudo”. Los de clase I se venden bajo receta profesional de ingeniero agrónomo. Algunos, dependiendo de la concentración, pueden clasificarse en más de una categoría.

De los principios activos que figuran en el listado del CIAT, son de clase I el fosfuro de aluminio (Ia, insecticida, se usa en cereales y granos almacenados en silos y depósitos), el carbofuran (Ib, insecticida que se usa en cultivos de tabaco, maíz, sorgo y arroz), el paraquat (Ib, herbicida, se usa en vid, tomate, papa, canales de riego, barbecho, y poscosecha de girasol, sorgo y arroz, caña de azúcar) y el diclorvos (Ib, insecticida organofosforado, se usa en el control de plagas de los granos almacenados).

La cipermetrina es un insecticida del grupo de los piretroides. Abarca de la clase II a la clase IV. Se usa en frutales, soja, cereales, girasol, tomate y sorgo.

El glifosato, derivado de la glicina, es utilizado como herbicida para el control de malezas en cultivos de siembra directa (soja, por ejemplo), frutales, viñedos, caña de azúcar, maíz, viveros, forestales, canales de riego. Se clasifica como clase III. Es el herbicida más usado en Uruguay. En el libro Plaguicidas: toxicología clínica, laboral y ambiental, del Departamento de Toxicología, se aclara que la IARC (Agencia de la Organización Mundial de la Salud) lo clasificó como “probablemente cancerígeno para el hombre clase 2 A”, y que “la evidencia experimental es concluyente pero la evidencia en seres humanos es limitada”.