La entrega de casi 800.000 firmas a la Corte Electoral por parte de la Comisión Prorreferéndum el jueves 8 de julio marcó un punto de inflexión en el transcurso de la campaña para derogar 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC), pero también fue un sacudón para el tablero político, que dejó al Frente Amplio fortalecido y en un rol más protagónico que al inicio de su período como oposición. Como contracara, la coalición de gobierno se “sorprendió” con un resultado que superó sus expectativas, según el sociólogo y director de Factum Eduardo Bottinelli.

“Primero hubo mucha sorpresa, incredulidad y hasta algún atisbo de negación o sospechas de que las firmas fueran reales; no a nivel de la alta dirigencia, pero sí hubo quienes pusieron en cuestión ese tema”, señaló Bottinelli en diálogo con la diaria. En su análisis, la primera reacción de la coalición tras conocerse la cifra de firmas recolectadas “no fue clara ni respondió a una estrategia”. Este lunes, Luis Lacalle Pou dijo que el gobierno va a debatir “si es que hay referéndum”, y para Bottinelli “quizás la primera reacción del presidente puede haber estado pensada con la idea de que se llegaba muy justo a la cantidad de firmas. En ese caso era razonable esperar al conteo de las firmas”, consideró.

No obstante, para el consultor en opinión pública “una cosa es cuando hay entre 3% y 4% de descarte y otra, cuando se supera ampliamente el margen. El descarte tendría que ser de más de 15%; tendría que ser algo muy mal hecho o apócrifo directamente, y no parece razonable pensar en esos términos”, apuntó.

Por su parte, el director de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnábar, opinó que “la primera reacción de los miembros de la coalición y del gobierno fue reconocer la legitimidad del proceso”, aunque “está claro que el gobierno y la coalición tuvieron un resultado que no esperaban, que representa un fortalecimiento de la oposición y la izquierda en general: las organizaciones sociales y el movimiento sindical”.

“En situación de campaña”

Para la politóloga Victoria Gadea, el gobierno veía como una posibilidad “bastante adversa” que se consiguiera la cantidad de firmas que se alcanzó, lo cual “tomó por sorpresa a todo el sistema político” y “obliga al gobierno a ponerse en una situación de campaña”. Este cambio de paradigma pone a un gobierno que “hasta este momento había conseguido mantener la hegemonía de la agenda pública” en “una situación plebiscitaria”, señaló. Esto se debe a que, a diferencia de instancias de democracia directa anteriores, en la LUC “hay asuntos que son bastante más complejos de entender, por lo que es inevitable que se transforme en una campaña a favor o en contra del gobierno”, explicó.

En esta nueva etapa, que probablemente iniciará con fuerza cuando la Corte Electoral ratifique las adhesiones, tanto los promotores del referéndum como la coalición de gobierno “van a tener que desplegar estrategias catch all [abarcativas]”, opinó Gadea, porque “para generar mayoría es necesario ir hacia un arco ideológico bastante más amplio”. Así las cosas, es esperable que se plantee “un escenario de mayor polarización”, en el que los dos actores intentarán “enamorar al electorado más de centro”, vaticinó.

En la misma línea, Bottinelli consideró que “es probable que se empiece a polarizar un poco más la discusión”, porque en el referéndum “no hay lugar para los grises: es sí o no”. En ese sentido, indicó que “aunque formalmente la discusión sea sobre el articulado que se está llevando a referéndum, en el fondo se van a contraponer dos perspectivas; va a ser una discusión de dos grandes modelos o posiciones políticas”, aseguró. Al igual que Gadea, sostuvo que “va a terminar siendo un referéndum contra el gobierno”.

En tanto, Zuasnábar prevé “una intensificación del debate o una polarización ‘a la uruguaya’”, es decir, “un mayor nivel de tensión” dentro de los parámetros a los que está acostumbrado el sistema político uruguayo. Para el sociólogo es de esperar “una dinámica política un poco más equilibrada entre gobierno y oposición que la que vimos en el último año”, en el que “tuvimos un gobierno con altos niveles de respaldo popular y un Frente Amplio [FA] al que le costó encontrar su lugar en la oposición”.

“Está claro que a medida que avance el gobierno lo esperable es que el FA empiece a encontrar más y mejores formas de hacer oposición, y es claro que el éxito en la recolección de firmas lo impulsa hacia eso”, auguró Zuasnábar.

“El juego de la coalición”

Un elemento que aún está por dilucidarse es “el juego de la coalición” en la etapa que comenzó, algo que “no está claro” aún, opinó Bottinelli. Si bien en la fase de recolección de firmas la estrategia fue no entrar en el debate, como “era razonable”, ahora los socios del gobierno deberán “discutir si la campaña se abroquela en una campaña única o [si habrá] libertad entre los socios” a la hora de dar el debate, apuntó.

Al respecto, Bottinelli sostuvo que esto podría llevar a discutir “una visión sobre el funcionamiento de la coalición que ha generado ciertas rispideces o por lo menos algunos desencuentros” a la interna de los socios, “que tiene que ver con el rol central del presidente, incluso tomando decisiones no con el conjunto de la coalición, sino con algunas partes, de alguna forma, fragmentando las decisiones”.

Para el director de Factum, si bien “es claro que el ejercicio de la presidencia que se adoptó es personalista” y que “las decisiones las toma el presidente, y se ha ido aceptando, mal o bien, esa función”, de cara al referéndum y la necesidad de alcanzar la mayoría el mandatario “necesita todo el electorado posible”, lo cual refuerza la necesidad de mantener la unidad con los socios de la coalición. En ese marco, Cabildo Abierto (CA) “tiene un desafío arriba de la mesa” entre perfilarse de cara a 2024 o plegarse a sus socios blancos y colorados en defensa de la LUC.

Gadea destacó que la coalición multicolor “tiene la particularidad de que son socios electorales y socios competitivos, lo cual genera incentivos para perfilarse y capitalizar su propio electorado”. Sin embargo, consideró que no es esperable que CA “vaya a marcar muchas más diferencias en esta situación actual”, pese a que tiene “incentivos para hacerlo”. En tanto, Zuasnábar opinó que “en la medida en que esta fue una ley que fue aprobada por los socios de la coalición, uno debería esperar que actúen articuladamente hacia la defensa de esta ley”.

Los “macrotemas” de debate

Sobre los temas en los que puede centrarse el debate, Bottinelli afirmó que es esperable que no sea una discusión “artículo por artículo”, dado que “hasta televisiva o radialmente sería inabarcable”, sino que lo previsible es que el discurrimiento se centre en algunos “macrotemas”: la “concepción del país” y los “roles del Estado” que se plantean en la LUC, la seguridad pública, la gobernanza educativa y el tema de la vivienda.

En tanto, para Gadea, la discusión “va a ser bastante complicada”, porque “de un lado y del otro constantemente se va a estar negando la verdad del otro”, y consideró que es difícil prever temas concretos. Por otro lado, sostuvo que la discusión que comenzará cuando se habiliten las adhesiones “plantea el desafío para el gobierno de debatir otros temas que no sean la LUC”.