Columna
Menos Mujica
Cuando acababa de comenzar el gobierno de Tabaré Vázquez, parecía que el Frente Amplio se fagocitaría la política nacional. Parecía que la mayor fuerza electoral de este país desde 1999 prolongaría su avance incontenible. Parecía que no había con qué darle. Tanto parecía, que los fans del presidente tardaron menos de tres meses en proponer una reforma constitucional reeleccionista. El triunfalismo se mantuvo en alto durante tres, casi cuatro años. La enorme popularidad de Vázquez y de su gestión les sugería que la victoria en primera vuelta estaba asegurada.