La Tercera Fiesta de la Chacra convocó a miles de personas

Con el chef Hugo Soca, conocido por conducir el programa de televisión abierta De la tierra al plato, invitando a saborearla, la cazuela de matambre se convirtió en una de las propuestas gastronómicas más exitosas del sábado al mediodía. Pero había de todo, desde platos exóticos hasta los infaltables del rubro: asado con cuero, chorizos caseros y pan horneado en horno de barro. La plaza gastronómica fue el fuerte de la tercera edición de la Fiesta de la Chacra, organizada por la Intendencia de Canelones, que se realizó el sábado y el domingo en el predio del Centro Educativo Rural de San Jacinto, a la altura del kilómetro 56 de la ruta 7. Con entrada libre y gratuita, la fiesta abrió los dos días a las 10.00 y se extendió hasta las 22.00. Como se planteó en el lanzamiento, realizado hace dos semanas durante la Expo Prado 2019, la Fiesta de la Chacra “es un evento único, que propone rememorar nuestras raíces y una cultura rural ligada a la inmigración y a la población indígena uruguaya. Este evento se caracteriza por la recreación y construcción de chacras con ranchos de barro y paja, la comidas tradicionales, vestimentas típicas, espacios de encuentro, su variada grilla de espectáculos artísticos y lo más destacado de la producción chacarera canaria”. Y eso fue lo que se vio. Por ejemplo, se pudo observar a una sembradora de principios del siglo XX en pleno funcionamiento y una demostración del arado con bueyes, algo que aún se sigue haciendo en Canelones, un departamento ajeno a los grandes latifundios y donde la producción se sustenta básicamente con emprendimientos familiares o de economía social y solidaria. Según las autoridades, esta edición fue la de mayor convocatoria.

En el medio centenar de puestos, además de las variadas propuestas gastronómicas, diversas cooperativas de trabajo presentaron sus productos. La Cooperativa Agraria de Productores Rurales de San Antonio (Coaprusa) presentó sus productos vegetales, “procesados, lavados y desinfectados, envasados en bolsas de calidad alimentaria, prontos para ser consumidos como parte de una preparación”, lo que se conoce como “cuarta gama”. ¿Qué procesa Coaprusa? Papa, zanahoria, calabacín, kabutiá, boniato (cuabé y cuarí), acelga, morrón, lechuga, espinaca, puerro y cebolla (blanca y colorada), con cortes en cubos, juliana, bastones, trozos, rodajas, mitades, hojas enteras y tiras. La diferencia con estos mismos productos, pero congelados, que se ofrecen en las grandes superficies, es que los que procesa esta cooperativa mantienen sus propiedades naturales y tienen una fecha de caducidad que varía entre los siete y los diez días. Se envasan en bolsas de dos, tres y cinco kilos. Coaprusa existe desde 2015 y está integrada por 37 familias vinculadas a la Sociedad de Fomento Rural de San Antonio. Mediante un convenio con el Ministerio del Interior, actualmente abastece con sus productos a las unidades penitenciarias.

Granos entre bichitos

Graneco es la Granelera Ecológica Cooperativa, cuya planta de elaboración y envasado está en el Parque de Actividades Agropecuarias de la Intendencia de Montevideo, ubicado en Colón Norte. Graneco elabora harina de maíz a partir de maíz criollo producido en pequeñas chacras de agricultores familiares y ecológicos de Montevideo y Canelones. En su stand expusieron los paquetes y las bolsas con los que envasan la harina para la venta, que entregan ellos mismos.

Cerca de Graneco estaba el puesto del proyecto Entrebichitos, una cooperativa que produce microorganismos eficientes nativos, una tecnología originalmente desarrollada en Japón, que consiste en un biopreparado “conformado por un consorcio microbiano compuesto por bacterias, hongos filamentosos y actinomicetos”. “Son seres vivos microscópicos que en conjunto forman sinergia, es decir, trabajan mejor en colectivo que separados”, dice el folleto que entregan para presentarse. La utilidades de este producto, que se vende líquido en envases plásticos de entre uno y cinco litros, son múltiples: la limpieza hogareña, los tratamientos de aguas residuales, para mantener limpia el agua que beben los animales, la eliminación de malos olores y la ayuda en los procesos de compostaje y en la sanidad de las colmenas. Se trata de un preparado “vivo”, por lo que debe usarse en un plazo de cuatro meses y medio, porque luego “mueren”.

Uno de los símbolos de la fiesta fueron los pañuelos en la cabeza de las mujeres. Blancos, con el logo de la Fiesta de la Chacra. También había tazas con el logo, que se vendían a 100 pesos. Uno de los puestos que las ofrecía era el de la Red de Grupos de Mujeres Rurales, una organización que une a artesanas, agricultoras, apicultoras, lecheras y avicultoras, que buscan alternativas productivas autosustentables para las mujeres del campo. “Nos interesa especialmente difundir los derechos que nos conciernen particularmente como mujeres, como son aquellos relacionados con la salud sexual y reproductiva, el derecho a una vida sin violencia, a la soberanía alimentaria, al agua y a la agroecología”, explican en el stand.

No faltó el rincón infantil, donde una oveja y un corderito se mezclaban con los niños pequeños. Como en todas las actividades de este tipo, el espectáculo artístico fue continuo. Desde danzas típicas y recitadores gauchescos hasta los infaltables Numa Moraes y Larbanois & Carrero.