Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Dos hechos recientes muestran que, aunque el oficialismo insiste en atribuirse una orientación “republicana”, el presidente Luis Lacalle Pou actúa como un monarca.

Por un lado, el Poder Ejecutivo, mediante el Ministerio de Economía y Finanzas, decidió no autorizar que la Intendencia de Montevideo recibiera una donación del Banco Interamericano de Desarrollo para mejorar el acceso a agua potable en el departamento. La ministra Azucena Arbeleche alegó que el Ejecutivo se hará cargo por sí solo de los problemas.

Por otro lado, ayer iba a reunirse, por primera vez desde que comenzó el abastecimiento de agua no potable al área metropolitana, la Comisión de Cuenca del río Santa Lucía, que debe tratar la situación actual. Entre sus integrantes están representantes de OSE y del Ministerio de Salud Pública (MSP), pero ayer mismo se anunció que no iban a asistir.

El MSP dijo que debía participar en otra reunión “impostergable” sobre el mismo asunto, y al parecer no cuenta con personal capacitado suficiente para repartirlo en dos delegaciones. OSE hizo saber que sus autoridades no podían concurrir porque “Presidencia de la República ha dispuesto ser el único vocero autorizado para informar sobre la problemática del agua potable en el área metropolitana”.

Leyeron bien: las autoridades de OSE no pueden hablar de los problemas de suministro de agua. Es como si, en el marco de la emergencia sanitaria, Lacalle Pou le hubiera expropiado al MSP la potestad de informar sobre la pandemia de covid-19.

Lacalle Pou maneja una concepción de la autoridad presidencial que no sólo es inconveniente para la calidad de la democracia y de la política, sino que además excede a menudo las competencias que le asignan la Constitución y las leyes.

Uno de los puntos de apoyo de esta tendencia al desborde es la construcción imaginaria de “Presidencia” como un organismo predominante en el Poder Ejecutivo y en la totalidad del Estado, un proceso que no comenzó con Lacalle Pou pero que él ha consolidado y profundizado.

La presidencia es un cargo, y “Presidencia” es un área de asignación de recursos dentro del Ejecutivo, formada por las personas y estructuras que dependen directamente del primer mandatario.

No se trata de un organismo con potestades propias, y mucho menos de uno que tenga mando sobre otras partes del Ejecutivo. De hecho, tampoco el presidente tiene mando sobre los ministros (aunque los designe y pueda destituirlos) o sobre las autoridades de los entes autónomos y los servicios descentralizados, que por algo llevan esos nombres y que tienen como referencia, en cada caso, a un ministerio, no a “Presidencia”.

Obviamente, la información sobre las reservas de OSE y sus crecientes dificultades de suministro provendrá de la propia OSE. Que su traslado al público haya sido reclamado en exclusividad por “Presidencia” no se debe a que en la Torre Ejecutiva haya especialistas más capaces de interpretarla. Parece muy claro que la intención es acaparar, por motivos políticos y no técnicos, las decisiones sobre qué, cuándo y con qué palabras se comunica. Después nos hablan de transparencia.

Hasta mañana.