Deporte
Yo me sentí campeón. Era eso. Ser campeón sin nunca haber estado en una práctica, sin haber quedado registrado en ningún formulario, sin que a Eduardo Espinel se le hubiese ocurrido nunca considerarme ni como sobrestante en aquella obra en construcción permanente; yo me sentía campeón, y así iba, alto del piso, con el pecho inflado y pensando sin pensar en eso, en la gloria de esa gente que no era mi gente, pero que parecía ser la mía.