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El cercano Far East
El lunes, en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI), se inauguraron dos exposiciones excepcionales: "Las otras fronteras: fotografiando el Far East", con 99 fotografías etnográficas de pueblos de la antigua Rusia imperial; y "Viaje a los mundos distintos: siguiendo pasos de las expediciones etnográficas de los principios del siglo XX", con objetos asociados a las prácticas chamánicas de los pueblos indígenas de Siberia y el Lejano Oriente.
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Un gol cantado

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Despertar con los gritos
Aunque despertó enormes entusiasmos entre la crítica y el público, "El conjuro" era más que nada un rejunte de recursos muy conocidos del cine de horror. Estas características se repiten en "El conjuro 2" y se agudizan.

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De zapada en zapada
“Yo quemo tu radio / y agito tu barrio, / hay una nueva generación, / a vos te canto esta canción”, espeta Federico Dinamita Pereda en la riffera canción “Rockin’ the barrio”, que abre su último disco, No hay más tiempo que perder (2015) -disponible en plataformas digitales como Bandcamp y Spotify-. Siempre con su banda, La Swing Factory, Dinamita fabrica un sonido rockero que tiene los cimientos de la vieja escuela, sin vueltas, y que se podrá escuchar en su máximo esplendor el martes 21 de junio en la sala Zitarrosa.

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Más, mejor, más grande
"Buenos vecinos" jugaba con varios de los lugares comunes del humor de “fraternidades” y los desmontaba. Sobre una secuela pendía la amenaza de perder frescura o mantenerse demasiado fiel a su predecesora, como pasó con la trama forzada e improbable de "¿Qué pasó ayer? 2". Sin embargo, su continuación tiene la rara virtud de casi calcar el arco argumental de la anterior -sin dejar de usar herramientas del manual de instrucciones de toda secuela- y, lejos de perder impulso, resultar más grande, más inteligente y más divertida.

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La memoria obstinada
Con esta película pasa algo incómodo. Por un lado, hay muchas cosas buenísimas: uno la acompaña con interés de inicio a fin, tiene escenas e imágenes memorables, cuenta con un gran actor, lidia de una manera particular con asuntos relevantes. Por otro lado, su resolución final, sin dejar de ser tremenda sorpresa, es bastante absurda, y su posible sentido alegórico está trabajado con un grado de timidez que casi lo anula. Esto perjudica mucho algo que es uno de los valores de cualquier película: su retrogusto. Creo que muchos espectadores pasarán un excelente rato en la sala de cine, pero será un poco como un niño cuyo corazón se llena de alegría porque le regalaron un vistoso juguete chino, que se le va a romper después de usarlo por primera vez.
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De andar lejos
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