La Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM) volvió a movilizarse ayer en reclamo de una tasa única de 2% de interés para sus créditos, en vez de que, como sucede en la actualidad, algunas cooperativas paguen esa tasa y otras una de 5,11%. La semana pasada los dirigentes de la federación fueron recibidos por el presidente Tabaré Vázquez, y este le encomendó a la ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Eneida de León, seguir la negociación por el porcentaje. Desde principios de este año FUCVAM plantea varios reclamos, y algunos de ellos ya fueron contemplados por el Poder Ejecutivo, como por ejemplo el de recursos para construir más viviendas que las 10.000 presupuestadas para este período. La federación pedía crédito para 4.000, y Vázquez se comprometió a asignar dinero para 3.000 en la Rendición de Cuentas que será votada la semana que viene en el Senado.

Ayer, desde las primeras horas de la tarde, los cooperativistas instalaron en las inmediaciones del Ministerio de Vivienda cientos de casitas de cartón, y pasadas las 18.00 hubo una oratoria que cerró Jorge Díaz, secretario general de la FUCVAM.

Díaz dijo a la diaria que la negociación es “muy lenta”, pero que espera que el miércoles 26 la ministra haga una propuesta, que luego sería trasladada a la Asamblea Nacional de la federación prevista para el sábado 29. El secretario general adelantó que el ministerio plantea que el actual subsidio a la permanencia cubre la diferencia entre las tasas de interés, y que la rebaja sólo beneficiaría a los cooperativistas con mayores ingresos, algo que FUCVAM no comparte.

En su discurso, Díaz destacó la necesidad de que se exonere a las cooperativas del IVA a los materiales de construcción, un beneficio que tienen las empresas amparadas en la Ley de Promoción de la Vivienda de Interés Social. Dijo que “hay exoneraciones de todo tipo para capitalistas inversores que decían traer soluciones para las viviendas de los trabajadores” pero construyen viviendas que se cotizan al doble que las de las cooperativas, pese a que son “de la misma calidad”.