El Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) presentó en la tarde de ayer las denominadas “medidas de segunda generación” del Plan de Acción para la protección de la calidad ambiental de la cuenca del Santa Lucía. El objetivo, según explicaron las autoridades en conferencia de prensa, es profundizar y mejorar las medidas que se adoptaron en 2013. A partir de ahora se inicia una etapa de consulta y aportes, y está previsto que el nuevo plan se apruebe definitivamente en octubre de este año.

Los principales objetivos de este segundo paquete de medidas son disminuir el aporte de carga de nutrientes a la cuenca del Santa Lucía, en particular el proveniente de tambos y fuentes difusas; mejorar el grado de involucramiento y apropiación del sector productivo con las medidas; contar con metas cuantitativas que permitan evaluar objetivamente los avances, y fortalecer los procesos de contralor y seguimiento, entre otros.

En materia de asegurar la calidad del agua potable, se proyecta mejorar la infraestructura de potabilización de Aguas Corrientes con la inclusión de carbón activado granular, así como generar una reserva adicional de agua para el sistema metropolitano de más de 100 millones de metros cúbicos sobre el arroyo Casupá, de modo de garantizar el suministro de agua para la demanda pico prevista para el año 2045.

En cuanto a la disminución de aportes de fuentes puntuales y difusas, el planteo es establecer restricciones adicionales al uso de fertilizantes, dar cumplimiento a los Planes para la Producción Lechera Sostenible y establecer un protocolo para el monitoreo de fósforo en el suelo.

Asimismo, el plan incluye la ampliación de las zonas de amortiguación (o zonas buffer) en una franja de 40 metros a ambas márgenes del Santa Lucía en las subcuencas del río Santa Lucía, del Santa Lucía Chico, del río San José y del arroyo La Virgen del Tala, y en una franja de 25 metros a ambas márgenes en los cursos de agua restantes.

También se prevé desarrollar un “sistema de modelado de calidad y cantidad de agua para la cuenca”, que permita avanzar en las capacidades de predicción.

Otra dimensión novedosa de la nueva generación de medidas consiste en la introducción de criterios de valoración económica para evaluar, entre otros aspectos, los beneficios y costos en términos económicos de la introducción de medidas de protección del ambiente.

El plan tiene un horizonte temporal a 2030, aunque tendrá revisiones bianuales.