Desde hace 40 años, José suele visitar el barrio para comprar llaveros y luego revenderlos en 18 de Julio. Allí también están Ana Beatriz y María de la Concepción, que son primas y fueron a comprar servilletas. Las dos aprovechan para comer un pancho, como los que vende en el barrio desde hace 18 años María de los Ángeles, o los que ofrece Helio, cubano, desde que llegó a Uruguay, hace tres años. Por su lado, Daniel busca flores de plástico para llevar al cementerio.
Nina tiene “alrededor de 30 nietos y 11 hijos”. Al igual que Mary, fue a comprar regalos para sus nietos. Quiere conseguir algo para los diez más chicos, y uno de ellos, Junior, la acompañó.
Entre los otros que circulan por Arenal Grande y las calles que la cruzan están Leonardo, que es recolector de basura, Pablo, que desde hace siete meses hace encomiendas, y el payaso Tin Tin, que, además de ser payaso en el barrio, es topógrafo.
Ayer, en los días previos a Reyes, todos ellos, sus motivos y sus historias, confluyeron en las mismas calles del Barrio de los Judíos.
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