Formalizar metodologías y protocolos de trabajo; asignar recursos humanos y materiales, más aun en las situaciones de extrema pobreza; repensar el manejo y la gestión de la información; realizar un abordaje interinstitucional e interdisciplinario; considerar que las familias con las que se trabaja tienen que ser parte de la intervención, y promover el fortalecimiento de redes familiares y comunitarias son algunas de las conclusiones que surgieron al cierre del encuentro efectuado.

En la actividad participaron funcionarios de la administración pública de diversos organismos y trabajadores de varias organizaciones de la sociedad civil que forman parte de algunas experiencias que se están desarrollando a nivel territorial en coordinación con los Servicios de Orientación, Consulta y Articulación Territorial (SOCAT) de Infamilia, y que tienen como eje de trabajo la familia. Técnicos de Maldonado, Durazno, Canelones y Montevideo asistieron a la jornada. En tanto, el viernes se llevará a cabo una nueva instancia de trabajo en Tacuarembó a la que concurrirán profesionales de Artigas, Salto, Paysandú y Montevideo.

Jorge Campanella, titular de la Dirección Nacional de Infamilia, contó a la diaria que un aspecto fundamental del encuentro era promover “el armado de redes a nivel local”. Explicó que la existencia de estos grupos interdisciplinarios permite que las distintas instituciones lleven una problemática social específica de una familia determinada a un ámbito en el que se la va a analizar a nivel interinstitucional, y en el que se generan distintas estrategias de intervención que tienen por cometido que la familia pueda salir de la problemática identificada. A modo de ejemplo indicó: “Una maestra percibe que hay maltrato en un niño, lo lleva al espacio, se identifica el problema y se elabora una estrategia de intervención. De lo contrario, la maestra queda sola, empieza a escalar sobre la institucionalidad de Primaria para ver si puede buscar una respuesta o no, mientras que ahí tiene a su lado técnicos del INAU [Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay], de salud, de Secundaria, etcétera, y lo puede abordar en este espacio”.

En cuanto a la tarea de estos equipos de trabajo, dijo que las formas de intervención varían en función de las necesidades de las familias. A veces los problemas están centrados en la violencia doméstica, otras veces en situaciones de vulnerabilidad, casos de abandono, de acceso a algún servicio, de realojo o dificultades en materia de vivienda, entre otras problemáticas. Aseguró que “para erradicar la violencia y reducir la pobreza e indigencia hay que tener estrategias nuevas de abordaje”.

Coincidencias

La dinámica de trabajo propuesta en el encuentro se desarrolló en grupos de diálogo, discusión e intercambio de experiencias. Luego cada equipo presentó un resumen de lo hecho y sus propuestas. Allí se registraron muchas coincidencias, tanto en el abordaje de las familias como en la necesidad de incrementar la inversión en los sectores de extrema pobreza.

Trabajar con la familia y no para la familia fue uno de los puntos acordados para generar que las distintas partes se involucren. Tampoco se trata de considerarla un problema ni de desarrollar la intervención desde el paradigma sino desde las fortalezas que tienen las familias; para lograr esto es fundamental dejar a un lado los prejuicios personales.

Los técnicos también coincidieron en la necesidad de “superar la lógica del compromiso profesional”, puesto que “el plus del compromiso, la dedicación y el amor por la tarea aparece mucho, no es una postura romántica porque las cosas no se hacen sólo con entusiasmo”,detalló a la diaria Lucía Pierri, jefa del Área Técnica de Infamilia.

Las propuestas efectuadas por quienes asistieron al encuentro apuntan a consolidar las intervenciones que se efectúen a lo largo del territorio. Su meta es desarrollar acciones sostenidas en el tiempo, lo que posibilita el incremento de la confianza y la cercanía con cada una de las familias. Pierri explicó que parte de lo concluido es que “se precisa pensar en dos escenarios simultáneos”. Uno de ellos plantea la transformación institucional, en la que hay que promover una atención de calidad, con más coordinación e integración para poder atender y entender al que se acerca. “Una atención de calidad pero con calidez”, resumió. El otro está relacionado con el papel de los técnicos en la intervención: “técnicos que tengan la capacidad de ver la familia en su globalidad y no sólo los sujetos sueltos”.

En referencia al involucramiento y la voluntad expresada por los funcionarios provenientes de organismos del Estado, sostuvo que “hay de todo”. Reconoció que hay funcionarios a los que uno no se imagina en la tarea, pero recalcó que muchos están haciendo bien su trabajo. En su opinión, lograr un cambio de actitud de los funcionarios públicos es parte de la tarea que tiene la reforma del Estado. “La idea del funcionario del Estado aburrido, sentado en la oficina, de un libro de Benedetti... contra eso tenemos que ir porque es un imaginario que nos inhabilita a generar nuevas cosas”, concluyó.