Quienes hemos dedicado numerosas horas a un videojuego sabemos que la experiencia es todo un arte. El desarrollo de videojuegos es una industria que crece a paso agigantado en el mundo, y es un rubro que Uruguay sigue de cerca. Game Dojo es una escuela en línea que forma a las y los futuros desarrolladores de videojuegos en cursos de modalidad completamente virtual. Nacieron en 2023 como cooperativa para “no depender de nadie”, con el fin de construir una escuela de calidad a distancia para que “quienes vivan en el interior del país y quieran estudiar para desarrollar videojuegos no tengan que venirse a la capital, con todo el gasto que eso implica”, explicó a la diaria Eva Sequeira, coordinadora del proyecto. La cooperativa pasó por el proceso de incubación que ofrece Incubacoop, el dispositivo institucional de acompañamiento a emprendimientos cooperativos del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) y la Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas (Cudecoop).

Junto con Sequeira, gran parte del equipo multidisciplinario de Game Dojo contó a la diaria cómo se preparan para recibir a su primera generación y los desafíos de una iniciativa que apunta intencionalmente a la juventud y al interior.

La escuela está conformada por un equipo multidisciplinario de profesionales dedicados a ofrecer una educación integral que abarca todas las áreas del desarrollo de videojuegos. “Creemos firmemente en la importancia de construir una comunidad positiva, inclusiva y diversa de desarrolladores”, consignan en su sitio web.

Una escuela peculiar

Game Dojo se diferencia del resto de la oferta educativa en este rubro por su propuesta de formación completa y, según explicó Christian Olivera, tallerista, “apunta a formar un perfil de estudiante, mientras muchas otras carreras de videojuegos dan sólo animación, arte o programación por separado o dan diseño de juegos, pero no diseño de videojuegos”.

Actualmente, “en la industria tenés que estar preparado para trabajar en equipo con las otras áreas. Nuestra carrera enseña programación, arte, diseño, música y todo lo que se necesita saber para poder hacer un videojuego. El estudiante, a medida que va aprendiendo, se va decantando por un perfil, pero aprende de todo”, completó Olivera.

A partir del hecho de que gran parte del equipo docente es oriundo del interior y de que la industria suele trabajar en formato home office desde cualquier lugar del mundo, otro diferencial de Game Dojo es la propuesta completamente en línea. “Siempre pensando en el estudiante que no puede estar presencialmente en un lugar concreto en Montevideo, ya que sabemos que existen muy pocas propuestas para ese público”, aseveró Yamila Imperial, asistente de Operaciones de la escuela.

Todo el equipo coincidió en que quieren “ser ese puente para que los jóvenes del interior descubran que existe una industria de videojuegos uruguaya, que pueden trabajar y vivir de lo que les gusta y apasiona sin tener que venir a Montevideo”.

Incluso a nivel económico, pensando en las familias, “no es lo mismo tener que alquilar alojamiento en Montevideo, pagar el costo de vida de la capital para quien viene a estudiar y a su vez invertir en una carrera que tiene un costo mensual”, analizó Sequeira, y destacó: “Nuestra carrera implica un gasto mensual y no implica gastos de transporte. Creo que da cierto aire para las familias en el momento de tomar decisiones sobre el futuro”.

Aprender haciendo

Destacan que la carrera es muy práctica. “Desde la clase uno ya están haciendo cosas. Hay un componente teórico cuando es necesario, pero los estudiantes están 100% aprendiendo sobre videojuegos. Son dos años de intensidad. Trabajan en una modalidad igual a la experiencia que tendrán cuando egresen”, aseguró Imperial.

Considerando que la industria del desarrollo de videojuegos se basa en el trabajo en equipo de distintas áreas, Olivera manifestó la importancia de “entender las lógicas de la industria; aunque no puedas programar ni una línea de código, si conocés la lógica de la programación, podés ayudar a tus compañeros programadores”. Por esto, insistió: “Queremos crear una carrera que le permita a esa persona que quiere hacer videojuegos pero no tiene ni la menor idea de por dónde empezar ni cuáles son sus habilidades poder descubrirlas, se identifique con un perfil y se reciba como diseñador, programador o artista”.

El equipo docente está conformado por ocho profesionales, entre los que se encuentran profesores de diseño, talleristas, docentes de programación, arte 2D y música, administrativos y coordinadores. Además, hacen énfasis en la importancia de tener recursos humanos asignados al seguimiento del alumno y la personalización de su experiencia dentro de la carrera.

La industria que duplicó su tamaño

Uruguay XXI describió que “el ecosistema uruguayo de videojuegos tiene innovación y espíritu colaborativo”, la industria duplicó su tamaño entre 2013 y 2020, y los juegos desarrollados en el país fueron descargados millones de veces. Esta combinación atrajo a empresas extranjeras como Etermax, Globant y Jam City, que situaron sus centros de operaciones en terreno oriental por su conveniente ubicación y condiciones que habilitan el negocio internacional.

En concordancia, la página web de Game Dojo estipula que quienes egresen habrán desarrollado cuatro videojuegos de su autoría. “Es una carrera que no les da la espalda a las necesidades de la industria. Tuvimos intercambios con determinados actores de empresas para actualizar el programa y saber en qué están trabajando, cómo lo hacen y qué necesidades tienen. Esto permite que egresen de nuestra escuela profesionales actualizados y agiornados con el día a día de la industria”, fundamentó Sequeira.

La carrera tiene 500 horas de clase en cada uno de los años, “es potente, integral, con mucha práctica, cada estudiante egresa con un portfolio armado. El egresado sale con la confianza de meterse en el mercado en el rol que quiera”, concluyó Sequeira.

En la misma línea, Olivera desarrolló que en el segundo año, además de dar Programación, Diseño y Arte, también dictan las materias Producción y Marketing, “que profundizan en cómo vender un juego, cómo presentarte ante un productor o a un publisher y cómo preparar un portfolio, cómo presentarse ante el mercado, cómo armar un currículum”. En sus palabras, “tenemos las herramientas para afirmar que quienes egresan tienen todo lo necesario para presentarse al mercado laboral”.

Con una propuesta educativa que acompaña el crecimiento de la industria y el incremento de desarrolladores de videojuegos en Uruguay, el panorama es alentador. “Que existan más profesionales genera más puestos de trabajo en la industria de videojuegos, pero también genera más equipos de desarrolladores independientes que son los que toman riesgos, los que innovan. Eso abre las puertas a que vengan más empresas a establecerse en Uruguay por la cantidad de talento que hay”, resaltó Olivera.

Sin embargo, Imperial explicó que “tirarse a estudiar el desarrollo de videojuegos” no es una decisión muy popular para muchos padres, pero el hecho de que los estudiantes estén en sus casas es una seguridad. “Entendemos que es una apuesta, pero seguro es más difícil convencer a tus padres de que te manden a estudiar videojuegos a Montevideo. De nuestra manera los van a ver efectivamente estudiando, haciendo sus proyectos y produciendo videojuegos desde casa”, contrastó.

Me sumo

La clave es animarse a un rubro no tradicional. Frente a esto, los docentes acordaron en que “a los estudiantes les convence la idea, pero a los padres les tenemos que entrar por el lado de que hay salida laboral, se trabaja bien, pagan bien y sus hijos tendrán buenos beneficios”.

“La persona que quiere hacer una carrera de videojuegos es apasionada por los videojuegos, un gamer, como le decimos nosotros, que quiere dar un paso más para poder meter mano en el detrás de escena de la creación del juego”, sostuvo Sequeira, y añadió que el primer paso es “animarse a hacerlo porque hay mercado laboral y es una formación completa”.

“Una frase que usamos bastante es ‘convertí tu hobby en una profesión’, porque la gran mayoría del equipo son jugadores y se convirtieron eventualmente en lo que son ahora. No es sólo jugar y estar diez horas frente a una computadora, sino que eso también se puede convertir en algo interesante y puede ser tu salida profesional a futuro”, valoró Federico Álvarez, docente de desarrollo.

Además, comentaron que varias empresas tanto a nivel local como internacional son apoyadas por planes de gobierno, y “si querés desarrollar de forma independiente también podés concursar por los fondos concursables”, apuntó Sequeira, y completó: “Es común que luego de trabajar varios años en una empresa los desarrolladores pasen a ser independientes”. Es una carrera que tiene flexibilidad en sus formas, “desarrollar videojuegos es algo que no termina en tu trabajo, es parte de tu ser, siempre vas a ser un desarrollador de videojuegos. Entonces, eventualmente concursás por fondos, armás tu propio equipo y contactás a gente de afuera que te publique el juego. Así han salido muchos casos de éxito en Uruguay”, concluyó Olivera.

Para anotarte en el curso de la escuela Game Dojo sobre desarrollo de videojuegos es necesario tener el primer año de educación media superior aprobado. Los cursos empiezan en febrero de 2025 y hay beneficios por inscripción anticipada durante diciembre. El medio de contacto principal es la web.