Un método común a nivel global para potabilizar el agua consiste en usar carbón activado para absorber los contaminantes que influyen en su olor, sabor o potabilidad. Mediante un pedido de acceso a la información pública, la diaria solicitó a OSE los datos de sus compras de carbón activado desde 2010. Según la información remitida, tanto en 2015 como en 2018 se compró unas seis veces más carbón activado que a principios de la década.

Entre 2010 y 2018 OSE adquirió un promedio de 640 toneladas de carbón activado por año a un costo aproximado de un dólar por kilogramo. Los datos, sin embargo, tienen una gran variabilidad, tanto en materia de cantidad como de precio. En 2010 se compró 214 toneladas de carbón activado por un precio total de 314.480 dólares. 2015 fue el año en que se solicitó mayor cantidad, con 1.450 toneladas por un costo de más de 1,3 millones de dólares. En 2018 se pidieron unas 40 toneladas menos pero se gastó más: 1,7 millones de dólares. En cuanto a 2017, se compraron unas 480 toneladas –o sea, el doble de 2010– únicamente en polvo vegetal.

OSE adquiere carbón activado en polvo vegetal desde 2014 por voluntad de experimentación, según Gustavo Lorenzo, gerente general del organismo. Lorenzo adelantó a la diaria que a partir de la próxima licitación se pedirá carbón activado sin mencionar su tipo, y se optará por el más barato.

Stocks y dosificación

En 2013, según informó Subrayado, OSE triplicó su dosificación de carbón activado en la planta de Aguas Corrientes, previendo una dosificación de hasta 100 miligramos por litro, conforme a los datos de monitoreo. “Nosotros dosificamos de acuerdo al problema que nos surge de los monitoreos que organizamos sobre el agua bruta”, explicó Lorenzo. “En este momento, prácticamente no estamos dosificando carbón activado en ningún lado, y, en caso de hacerlo, es en medidas preventivas”, agregó. Luego dijo que como “este verano no existieron eventos [de contaminación] importantes, consumimos muy poco”.

El doctor Néstor Tancredi, docente de Química en la Universidad de la República, se mostró sorprendido por el incremento registrado en los últimos años. El gerente general de OSE sostiene que se debe a los grandes volúmenes de agua que se potabilizan –más de seis millones de litros diarios en la planta de Aguas Corrientes–. En caso de que surja un evento de contaminación, OSE tiene “determinados stocks” que debe renovar con antelación, ya que el carbón activado “demora meses en llegar”, señaló Lorenzo.

Consultado sobre los efectos potenciales de la llegada de UPM en la calidad del agua, Lorenzo respondió que si bien hoy la segunda planta “no existe”, hay que tomar como referencia la planta de Fray Bentos, donde, según manifestó, no se notaron cambios significativos aguas abajo después de su puesta en funcionamiento. Sobre la presencia constante de algas en el río Negro, precisó que “en Paso de los Toros tratamos de usar más las perforaciones que el agua superficial para evitar tener el problema que nos pueden producir estas algas”. Otras obras que se proyectan incluyen la instalación de una batería de filtros de carbón activado granular –por un costo de 15 millones de dólares– en la planta de Laguna del Sauce, para abastecer Maldonado, Punta del Este, San Carlos, Pan de Azúcar, Piriápolis y Balneario Solís.

Producción y proveedores

Existen dos maneras de producir carbón activado: una por activación física, la otra por vía química. Con esta última se calienta la materia prima (madera, cáscara de coco, huesos) usando una serie de productos químicos (ácido sulfúrico o fosfórico). Así se obtiene, según Tancredi, un “material con alto porcentaje de carbono y porosidad al mismo tiempo”. En la activación física se necesita una etapa más: primero hay que “carbonizar [la materia prima] sin que haya aire presente”, lo que concentra el carbono, y después de lo cual se oxida gracias a aire o vapor de agua. Tal como informó Tancredi, “es muy común el carbón activado”, mucho más de lo que uno podría pensar. Se usa, por ejemplo, para refinar el azúcar, en los filtros de cigarrillos y en productos farmacéuticos. El interés del carbón activado para purificar el agua se encuentra, según el experto, en su estandarización: es un proceso reconocido mundialmente. Actualmente OSE está importando su carbón activado desde Brasil y China. Tancredi entiende que hay posibilidades de producirlo en Uruguay.

Si bien OSE compra cada vez más carbón activado, Lorenzo aseguró que esto no repercutirá en la tarifa: “Si el precio internacional [del carbón activado] sube o baja, la OSE va a pagar más o menos, y la gente lo mismo”, asegura.