Desde su detección en Sudáfrica hace apenas un mes, la variante ómicron del SARS-CoV-2 se ha convertido en la principal explicación de las nuevas infecciones en varios países. Por ejemplo, en los últimos 15 días, esta variante ha sido hallada en 80% de los positivos secuenciados en Rusia, 67,21% en India (donde se originó la variante delta), 57,73% en Reino Unido, 47,76% en México, 44,44% en Singapur y 37,05% en Estados Unidos.
Asimismo, se ha convertido en la variante predominante en Sudáfrica, Reino Unido, Dinamarca, Estados Unidos y, según la Organización Mundial de la Salud, no tardará en serlo en toda la zona europea.
La sintomatología de ómicron varía entre infectados que están vacunados e infectados que no lo están. Las personas del primer grupo presentan dolor de cabeza, congestión, dolores de cabeza sinusales (que se sienten como una presión en la zona de ojos, mejillas y frente) y dolor en la zona nasal en general. Por otro lado, el segundo grupo le suma a estos síntomas la tos, la dificultad para respirar y otros síntomas similares a los de una gripe. A diferencia de lo que ocurre con otras variantes de la covid-19, no hay pérdida del gusto ni del olfato.
Ómicron también tiene un período de incubación más corto. Si bien las personas infectadas con la mayoría de las variantes comienzan a contagiar a otros a partir del sexto o séptimo día desde que se infectan, en este caso ya pueden estar contagiando desde el tercer día.
Hospitalizaciones
Por otro lado, al igual que sucedió con delta en los países con alto porcentaje de vacunación y se repite con ómicron, las hospitalizaciones y en particular los ingresos a cuidados intensivos están desacoplados respecto de las infecciones.
El caso más claro es el de Reino Unido, que en los últimos días ha tenido cifras récord de infecciones, superando ampliamente los 50.000 casos diarios durante la segunda mitad de diciembre y llegando a superar los 100.000 en los últimos días, pero la cantidad de personas hospitalizadas y de pacientes que necesitan ventilación mecánica están en cifras similares a setiembre de este año (poco más de 8.000 hospitalizados y menos de 900 con asistencia mecánica para respirar), y muy lejos del peor momento de la pandemia en ese país, que ocurrió en enero de 2021, cuando los hospitalizados con asistencia mecánica para respirar superaban los 4.000 y las hospitalizaciones estaban próximas a las 40.000, según los datos oficiales.
Las muertes diarias en Reino Unido también han estado en niveles similares a setiembre (entre 100 y 150), alejadas de los dos picos más grandes de fallecimientos durante la pandemia en ese país, que fueron a mediados de abril de 2020 (durante una semana se reportaron entre 800 y 1.000 muertos diarios) y en enero de 2021 (entre 1.000 y 1.600 hasta fines de ese mes).
En Sudáfrica, el epicentro de ómicron, el pico de contagios desde el hallazgo de la variante se produjo el 17 de diciembre, cuando se alcanzó una cifra de 390 infectados por millón de habitantes en un lapso de siete días. Dos semanas después, la misma medición bajó a 239 por millón, según las cifras recogidas por Our World in Data, el monitor que lleva adelante la Universidad de Oxford.
Al mismo tiempo, los contagios en la provincia de Gauteng, donde fue detectada la variante por primera vez, bajaron radicalmente. El ministro de Salud sudafricano, Joe Phaahla, dijo que “los primeros indicios apuntan a que podríamos haber alcanzado el pico en Gauteng”, lo que demostraría que la curva de contagios es menor que la generada por la variante delta.
En Estados Unidos, en tanto, según los datos recabados por el New York Times con base en información proporcionada por agencias de salud estatales y locales y el Departamento de Salud y Servicios Humanos estadounidense, en la última quincena hubo un aumento de 105% en los casos positivos de coronavirus, pero el aumento en las hospitalizaciones ha sido sólo de 6% y las muertes no sólo no aumentaron, sino que incluso bajaron 5%.
En Uruguay aún no se ha confirmado el ingreso de la variante ómicron, pero sí se viene produciendo un aumento en los casos positivos desde principios de octubre. Según los datos recogidos por el Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de Covid‑19, en la última quincena se detectaron 9,87 casos nuevos diarios cada 100.000 habitantes. Se vuelve a los niveles de infección de julio de este año pero aún se está lejos del final de 2020, cuando aún no había vacunas en el país y la media estaba por encima de los 14 casos cada 100.000 personas.
A su vez, la relación entre infectados e internados también está desacoplada, llegando a 25 personas en cuidados intensivos por covid-19 al 27 de diciembre de 2021. Este número era de 63 personas en la misma fecha de 2020.
Respecto de los fallecimientos, entre el 1° y el 27 de diciembre de 2020 hubo 81 personas que murieron a causa de la covid-19, mientras que en el mismo período de 2021 los fallecimientos han sido 34.
Vacunación
Si bien contagia a personas vacunadas y recuperadas de covid-19, ómicron contagia y expone más a sus síntomas a las personas no vacunadas. En Sudáfrica apenas 26% de la población recibió dos dosis de la vacuna.
Según los datos de Our World in Data, hasta el momento 57,4% de la población recibió al menos una dosis de una vacuna contra el SARS-CoV-2. Sin embargo, ese porcentaje se reduce a 8,3% cuando sólo tomamos en cuenta las personas que viven en países de bajos recursos.
Mientras tanto, buscando captar a las personas que aún no quieren vacunarse por temor a la tecnología de ARN mensajero que utilizaron Pfizer-Biontech y Moderna, la Agencia Europea de Medicamentos aprobó el 20 de diciembre la vacuna de la estadounidense Novavax, que utiliza una tecnología más clásica.
El método de la vacuna de Novavax está basado en proteínas: presenta al cuerpo humano fragmentos inactivados (o sea que no provocan contagio) del virus del SARS-CoV-2, haciendo que este genere una respuesta inmune. Algunas vacunas basadas en proteínas son las que se utilizan para la hepatitis B y para el virus del papiloma humano (HPV).