El plebiscito por el agua, que tuvo lugar en 2004 implicando una reforma constitucional apoyada por más de 64% de la población, marcó la legislación ambiental y la gestión de los recursos hídricos en Uruguay. De esta forma, se estableció en el artículo 47 que el servicio de saneamiento y abastecimiento de agua para el consumo humano serán prestados “exclusiva y directamente por personas jurídicas estatales”. A su vez, incorporó la participación de la sociedad civil y usuarios en “todas las instancias de planificación, gestión y control de los recursos hídricos” y determinó que esta gestión debería darse “anteponiendo las razones de orden social a las de orden económico”, entre otros puntos.

Organizaciones de la sociedad civil y sindicatos plantean su oposición al proyecto Neptuno, también conocido como Arazatí, sustentándose en esta normativa. la diaria conversó con el ministro de Ambiente, Adrián Peña, sobre la iniciativa privada que propone construir una nueva planta potabilizadora que tomará agua del Río de la Plata en la zona de Arazatí, San José, la reforma constitucional de 2004 y la búsqueda de hidrocarburos en la plataforma marina uruguaya.

¿Por qué es necesario comenzar a tomar agua del Río de la Plata para potabilizar?

Es necesario por varias razones. Es un tema de seguridad, fundamentalmente. Tenemos un problema de abastecimiento identificado, no es novedoso. Cuando asumió el actual directorio de OSE había agua para 20 días en Aguas Corrientes. El abastecimiento del área metropolitana corre riesgo, ya van tres veranos en que tenemos la luz amarilla encendida y hay que tomar una decisión. Este tema fue prioritario desde el día que asumí. Si recuerdan, asumí en Aguas Corrientes y eso no fue casualidad. Aguas Corrientes fue una inversión de privados de la que luego se apropió el Estado y supuso la primera planta de potabilización en la historia del Uruguay. Era un momento en que los uruguayos se estaban matando entre sí, porque fue en plena Revolución de las Lanzas. Yo pensaba, si en aquel tiempo pudimos solucionar el problema de agua potable, ahora también. Me imaginaba una solución parecida a la que hemos encontrado y por eso la decisión de asumir en Aguas Corrientes.

¿Por qué no apostar a reducir las pérdidas de agua potabilizada en lugar de crear una nueva planta?

El problema de las pérdidas no es nuevo, todas las administraciones han ido invirtiendo. El problema es que el ritmo de inversión es bastante más lento que las pérdidas. Ha logrado sostenerse en pérdidas de 50%. OSE está avanzando en esto, su proyección es avanzar y reducir la no facturación, que hoy es de 50%, a 30%, pero eso va a llevar mucho tiempo. No se solucionan en dos, tres, cuatro años. Lleva 10, 15 años de inversión permanente. Es caro y se siguen rompiendo [las tuberías]. Hay que acelerar el ritmo, pero igualmente así, es en un tiempo más lejano. De todas formas, la solución de abastecimiento seguro al área metropolitana tiene tres patas: Arazatí, reducción de pérdidas y Casupá. En las tres hay que avanzar, no es una sola. Si hacemos Arazatí, si solucionamos lo de las pérdidas y si tenemos el embalse en Casupá, no sólo solucionaremos el abastecimiento del área metropolitana, sino que podemos pensar en solucionar el problema en Maldonado, porque tendremos capacidad suficiente como para bombear agua desde aquí a Maldonado.

La academia reportó que en la época donde más se necesitaría utilizar Neptuno, que es en verano, va a haber presencia de floraciones y altos niveles de salinidad en el Río de la Plata.

Las floraciones existen en todo el país. Son un problema real desde el punto de vista ambiental. Para mí, el principal problema que tiene Uruguay es mantener la calidad de sus aguas en buena o muy buena, junto con un desarrollo económico productivo- industrial. En realidad, las chances de que se generen floraciones en el Río de la Plata son bastante menores, por muchas circunstancias. Las floraciones se generan fundamentalmente en los cursos que están dentro del territorio y llegan, en algún caso, al Río de la Plata, pero no se generan allí. El Río de la Plata tiene niveles de turbidez bastante superiores a los cursos de agua internos, lo que reduce significativamente la generación de cianobacterias en el lugar. Entonces, la generación, sin dudas, es mucho menor en el Río de la Plata que en el río Santa Lucía, por ejemplo. Luego, que lleguen al Río de la Plata es probable, como han llegado en algunos casos, pero no va a ser un problema mayor al que ya tenemos. Por otra parte, la planta que se instala es de última generación. Técnicamente, este tema está resuelto.

En una de las investigaciones, los científicos del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias reportaron que todos los meses hubo floraciones algales el año pasado. ¿Se está buscando solucionar la raíz del problema de la eutrofización y contaminación?

Primero, por tema de floraciones, tenemos más problemas intra-territorio que en el Río de la Plata.

Pero las cuencas, de una forma u otra, están conectadas.

Ese es un tema. Quiero decir, el problema de las floraciones no puede ser una objeción para la toma, porque en el resto del territorio es peor. Insisto, el problema de la calidad de las aguas es un problema real y no es un problema de hoy. Es un problema de acumulación, ya que los cursos de agua a lo largo de muchísimo tiempo han sido sumideros: todo ha ido a parar a los arroyos y ríos y se han generado consecuencias desde el punto de vista ambiental. Hay una cantidad de acciones que tomar en las cuencas para de a poco ir revirtiendo esa situación, que es un problema global. Con respecto a lo que podemos hacer en Uruguay, el abordaje es básicamente en tres áreas. Vamos a hacer una inversión para evitar lo que pasa en el interior, de que las aguas servidas terminan en los cursos de agua. Por otro lado, el Ministerio de Ambiente tiene más de 90% de los efluentes industriales controlados en tiempo real, era 40% cuando asumimos. Los efluentes industriales no están causando problemas en los ríos hoy. Puede haber algún caso, pero está bastante controlado. Luego, en el tema contaminación difusa, que es la generada por la producción agropecuaria, hay que seguir trabajando mucho en controlar los excesos de fertilización, que cambian la llegada de fósforo y nitrógeno a los cursos de agua y generan las floraciones.

¿Y sobre el tema de la salinidad en el Río de la Plata? También se conoció otro informe del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y Física de los Océanos que advierte que es esperable el registro de “eventos de salinidad extendidos por encima del umbral” de potabilidad en Arazatí.

La salinidad hoy no es un problema a nivel global. El mundo está lleno de plantas desalinizadoras. No estamos hablando de un cuco, ni de un problema inabordable. Pero aquí no se va a desalinizar, se va a tratar agua dulce. ¿Hay eventos de salinidad? Sí, los hay desde que se viene estudiando esto, en la década del 70. En este punto, la academia entra en contradicciones. La Facultad de Ciencias dice algunas cosas y la Facultad de Ingeniería, que es quien ha desarrollado el modelo sobre el cual se basa el proyecto Neptuno o Arazatí, dice otras. El modelo del ingeniero [Ismael] Piedra Cueva, [ex]decano de la Facultad de Ingeniería, es utilizado para diseñar el proyecto que establece la modelación precisamente de la salinidad. Para los momentos de salinidad, se construye la reserva de agua bruta dulce. La dimensión de la reserva va a estar dada con información real que estamos tomando. Nosotros tenemos una sonda instalada desde junio del 2021 en el punto donde va a ir la toma, todo este tiempo hemos estado midiendo y recibiendo la información. Hemos renovado el contrato con la Facultad de Ingeniería, seguiremos tomando la información mientras comience la licitación, la adjudicación, el comienzo de la obra. Seguiremos midiendo toda esa información objetiva.

A mí me cuesta mucho, con todas las variables arriba de la mesa, entender la oposición al proyecto. Me cuesta muchísimo, porque [el no optar por la nueva planta] es recargar la toma del Santa Lucía, es recargar una fuente interna que está sobreexigida. ¿Qué alternativa tenemos para solucionar el problema, sobre todo para las personas que no tienen acceso a otra agua que no sea el agua de OSE? Nadie me ha planteado otra solución.

Parte de la crítica también está en que haya una empresa privada involucrada en esto.

Eso es otra cosa. Entonces, cuando uno lee los informes, no es aquí, ni es allá, donde lo hagamos tenemos inconvenientes. Con la reducción de pérdidas no llegamos a tiempo para poder satisfacer la demanda. Yo quiero saber de dónde van a sacar el agua para abastecer a las zonas de Montevideo. Hay que hacer las cosas, yo estoy abierto a todo, pero ayúdenme a hacer, porque para opinar… Yo también opino, pero yo tengo que hacer, mi responsabilidad es hacer, es solucionar el problema de agua potable. Si a mí me dan otra alternativa, con gusto voy con ella, pero hasta ahora no aparece.

Adrián Peña.

Adrián Peña.

Foto: Alessandro Maradei

Uno de los puntos que la academia intentó poner sobre la mesa es el implementar medidas que solucionen de fondo el problema de contaminación de los recursos hídricos. En un nuevo manifiesto, emitido por doce investigadores e investigadoras del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales, recomiendan evitar ingresar en un proceso de abandono de la cuenca del río Santa Lucía, tomando como referencia casos anteriores a nivel país, donde poco a poco se ha sustituido una fuente por otra.

No va a pasar, estamos generando hipótesis sin ningún tipo de sustento. La responsabilidad del Estado en materia de calidad del agua está en el Ministerio de Ambiente, que se integra con egresados de las mismas universidades. Nosotros tenemos acuerdos con la Universidad de la República, tenemos acuerdos con el Centro Universitario Regional del Este [Cure] y trabajamos en todos los ámbitos en conjunto. Pero quien lidera este proceso y quien tiene la información de la calidad de aguas del Uruguay es la División de Calidad de Agua del Ministerio de Ambiente. La realidad es que también nuestros técnicos nos alertan sobre la calidad del agua del Santa Lucía. Más allá de lo que diga la academia, no es recomendable forzar más el Santa Lucía. Lo dice la academia, pero también lo dicen nuestros técnicos. Entonces, esta alternativa, Neptuno, parece razonable. También el Cure dice que lo más razonable es contar con una fuente alternativa infinita, como es el Río de la Plata. Lo dice en el informe. ¿Por qué su informe no es válido?

Dos de los tres científicos del Cure, que emitieron ese primer informe que hace referencia, son firmantes de este nuevo manifiesto donde se expresa que el Río de la Plata “no es, ni puede ser considerado, una fuente infinita de agua para potabilización”. La ciencia a partir del intercambio entre pares se va nutriendo, es uno de sus principios.

El Cure tiene un informe que recomienda la toma de agua del Río de la Plata y dice que es una buena decisión. Si ahora se desdice es otra cosa, eso es lo que dice el informe. ¿Qué es lo que dice el sentido común? ¿Ustedes entienden que Buenos Aires se abastece del Río de la Plata?

Hay hipótesis sin ningún sustento. ¿Cuál es la hipótesis sin ningún sustento? Que no cuidaremos el Santa Lucía porque ahora vamos a tomar 28% del Río de la Plata. ¿Quién dijo eso? ¿De dónde sale eso? ¿Por qué descuidaríamos la fuente fundamental? Es todo lo contrario, tomar 28% del Río de la Plata supone que nosotros vamos a aflojar la presión al Santa Lucía, que va a mejorar su caudal, que va a mejorar ambientalmente. Hay muchísimas cosas que se están haciendo y se están profundizando. Nuestra cuenca prioritaria es la del Santa Lucía y seguimos con el foco en seguir cuidándola. No sé de dónde sale que alguien va a descuidar el Santa Lucía porque se hace una toma en el Río de la Plata. Al decir de Borges, hay muchos más problemas imaginarios que reales. Lamentablemente, esto se transformó en un tema político.

El artículo 47 de la Constitución establece que los usuarios y la sociedad civil “participarán en todas las instancias de planificación, gestión y control de recursos hídricos”. En líneas generales, ¿qué piensa de la participación de la población en estos procesos de toma de decisiones?

Lo que yo pienso no tiene importancia, como en tantos temas. Lo que yo tengo que hacer es cumplir con la norma, aplicarla y llevar adelante la gestión. En la normativa hay una cierta ambigüedad, no define exactamente el alcance de la participación y esa es una de las dificultades que tenemos. Se abre un campo de interpretación bastante amplio. Está desde quien dice “la participación supone cumplir formalmente con un par de reuniones y está completo”. Formalmente lo está. Pero también está el otro extremo, donde algunos dicen “la participación supone que las personas decidan sobre lo que va a pasar”. En ese continuo, hay interpretaciones de todo tipo. Lo que está claro es que los ámbitos de participación no son vinculantes, quiere decir que ninguna resolución de un ámbito de participación es vinculante para la toma de ninguna decisión. Lo que a mí me interesa es que los ámbitos funcionen de forma tal de que las personas puedan evacuar sus dudas, puedan hacer sus planteos, que el proceso de participación sea rico y que de esos planteos se puedan tomar cuestiones que mejoren el proyecto.

En el caso de Neptuno, ya ha tenido cambios por la participación. Por ejemplo que la operación sea de OSE. Este fue un planteo que yo recibí en junio, en el ámbito del Consejo Regional del Río de la Plata, por parte del sindicato de OSE. El proyecto original no preveía que OSE fuera quien operara la planta, hoy sí la operará. No sólo ha habido participación, sino que además ha habido cambios en el proyecto como consecuencia de la participación. Pueden haber otros cambios en la próxima instancia. El punto es que si quienes vienen a la reunión del Consejo sólo dicen por qué están en contra, a repetir lo que ya escuché en julio y lo que ya escuché en septiembre, no vamos a tener demasiados aportes para poder incorporar.

¿Qué votó en el plebiscito de 2004?

El Partido Colorado votó en contra de la reforma. Yo era militante, no era candidato a nada. Voté en contra, ningún sector del partido votó a favor de la reforma.A mí me parece que hay cuestiones y cuestiones. Algunos temas del artículo 47 están bien, el asegurar el derecho al agua potable y demás, me parece que es positivo. Después, yo no tengo nada en contra de lo privado, ni nada en contra de lo público. Hay gente que está en contra de que las cosas sean siempre del Estado y hay gente que está en contra de que los privados se metan. En definitiva, yo estoy a favor de las soluciones, no veo un enemigo en el privado. Muchas veces pueden ser la solución para problemas que hay que solucionar. Es más, creo que un buen vínculo entre lo público y lo privado optimiza la gestión, pero con una privatización del agua nunca estuve de acuerdo. Ahora, la participación de privados en determinados procesos ha sido una ventaja. El recurso en ningún caso puede estar dominado por el privado. Sin embargo, he visto como una solución eficiente que el privado participe. Los uruguayos tenemos la manía de meter muchas cosas en la Constitución. Las Constituciones que más funcionan no tienen tanta cosa: son reglas claras, generales, que nadie viola, que siempre se cumplen y el resto es ley. Siempre creí en una Constitución, que tenga las grandes cosas y que el resto se puede ir ajustando.

Entonces, ¿para usted no es necesario que el artículo 47 de la Constitución establezca que la gestión de los servicios de saneamiento y el agua potable tiene que estar en manos del Estado?

No veo una ventaja significativa en eso a la hora de la solución de los problemas. Tampoco tengo ningún inconveniente en que así sea, es la norma constitucional y se va a respetar. Desde el principio siempre estuvo claro que el servicio de agua potable lo iba a brindar la OSE, eso no está en duda y aparte lo resolvió la ciudadanía. Ya está, lo tengo incorporado como una regla de juego, ni se me ocurre plantear cambiar esto. Es un tema sensible el agua, lo entiendo. Yo creo que para muchos de estos temas hubiese sido mucho más simple encontrar soluciones viables y rápidas. A veces pasa que hay mucha gente que ha vivido sin saber lo que es no tener agua. A veces esperar por la solución sólo del Estado es complicado.

Gerardo Amarilla, subsecretario del MA, señaló que no le parecía “muy sostenible” comenzar a buscar hidrocarburos en nuestra plataforma marina “avanzado el siglo XXI”. Usted no se posicionó aún, ¿qué piensa sobre este tema?

Es un tema complejo. La señal de que Uruguay está explorando petróleo, cuando vamos a una economía descarbonizada, es compleja. Sin embargo, la realidad es la realidad y es la que me toca gestionar. Aquí lo que vi es una oportunidad de proteger parte del territorio marítimo. Uruguay tiene 0,7% de protección de área marina, nada más. En esta administración, en el próximo año, vamos a llegar a 10% de área marina protegida, lo cual multiplica por más de 10 veces lo que había hasta esta administración. Esto lo logramos porque apareció el interés por la exploración. Cuando nos llamaron para decirnos que iban a explorar determinadas zonas, nosotros dijimos que queríamos proteger la zona. Entonces, comenzamos a identificar lugares donde la biodiversidad es prioridad.

Hay cuestiones colaterales positivas de la exploración. Una es que gran parte de la información que tenemos para declarar las áreas protegidas surgió de la obligación de darnos información a raíz de la exploración. Ahora las obligaciones van a ser mayores. También vamos a estar obligando a una explotación, si la hubiera dentro 10 o 15 años, neutral en emisiones. Nos dicen que con viento a favor en 10 años podría comenzar a explotarse.

Quiere decir que en 2032 recién podríamos comenzar a explotar hidrocarburos, si es que se encuentran. Uruguay y gran parte de los países del mundo tienen compromisos climáticos que incluyen la descarbonización para esta fecha.

Esa explotación tiene que ser neutral, quiere decir que no van a haber emisiones por esa explotación. Hay que ver si ese petróleo se consume en Uruguay, esta es una cosa a definir en los acuerdos. Yo creo que, en el marco de lo que estamos pensando, no necesariamente Uruguay podría ser un destino de algunas de esas explotaciones. Son todas cuestiones a ir manejando. Ahora, lo que ya estamos firmando, supone una explotación neutral en emisiones. Es decir, tienen que capturar el CO2 que se genera en la producción eventual. Luego, si se vuelca el mercado interno o no, es otra decisión.

Si se llegan a encontrar, ¿está de acuerdo con que se dé el paso de explotar los hidrocarburos?

No es que esté de acuerdo, es que tengo que lograr que confluya la sostenibilidad económica con la ambiental. Al ministro de Ambiente lo que le toca es gestionar las tensiones y lograr que la política económica se desarrolle con la máxima sostenibilidad posible. Esa es la tarea ingrata del ministro de ambiente, donde generalmente están todos descontentos. Cómo están todos descontentos, quiere decir que lo estás haciendo más o menos bien. Nunca hay uno feliz [risas].