Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Ayer, la primera cumbre presencial entre Luis Lacalle Pou y Alberto Fernández fue “un asado de camaradería” en la estancia de Anchorena, y según el canciller Francisco Bustillo se habló “de todo”, pero “sin profundizar”. Quizá el mayor interés del lado uruguayo era que el encuentro se realizara, luego de que el ex presidente José Mujica asegurara, el mes pasado, que Lacalle Pou quería reunirse con Fernández pero no le hacían caso.

Nadie ignora que hay muchas diferencias ideológicas y políticas entre ambos presidentes, pero también es sabido que las relaciones bilaterales son inevitablemente intensas. Ya habrá tiempo para discutir lo que sea necesario.

Por el contrario, hay plazos apremiantes en la discusión del Senado sobre el proyecto de presupuesto, que hoy comenzará a votarse en comisión, pero el oficialismo tiene todavía debates internos pendientes, que espera resolver recién este fin de semana.

Entre las cuestiones no resueltas están las referidas a cómo se produciría la recuperación del salario real que se perderá el año que viene; y a la eventual reasignación de partidas para mejorar las dotaciones de la educación, los organismos de contralor y los institutos de la niñez. En ambos casos, la principal dificultad es que cualquier fórmula de acuerdo debe ser aceptada por el Ministerio de Economía y Finanzas y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.

Esto último dice mucho sobre las reglas de juego establecidas en los hechos por Lacalle Pou. En los primeros días de su mandato, Julio María Sanguinetti y Guido Manini Ríos hicieron pública su aspiración de que funcionara una especie de “mesa política” oficialista, en la que los principales dirigentes pudieran discutir las políticas gubernamentales, pero no se ha creado nada parecido. Esto tiene costos, y uno de ellos es que, como no hay evaluación colectiva de lo que se está haciendo en cada área del Estado, nadie está obligado formalmente a respaldarlo.

Un ejemplo son las declaraciones del senador nacionalista Sergio Botana sobre la gestión del Ministerio de Desarrollo Social. El ex intendente de Cerro Largo tiene sus propias ideas acerca de lo que debería hacer esa secretaría de Estado, y básicamente opina que la articulación de políticas nacionales con sustento técnico especializado debería ser sustituida por una fuerte transferencia de responsabilidades y recursos a los gobiernos departamentales, para que lleven adelante tareas tradicionales “de atención social”. A tal efecto, considera indispensable “desarmar lo armado”.

También “desarma lo armado” el curso de la Escuela Nacional de Administración Pública (ENAP) para mediadores del Ministerio de Trabajo en los Consejos de Salarios. En el material de estudio proporcionado se afirma, con base en opiniones de un consejero sénior del estudio Ferrere, que los procedimientos vigentes para la intervención del Poder Ejecutivo uruguayo en la negociación colectiva no corresponden a lo establecido en convenios de la Organización Internacional del Trabajo.

Según el gerente de la ENAP, la elección del material de estudio es parte de la libertad de cátedra.

Hasta el lunes.