Cultura

El ingeniero industrial y especialista en informática Juan Grompone es un personaje multifacético: miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y de la Academia Nacional de Letras, ha escrito desde artículos de epistemología hasta novelas. Su creación más ambiciosa es la colección de libros La danza de Shiva, en la que desarrolla una historia materialista de la humanidad aplicando métodos cuantitativos. El tercer tomo de la saga acaba de editarse: trata sobre el nacimiento de las sociedades de clases. En palabras de su autor, se ocupa de las sociedades “sin propiedad privada, sin gobierno y sin dinero, usualmente dejadas de lado por las historias demasiado ocupadas por los héroes, las batallas y los reyes”. Con la excusa de este libro, Grompone recibió a la diaria para conversar de casi todo.

Nació en Lezica, pero hace 12 años que vive en Suecia. La poeta, narradora y performer Lalo Barrubia volvió al país para presentar su tercera novela, Los misterios dolorosos, luego de la premiada Pegame que me gusta (2009) y de Arena (2004). Barrubia es una de las protagonistas clave de los movimientos contraculturales que revolucionaron buena parte de la cultura uruguaya de los 80, entre las utopías vaciadas y los dioses ausentes, entre revistas under, performers y creaciones múltiples, uno de los tantos temas sobre los que hablamos con Barrubia.

Desde mañana hasta el 21 de diciembre se desarrollará en la plaza España (Ciudadela y la rambla Sur) el evento denominado "Farra", que reunirá a artistas del Cono Sur entre los que se encuentran Armandinho, Buenos Muchachos y Snake. Una de las presencias más notorias es la de Catupecu Machu, inclasificable y enérgica formación argentina que vuelve a Uruguay para presentar un recorrido musical por sus 20 años de carrera. Como adelanto del show, la diaria conversó con el guitarrista, vocalista y líder, el hiperactivo Fernando Ruiz Díaz, sobre la condición de músico, la espiritualidad y su persistente fascinación con Montevideo.

Composición de lugar: Italia a principios de los 60. El boom económico estaba en su apogeo, las contradicciones sociales emergían con una fuerza inédita, crecían consumo y producción, pero también las fuerzas sindicales, todo el mundo se podía comprar un Fiat 500 y un televisor, y todo el mundo participaba en huelgas larguísimas: vale decir, el país era una olla en ebullición. En el plano de lo simbólico letrado también reinaba cierta quietud antes de la tempestad. Había un gran estancamiento que empezó a agrietarse cuando en 1961 salió una pequeña antología poética: sus autores se autoproclamaban I Novissimi y eran cinco poetas de entre 26 y 37 años.

Anoche, en la sala Zitarrosa, se realizó la 51ª ceremonia de los premios Florencio, que entrega la Asociación de Críticos de Teatro del Uruguay. La fiesta de Abigail, dirigida por Jorge Denevi en el teatro Circular, y Las descentradas, con dirección de Mariana Percovich para la Comedia Nacional, compartieron el premio de espectáculo y dirección. La fiesta de Abigail obtuvo el premio a mejor actriz (Paola Venditto), actor de reparto (Moré) y elenco (integrado además por Denise Daragnès, Mariana Lobo y Claudio Castro). Por su parte, Las descentradas se quedó con los premios en el rubro vestuario (Gerardo Egea) e iluminación (el archipremiado Martín Blanchet).

El docente, fotógrafo e investigador Fred Ritchin visitó Montevideo invitado por el Centro de Fotografía. Participó en la novena jornada, "Después de la fotografía", nombre adoptado por el último libro homónimo de Ritchin, que fue traducido a más de siete idiomas. Además de profesor de Fotografía e Imagen en la Universidad de Nueva York, fue editor fotográfico de The New York Times Magazine y director fundador del programa de Fotografía Documental y Derechos Humanos. En esta entrevista, Ritchin habla de un mundo donde cada vez hay más fotografía y sin embargo ya no se confía en ella, de la "fotografía de la paz" y de la actual industria del fotoperiodismo.

Después de ver Ellas, el cáncer, el peluquero -documental de Álvaro Carballo y el español Julio Alonso que por estos días se emite en los andenes del metro de Madrid- salimos en busca de Mónica Navarro, una de sus protagonistas, quien además está estrenando su último paquetito de tangos, Calle, el sucesor de Perra y el número tres de un viraje que comenzara en 2007, del rock hacia el arrabal, en el que hoy debuta como compositora, dejando bien atrás la distorsión para zambullirse en el bandoneón.

No necesita presentación. Hombre de radio, escritor y músico, hace más de 25 años que lidera un programa muy escuchado en Argentina y Uruguay. Luego de casi cuatro años de ausencia, La venganza será terrible se presenta en Montevideo con tres funciones en El Galpón; la de hoy es la última. la diaria aprovechó la oportunidad para conversar con el creador de las Crónicas del ángel gris.

Es normal en los compositores que comienzan de muy jóvenes su carrera que sus primeros discos sean búsquedas, a acierto y error, de una voz propia, de una personalidad que los diferencie de la legión de músicos que tratan de hacerse su lugar bajo el sol. Sin embargo en Uruguay, país anormal en el que definirse por oposición es -o era- visto como uno de los mayores valores musicales posibles, no son raros los casos 
-sobre todo entre sus nombres más brillantes- en que un compositor ya presenta su personalidad musical casi completa e inconfundible desde sus primeras obras.

Aunque sus problemas médicos -en su mayoría producto de su obsesión por las modificaciones corporales quirúrgicas y las medicinas que le requerían- eran conocidos, la noticia de la muerte de Ricardo Fort, ocurrida ayer, sorprendió bastante. Recién había cumplido 45 años y más allá de sus problemas óseos no se le conocían enfermedades graves. Cantante correcto, bailarín mediocre, conductor soberbio e ignorante y actor nulo, Fort decía que quería ser recordado como un artista, pero no hay nada artístico por lo que recordarlo. Esto no quiere decir que no fuera un personaje de cierta importancia cultural y, sobre todo, un personaje significante.