Deporte
Corazón celeste
Todo fue rápido. Una carrera de cuchillo, de definición filosa, de olor a peligro de gol. Faltaban seis o siete minutos para el último pitazo. El salteño Edinson Cavani tocó en corto para la carrera frontal del pibe Abel Hernández y el zaguero Kali aterrizó de una al uruguayito. El africano quedó enojado protestando y el juez portugués le mostró la amarilla. El penal fue ejecutado por Cavani, con acierto de goleador nato: le pegó cruzado, bien fuerte y abajo. El esférico fue para un lado; Mamona, el ropero, para el otro.