Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Ayer la exfiscal Gabriela Fossati formalizó su ingreso al Partido Nacional. En su relato había adormecido sus preferencias políticas cuando comenzó a actuar en el sistema judicial, pero se le volvieron a despertar cuando durante su desempeño como fiscal en el caso Astesiano fue objeto de críticas por parte de la izquierda.
Es difícil calibrar exactamente cuándo se extingue o cuándo renace una pasión política, y por eso la narración de Fossati, que dejó el ministerio público hace menos de tres meses, no alcanza para despejar las sospechas de que actuó para favorecer al presidente Luis Lacalle Pou y a su Partido Nacional en la investigación de ese caso. Recordemos, por si hace falta, que el caso Astesiano involucra al jefe de seguridad de Lacalle, y que ya se comprobó que realizaba actividades delictivas desde las oficinas del gobierno en la Torre Ejecutiva.
Además de los argumentos señalados por dirigentes de la oposición, pueden apuntarse algunas otras señales de que Fossati no tenía intenciones de ir a fondo en su investigación.
Para empezar, con el pretexto de “preservar la institucionalidad” decidió dejar fuera de su indagatoria las comunicaciones entre Astesiano y Lacalle. El presidente, además, manifestó públicamente que Fossati debía seguir al frente del caso, cuando la fiscal dio a entender que pensaba dejarlo.
Además, su comparecencia en el programa En la mira dejó claro que su forma de analizar las comunicaciones de Astesiano parecía más bien guiada por el apuro que por la exhaustividad (las “palabras clave” en las búsquedas que mencionó eran demasiado básicas, por ejemplo).
Por otra parte, sus nuevas líneas de investigación parecían depender de lo que iba apareciendo en los medios, como si se enfocara en determinados temas cuando ya no había más remedio.
Esa falta de iniciativa en lo medular del caso contrastaba con su apertura de frentes en aspectos laterales –las insólitas citaciones a Gustavo Leal y Jorge Díaz– que ahora cabe interpretar como señales políticas hacia sus actuales correligionarios.
Su apuro por llegar a un acuerdo abreviado con Astesiano también puede interpretarse como una adecuación a la voluntad del gobierno de cerrar el asunto lo más pronto posible. Entre lo que la exfiscal no quiso profundizar está, por ejemplo, la trama de negociados con licitaciones públicas que manejaba el entonces hombre de confianza de Lacalle, y su involucramiento en la utilización del aparato de vigilancia estatal para el espionaje de opositores.
Con esa hoja de servicios, que incluye el empleo del verbo cosificar para mejorar la imagen de la persona que supuestamente debía investigar, Fossati se integra ahora formalmente al Partido Nacional, y desde el sector que apoya a la herrerista Laura Raffo se propone revitalizar el “wilsonismo del siglo XXI”. Puro fervor.
Hasta el lunes.