El origen alemán del enfoque de formación dual no le impide echar raíces en Uruguay. Ni pasantes, ni practicantes, a los beneficiarios del programa de formación dual, impulsado desde 2019, se los conoce como aprendices: jóvenes de 15 a 29 años que combinan las horas de aprendizaje en una institución educativa con la práctica que se logra al trabajar en una empresa en la que aplican sus estudios. Según le dijo a la diaria Guillermo Dutra, director del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), la iniciativa surgió en el marco de un acuerdo con la cooperación alemana en el que estuvieron involucrados la UTU, la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), el Inefop, la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay (CNCS) y el PIT-CNT.

La transformación del mercado de trabajo, la digitalización y la industria 4.0 posicionaron a las empresas como “un espacio de desarrollo de conocimiento y lugar de excelencia para incorporar los procesos de aprendizaje en el aula con formación práctica en la empresa”, explicó. Además, apuntó que hoy en día en el mercado laboral se valoran las competencias blandas y transversales que consisten en actitudes que tienen que ver con “el análisis crítico, la cooperación, saber resolver problemas nuevos, la comunicación, la resiliencia, el cuidado del entorno”. La empresa es el lugar adecuado para desarrollarlas.

Rosana Perdomo, exdirectora de Inefop en representación de las empresas de economía social, le contó a la diaria que el proceso de elaboración del programa de formación dual fue largo: “Para llegar hubo todo un aprendizaje a la interna con técnicos, con las cámaras vinculadas, con los trabajadores, fuimos a conocer otras experiencias. Se generó un proyecto de formación dual adaptado a la realidad uruguaya”. La intención era generar una herramienta que le permitiera a los jóvenes insertarse en el mundo laboral porque “hay chicos que tienen que dejar de estudiar por no poder conseguir trabajo”.

Inefop realiza un llamado para empresas que quieran trabajar con la iniciativa y evalúa si responden a los términos, comentó Dutra. Se les exige a las empresas habilitar vacantes de acuerdo al proceso de aprendizaje que acrediten por parte de las instituciones de formación y se le pide que designe un responsable que va a tutorear el proceso: “Después supervisamos y evaluamos que el desarrollo del aprendizaje práctico realmente se atenga al perfil y a lo que está aprendiendo en la institución de formación”.

Durante la primera etapa del programa, entre 2019 y 2020, participaron 227 personas, 180 egresaron de los cursos y el 75% lograron una contratación laboral cuando culminó el proceso de formación dual. Dutra indicó que desde 2020 a 2021 dieron un salto: “En 2020 hicimos solo un llamado al que se presentaron 10 propuestas, en este año vamos a hacer dos llamados, que implica más instituciones y propuestas”. Uno de los principales objetivos de esta edición es integrar al interior del país.

Pese a los avances del programa y el creciente alcance que se espera lograr en las siguientes etapas, Dutra identificó grandes limitantes en el país para promover la formación dual. En primer lugar, señaló que a nivel de las empresas hay “reticencias” en generar vacantes para desarrollar este tipo de propuestas. El motivo es que “gran parte empresarial del país son empresas pequeñas, las propuestas de formación dual tienen mayor facilidad en grandes empresas con más estabilidad”.

A su criterio, el problema más importante se dio en la debilidad de las propuestas formativas que hicieron las instituciones de formación: “Hay que fortalecer a las instituciones en la integración de la empresa en el trabajo de diseño curricular, la implementación del aprendizaje y la evaluación. Las instituciones están acostumbradas a trabajar y a desarrollar esto desde la perspectiva del aula y no articuladamente con empresas”.

Aprender cooperativamente

En la implementación del plan en el mundo de las cooperativas, la Cooperativa Integral Consultora (CIC) fue la que generó la base inicial. Daniel Egger, integrante de la CIC, habló con la diaria y comentó que la cooperativa impulsó la escritura del proyecto junto a Rosana Perdomo durante su etapa en Inefop. Para Dutra, la experiencia en la CIC es una de las más exitosas del programa y valoró su trabajo en la coordinación de otras cooperativas.

La CIC tiene dos grandes áreas, la consultoría y la educación. “En este caso, el proyecto vino a complementar la parte formación profesional y a darle un pequeño giro para que sea una formación para jóvenes”, explicó Egger. En este caso, la formación que da la CIC es de atención al público, ventas y marketing digital debido a que, junto a las cooperativas, identificaron que son las temáticas en que hay más necesidad laboral. Aunque en las próximas ediciones pueden cambiar las temáticas.

El proyecto tuvo dos etapas, la CIC se encargó de coordinar y ejecutarlo: “Nuestro rol en la ejecución del proyecto está en el seguimiento y acompañamiento de los aprendices, la articulación con las cooperativas y cuidar que lo que pasa en el aula pase en las prácticas formativas”, dijo. Comentó que la primera etapa la tomaron a modo de piloto y “salió redondita”, en la segunda asumieron desafíos que “trajeron fortalezas y cosas que hay que mejorar para la que viene”.

Reconoció como una fortaleza de la segunda edición trabajar con cooperativas del interior y con población vulnerada. Sobre el último punto, explicó que la población con la que trabajan está mezclada, hay aprendices que terminaron el liceo junto a otros que sí lo hicieron y que son universitarios: “Se pensó a propósito porque creemos que de esa interacción es que se da riqueza para todos los jóvenes y las jóvenes que participan del proyecto”.

El siguiente factor en juego es la empresa, la CIC coordina el trabajo con varias cooperativas con las que articula experiencias de formación dual para jóvenes. En primer lugar, Egger mencionó el papel de Kultura en el área de contenidos y luego, en prácticas formativas, está RedDentis, Brecha, la diaria, Caminos, Cadol (Cooperativa Agraria de Dolores), Molino Santa Rosa, Molino Florida e Hincapié. Destacó el trabajo de la última debido a que de sus centros juveniles provienen algunos jóvenes del proyecto.

Según Egger, Inefop juega un rol importante por el financiamiento y porque “hay un acompañamiento de las técnicas, hay un pienso conjunto, una ayuda a la resolución de problemas”. Además, destacó su tarea en la “construcción de una masa crítica de la formación dual”, que nace del intercambio entre las organizaciones.

En la actualidad, Rosana Perdomo es presidenta de la cooperativa odontológica RedDentis, sobre su experiencia con el programa de formación dual contó que hubo un período de selección donde CIC envió a seis jóvenes a los que le hicieron entrevistas: “De ellos íbamos a tomar a uno, pero quedamos encantados con dos que tienen perfiles bien diferentes y que se amalgamaron sin problemas al trabajo”. Entraron a trabajar con las mismas condiciones que cualquier trabajador y se les generó un lugar de trabajo específico. Además, indicó que ella y otros trabajadores tuvieron que hacer la capacitación como tutores.

En RedDentis todos los funcionarios tienen larga data, no hay rotación, por eso, Perdomo sostuvo que “una mirada diferente y joven ayuda a encontrar otras dimensiones que generan una renovación a la interna. Además, transferir desde los que tienen más años a los jóvenes va generando un dinamismo que realmente es muy beneficioso para todas las partes”. Puso como ejemplo una encuesta para tablet que generó uno de los aprendices y que está colocada de forma permanente en la recepción. “Para nosotros esto es ganar y ganar. Ellos tuvieron un entorno para una primera experiencia laboral que fue muy cálido”. Egger coincidió y agregó que los aprendices no solo aprenden, “también aportan ideas, hay un ida y vuelta en la práctica formativa que está muy bueno”.

Contó que, a la hora de elegir a los aprendices, pensaron en dos perfiles diferentes: “Uno relacionado con la atención al cliente y otro más vinculado al área de estadística, que nos pareció que era un perfil interesante para incorporar”. Aún falta que pase por el consejo directivo de la cooperativa, pero según Perdomo, “a priori” RedDentis ve de forma positiva seguir trabajando con este programa.

En diálogo con la diaria, Alanis Santana y Manuel Barreto, aprendices en RedDentis, hablaron sobre su experiencia durante el programa de formación dual, destacaron los avances que hicieron y contaron que siguen formándose en otras instituciones. Barreto valoró que “fue una primera experiencia laboral muy buena”, mientras que Santana destacó que pudieron aplicar las capacitaciones que tuvieron en la CIC durante su trabajo en RedDentis y apuntó que generó nuevas competencias para trabajos futuros.

“El eje de una cooperativa son las personas que la integran”

Los aprendices estudian y ponen en práctica sus nuevos conocimientos, pero en el mundo de las cooperativas, la formación dual tiene un elemento más: transmitir cómo funciona una. Según Perdomo y Egger, los que pasan por el proyecto valoran conocer cómo funciona una organización cooperativa: “Poder mostrar otra forma de gestión, otra forma de hacer economía, los jóvenes lo palpan porque se lo transmiten y es una de las cosas que reconocen del proyecto. Nosotros siempre les dejamos herramientas a los gurises para la búsqueda de empleo, pero también para emprender y, por qué no, emprender cooperativamente”, dijo Egger.

Barreto confirmó lo dicho y destacó la inserción en el mundo del cooperativismo como una de las partes más importantes de la experiencia. “No sólo nos dijeron cómo funciona el cooperativismo, pudimos ver cómo funciona. Por ejemplo, siempre nos invitan a participar en las reuniones que tienen, eso estuvo bueno para ver el funcionamiento”, explicó.

“El eje de una cooperativa son las personas que la integran”, apuntó Perdomo y debido a eso es que les pareció tan bueno que los aprendices llegaran de otra cooperativa. Argumentó que estar en atención al cliente en una cooperativa no es lo mismo que en otra empresa porque sus valores “están inmersos en toda la organización”, por lo tanto, cuando alguien se incorpora a la plantilla de trabajo para ser la cara visible tiene que entender cómo funciona.

Ahí es donde aparece el concepto de intercooperación. Egger consideró que el programa hizo un trabajo muy grande en la construcción de proyectos entre cooperativas y que el movimiento articulado de esas organizaciones ayuda a extender el alcance de la formación dual: “La idea no es que sea sólo una especialización profesional, sino que vaya más allá. Por ejemplo, para una población vulnerada es una herramienta que le permite una inserción laboral que de otra forma no pueden tener”, señaló.

“Estamos acostumbrados a que trabajamos en relación de dependencia o tenemos un emprendimiento individual, ¿y lo asociativo? Cada vez está más lejano, esta es una forma de organizarse, para nosotros es la mejor, capaz otros no tienen esa visión, pero está bueno vivirlo para después tomar decisiones”, concluyó Perdomo.