Ojalá cada vez haya menos alambres de púa y colectivamente podamos construir un Montevideo que no se parezca a una trinchera de guerra, sino a una ciudad llena de esperanza, color y vida.
Las políticas de vivienda y hábitat deben ser concebidas desde las demandas de las personas y no desde la provisión de servicios financieros y constructivos.
La razón de ser de las ciudades, que son la obra de arte social más sofisticada de nuestra especie, es la concurrencia de lo heterogéneo, de lo dispar, de lo diverso.
Mariano Arana supo ser intendente en dos períodos, ministro, senador, edil y siempre un vecino más. Saber escuchar a todos, trabajar en forma colectiva y defender la ciudad, no sólo por sus edificios, sino por su gente.
Debemos permitirnos profundizar en diálogos internacionales y municipales con países que se encuentren en el Movimiento Municipalista Global, construyendo, como ellos dicen, más ciudades sin miedo.