¿Cuánto hace que trabajan juntos?
Alejandro Rey: Junto con Fernando abrimos este estudio hace dos meses, pero tatuando llevamos mucho más tiempo: yo, 22 años y él, como siete. Además de tatuar, me dedico a importar insumos para tatuajes y organizo convenciones de tatoo.
¿Qué fue lo que más se te complico y qué fue lo más fácil durante la pandemia?
Alejandro Rey: Al principio de la pandemia todos estábamos medio perdidos y con un poco de miedo. Yo estuve encerrado casi un mes, y luego empecé de a poco a tatuar en turnos cortos; a medida que la gente se iba acercando, nos íbamos animando a más.
Lo que más me complicó fue que tenía el plan de irme a vivir y trabajar a Tenerife y la pandemia me lo tiró abajo, además del miedo constante de no saber si podía mantener el local en Tres Cruces. Fácil no hubo nada, pero podría decir que una ventaja que tenemos los tatuadores es la de manejar agendas con un mes de antelación, lo que nos permitió a mí y a mi socio animarnos a abrir este local en medio de una emergencia sanitaria.
¿Qué pensás que va a pasar a futuro? ¿Qué te gustaría que pasara?
Alejandro Rey: Con respecto al rubro, creo que lo que va a pasar –y ya está pasando– que la gente le va a prestar más atención a la higiene de los locales y al respeto de los protocolos. Me gustaría que los lugares que no tienen tantas medidas de higiene las adopten, porque el cliente, a partir de esto, va a empezar a exigir. A un nivel más global, creo que la verdad la vamos a saber en unos años, y me gustaría que nos digan la verdad.
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