“Escenarios prospectivos en clave pedagógica” fue el nombre elegido para una actividad en la que docentes del Instituto de Educación de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de la Universidad de la República comentaron el Informe sobre el estado de la educación en Uruguay, del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed). Antes de los comentarios de los docentes de la FHCE, Mariano Palamidessi, director ejecutivo del Ineed, y Carmen Haretche, directora del área técnica del instituto, repasaron las principales novedades del informe, que ya había sido presentado al público en general el 30 de mayo.

Haretche señaló que el informe dejó por fuera “temas relevantes” porque no se disponía de evidencia novedosa al respecto, ya que para su elaboración se sistematizaron y recopilaron datos de otras investigaciones y estudios preexistentes. Entre estos temas que no fueron incluidos, mencionó cuestiones relacionadas con los currículos, la gestión y las necesidades de personas con discapacidad. En cambio, el estudio sí abordó temas como el acceso, el tránsito, los logros obtenidos y el egreso de los estudiantes en el sistema educativo, además del rol de los docentes y los recursos destinados a la educación. Según Haretche, se ofrece “un panorama general” del estado de la educación en Uruguay, y detalló que para la elaboración de cada capítulo del informe se partió de “preguntas empíricamente contrastables”.

La funcionaria del Ineed señaló datos “preocupantes” del informe, como el hecho de que al terminar la escuela, 56% de los niños no es capaz de localizar y relacionar información explícita, o que en ese mismo momento 62% no obtiene resultados aceptables en matemática y 71% en pruebas de ciencias. Según agregó, esos resultados sirven para cuestionar la afirmación de que todos los problemas se encuentran en la educación media.

Aportes

Nilia Viscardi, docente del Instituto de Educación de la FHCE, defendió la creación del Ineed y también valoró el informe, pero hizo algunas críticas y sugerencias. Según dijo, si se le va a otorgar importancia al nivel socioeconómico es necesario conceptualizar la variable y desnaturalizarla, ya que en la sociología existe un gran debate acerca de qué dimensiones tener en cuenta para su medición, lo que definió como un “desafío teórico enorme”. Más allá de que para Viscardi no es lo que quiere decir el texto, señaló que parecería subyacer la idea de que existe un problema de clases sociales que condiciona los aprendizajes, por lo que quedaría muy poco margen de acción por parte del sistema educativo, algo que para la docente hay que cuestionar. Según entendió, se trata de “un tema de teoría social y pedagógica”, y planteó la necesidad de elaborar muchos informes sobre la forma en que los distintos dispositivos pedagógicos favorecen los aprendizajes, más allá de la situación socioeconómica de los estudiantes.

Además, Viscardi señaló que para denunciar la desigualdad no es suficiente con señalar lo que está mal y no funciona, sino que también se necesita sistematizar lo que sí da resultado y puede revertir las situaciones problemáticas. “Por ejemplo, si sólo decimos que 46% no egresa y no aprende, no decimos nada de los que sí lo hacen, más allá de no estar en condiciones favorables”, ilustró. La docente valoró favorablemente que el informe del Ineed apueste a trabajar sobre la convivencia, aunque planteó que la forma en que aborda las competencias socioemocionales está demasiado direccionada a las capacidades que tiene el propio sujeto para aprender, y no tanto a la formación de un sujeto político.

Pablo Martinis, también docente del Instituto de Educación de la FHCE, rescató el título de la actividad, ya que en educación es necesario pensar prospectivamente y en clave pedagógica. Criticó que Uruguay esté acostumbrado a cambiar la política educativa cada cinco años y también dijo que el debate público educativo en el país presenta una “extrema pobreza”, con dificultad para salir de la discusión de temas coyunturales y la repetición de argumentos sin que pueda haber acumulación. Martinis cuestionó que en educación se haya instalado una “racionalidad tecnocrática instrumental” bajo la que si, por ejemplo, baja o sube un poco la repetición, ello significa la mejoría o el empeoramiento de todo el sistema. El docente reivindicó el lugar de lo político, que, según dijo, debe guiar el ejercicio prospectivo necesario.

Martinis planteó que el informe arroja insumos para el debate sobre la utilización de la repetición como un instrumento pedagógico. Otro de los temas en los que señaló que a partir del informe podría generarse una buena discusión es el clima de aula y las condiciones disponibles para que la relación educativa se lleve adelante. En ese sentido, reclamó la necesidad de darles más valor a los estudios cualitativos, ya que se trata de un tema difícil de medir cuantitativamente. Haretche señaló que el Ineed comparte esa preocupación y que está preparando un estudio longitudinal que combinará herramientas cualitativas para abordar los procesos con diferentes enfoques.

La tercera línea en la que para Martinis el informe del Ineed presenta insumos interesantes para el debate es el financiamiento del sistema educativo. Según explicó, para discutir al respecto sería necesario poder hacerlo por lo menos a mediano plazo, y planteó que el intercambio debería darse en clave de procesos de participación que llenen de contenido espacios previstos por la Ley de Educación, por ejemplo, los Consejos de Participación.