En las últimas semanas los casos de coronavirus han ido en aumento. El último reporte emitido este lunes por el Ministerio de Salud Pública (MSP) contabilizó, entre el 11 y el 17 de diciembre, 4.941 nuevos casos, cifra que representa un crecimiento de 86,81% respecto de la semana anterior, cuando el aumento de los casos confirmados ya era notorio y los especialistas lo atribuyeron a “un cambio comportamental” del virus y a los sublinajes de ómicron, la variante del virus que actualmente circula.

Por otra parte, también este lunes, el Grupo de Trabajo Interinstitucional del Institut Pasteur informó sobre la circulación de BQ.1, un nuevo sublinaje de ómicron. Según informaron los especialistas que integran el grupo de vigilancia epidemiológica para aportar nuevos datos al MSP, es probable que la mutación presente un mayor riesgo de reinfección.

Un documento con declaraciones del grupo, al que accedió _la diaria _, detalla que BQ.1 es “un derivado” de BA.5, la variante que actualmente circula en Uruguay junto a BA.4. Agrega que el último sublinaje fue detectado en muestras que se tomaron a fines de octubre.

En cuanto al aumento de casos, los profesionales sostienen que si bien en Uruguay “aún no se puede establecer [los factores] responsables” del cambio en el comportamiento del virus, se sabe que en Estados Unidos “BQ.1 y BQ.1.1 [ambos sublinajes de la variante que circula] son los actuales responsables de la mayoría de los casos de covid-19”, según datos recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Las mismas variantes también han sido identificadas en algunos países europeos y en Reino Unido.

“BQ.1 muestra una ventaja” respecto de otras mutaciones detectadas y presenta “mayor riesgo” de reinfección, aunque hasta el momento “no hay datos sobre la gravedad o el escape inmunitario de los estudios en humanos”. Aun así, el grupo de vigilancia estima que “es probable que las mutaciones adicionales” hayan generado una ventaja, pero se necesita “más investigación”.

Por último, sostienen que con la información obtenida hasta el momento pueden concluir que “la protección contra las vacunas puede reducirse”, pero “no se prevé un impacto importante en la protección contra la enfermedad grave” ocasionada por el virus.