En Cine mudo, Leo Maslíah reúne sus músicas para piano para acompañar a la película uruguaya Del pingo al volante y al clásico Sherlock Junior, de Buster Keaton
Tras haber sido estrenada en 2006 en Buenos Aires, recién el viernes pasado El último dictador y la primera dama pasó a la escena para el público montevideano en el Teatro Circular. Fiel a las tramas tímidas que encubren, indefectiblemente, gatos y perros encerrados, aquí el punto de partida para Maslíah es la cotidianidad de un déspota y de su esposa.
Hace algunos años prologué, a pedido de Gustavo Sala (que además me homenajeó -a mí, que soy judío- en una de sus tiras) el libro que recogía la primera etapa de las tiras de Bife Angosto. Ese libro fue publicado por una editorial cuyo director también es judío.
En la semioscuridad de la sala, el silencio respetuoso que espera a Leo Maslíah sólo es quebrado por la masticación de los incautos que han caído una vez más en la trampa del pop salado -acompañado previsiblemente de un deglutir ansioso de bebidas refrescantes-,y por la respiración achacosa e irregular de un equipo de aire acondicionado que llega a dificultar por momentos la atención en el espectáculo.