Si se pretende mantener el proyecto de LUC, debería reconocerse ante la ciudadanía la intención de eliminar la autonomía del sistema educativo nacional, garantía de separación respecto de los vaivenes políticos.
Si el Presidente de la República Oriental del Uruguay determina que la concurrencia no es obligatoria, ¿cómo se hace en la vida real de un docente, en la práctica, para que la educación sea obligatoria?
Sería interesante aprovechar esta oportunidad para plantear, como otro gran objetivo de esta disciplina, abandonar el adultocentrismo. Ese pensamiento que por definición deja afuera al niño y al adulto-mayor.