Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El presidente del directorio de OSE, Raúl Montero, empezó a hablar de plazos e informó que, si no se producen lluvias de magnitud suficiente para revertir las tendencias actuales, la reserva en la represa de Paso Severino alcanzará para “18 días más” en el área metropolitana, porque actualmente dispone de unos seis millones de litros de agua, y cada millón se consume en aproximadamente tres días.

Son datos alarmantes, y aún más si se tiene en cuenta que la estimación de la reserva es tentativa, porque no se sabe con precisión cuánto sedimento hay acumulado en el fondo de la represa, y que de todos modos, por la propia presencia de ese sedimento, cuanto más cerca del fondo está el agua, más complicado es que salga limpia.

“Estamos tratando de llegar a junio” y “realmente tenemos que cuidar el agua”, dijo Montero, pero la cuestión es que, si bien resulta bienvenida la tardía exhortación, y es más importante que nunca no derrochar agua, a esta altura la crisis no se va a revertir sólo porque la gente sea cuidadosa.

“Estamos en una etapa de preocupación”, señaló el ministro de Ambiente, Robert Bouvier. Era hora. En vez de plantear ideas extravagantes para tratar de convencer a la población de que el agua suministrada por OSE no es tan mala para la salud, y de que su único inconveniente es el gusto feo, las autoridades nacionales reconocen en voz alta la gravedad de la situación. No se trata sólo de los riesgos sanitarios del actual suministro, sino también de la perspectiva, lamentablemente cercana, de que el problema se agrave, con menos y peor aporte por las cañerías, fuera de cualquier interpretación caprichosa de lo que significa “potable” y en un marco de cortes programados, con perjudicios adicionales y crecientes para muy diversas actividades económicas.

Por lo pronto, hay que recorrer cada vez más para adquirir agua embotellada sin gas, y el aumento de la demanda crea un efecto inverso al deseable con una política de subsidio: quienes están en condiciones de hacer acopio son, obviamente, las personas que disponen de más dinero. Esta es una razón más para cuestionar que gran parte del apoyo a la población vulnerable dispuesto por el Poder Ejecutivo se realice mediante transferencias monetarias, que de nada sirven con comercios desabastecidos.

Primaria, con buen criterio, brindará agua embotellada en los comedores de escuelas de Montevideo y Canelones para aproximadamente 77.000 niñas y niños.

En este contexto, fue muy oportuno que la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, presentara 20 propuestas que incluyen suministro y control de precios del agua embotellada, aprovechamiento y cuidado de todos los recursos hídricos (incluyendo coordinar un uso sensato por parte de los grandes consumidores empresariales), campañas para informar y crear conciencia, adecuación de las tarifas a la calidad del servicio, mejora de los procedimientos de detección y reparación de pérdidas y, desde el punto de vista institucional, la formación de un “comité de crisis” que centralice el seguimiento cotidiano de la crisis y las decisiones para afrontarla. Después que no hablen de palos en la rueda.

Hasta mañana.