Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

“La libertad responsable tuvo su momento”, dijo anoche el presidente Luis Lacalle Pou, durante una conferencia de prensa en la que dio a conocer nuevas medidas y recomendaciones del Poder Ejecutivo, con la intención de desacelerar la propagación del virus causante de la covid-19. También adelantó que el Parlamento recibirá uno o más proyectos de urgente consideración orientados a restringir el derecho de reunión, que comenzarán a ser tratados mañana.

Unas horas antes, el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) había confirmado que la situación es muy complicada, con circulación comunitaria del virus en el área metropolitana, o sea con contagios cuyo origen en brotes no ha sido posible identificar. Los casos nuevos diarios (más precisamente, su promedio en períodos móviles de siete días) se están duplicando en intervalos de 12 días. Según la evaluación del GACH, las medidas adoptadas el 1º de este mes no cambiaron esta tendencia, y si se mantiene podemos llegar sobre fin de año a 1.200 casos nuevos por jornada.

Los especialistas se esfuerzan por comprender a qué procesos psicológicos, individuales y colectivos, se debe el incumplimiento de las normas y recomendaciones sanitarias, a fin de mejorar la eficacia de los mensajes gubernamentales. Sin embargo, dentro del Poder Ejecutivo parece aumentar la convicción de que, mientras se afina la puntería en ese terreno, hay que aumentar el factor coercitivo.

Lacalle Pou adelantó que su intención es “reglamentar el artículo 38 de la Constitución”, donde se establece que el ejercicio del “derecho de reunión pacífica y sin armas [...] no podrá ser desconocido por ninguna autoridad de la República sino en virtud de una ley, y solamente en cuanto se oponga a la salud, la seguridad y el orden públicos”. Habrá que ver el texto, pero en principio cabe suponer que lo prudente sería adoptar disposiciones transitorias relacionadas con la emergencia sanitaria, en vez de acotar ese derecho en términos generales y por tiempo indeterminado.

Cuando se le preguntó al presidente sobre esa restricción del derecho de reunión, no dio muchos detalles pero puso como ejemplo las concentraciones nocturnas de personas en plazas y parques. La cuestión es que las actividades al aire libre son probadamente, de noche o de día, causas menores de contagio, y si se va a tipificar un delito parece indispensable especificar, con mucha claridad, en qué circunstancias la Policía, los fiscales y los jueces deberán considerar que hay una aglomeración riesgosa poara la salud pública.

A cualquiera se le pueden ocurrir ejemplos distintos del que manejó Lacalle Pou, y es importante no fortalecer el relato, sin base en evidencias, que atribuye el crecimiento exponencial de los casos de covid-19 a las movilizaciones sociales y a las personas jóvenes que se juntan en torno a tambores. Es delgada la frontera entre las “más íntimas convicciones” a las que aludió el presidente y los prejuicios.

Por último, llama la atención y preocupa que anoche no se haya hablado de fortalecer las políticas estatales de apoyo a los sectores más golpeados por la crisis, como recomendó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. La única mención de un subsidio se refirió a las empresas de transporte interdepartamental.

Hasta mañana.