Ver zorros en campos y montes uruguayos no es una rareza, por suerte. En los primeros, es más común el zorro gris o de campo (Lycalopex gymnocercus), y en los segundos, el zorro perro o de monte (Cerdocyon thous), aunque ninguna de las dos especies es exclusiva de esos ambientes.
Desgraciadamente, tampoco es raro verlos muertos, ya sea atropellados en las rutas o colgados de los alambrados, donde a veces se los coloca a modo de “advertencia” para otros zorros, como si esta acción fuera efectiva para evitar que se tienten con gallinas y corderos (aunque las investigaciones realizadas en nuestro país apuntan a que los corderos son más víctimas de perros que de zorros, como veremos más adelante).
Sin embargo, observar zorros tal cual aparecieron el domingo en Solís de Mataojo es menos común y más impactante. Seis zorros –cinco de campo y uno de monte– aparecieron muertos y apilados cerca de un alambrado, al costado del camino Cerro de las Caperuzas Chico, aparentemente tras haber sido envenenados. El hecho se conoció gracias a Uruguay Fototrampeo, plataforma dedicada a la divulgación sobre fauna local.
Zorros envenenados en Solís de Mataojo. Video de Agustino Alonzo (Uruguay Fototrampeo)
Sus responsables, Agustino Alonzo y Valentina Barreto, tomaron fotos y videos de los zorros muertos y las difundieron en su cuenta de Instagram. Junto con vecinos preocupados, hicieron también la denuncia correspondiente en el Ministerio de Ambiente, ya que las especies de zorros que habitan en Uruguay están protegidas por la Ley de Fauna.
El artículo 13 de la Ley 9.481 es bien específico sobre el uso de veneno. “La utilización no autorizada de cebos tóxicos, así como el hecho de dar muerte a animales de la fauna silvestre mediante envenenamiento, se reputarán como actos de caza de grave entidad”, señala.
Además de generar indignación, el caso despertó preocupación en el alcalde de Solís de Mataojo, Joaquín Cabana, ante la posibilidad de que hubiera cebos envenenados en el lugar (que queda muy cerca de una toma de agua de OSE y de un parque donde hay juegos para niños). Para enterrar literalmente el problema, funcionarios municipales hicieron un pozo con una retroexcavadora el lunes de noche y sepultaron los cuerpos de los animales.
Que la Ley de Fauna proteja a los zorros no ha evitado que casos como estos se repitan y que, incluso, productos ilegales destinados a matar o capturar a estos animales, como trampas-cepo y veneno, se vendan libremente. Esta persecución que sufren los zorros, amparada por la escasa fiscalización de las normas de fauna en el país, tiene su base en una reputación inmerecida que se fue cimentando a lo largo de los siglos.
Para muchas personas, los zorros son simplemente una amenaza para sus animales. Esta visión, además de no corresponderse con la realidad (como veremos más adelante), no considera los roles ecológicos importantes que cumplen estas especies en los ecosistemas ni los servicios que brindan a los propios humanos que los persiguen.
De eso mismo trata una investigación reciente realizada por biólogos brasileños de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), el Instituto de Investigación del Jardín Botánico de Río de Janeiro y el Instituto de Biociencias de la Universidad Estadual Paulista, ambos de Brasil. En él, muestran la relevancia del zorro de monte en la dispersión de semillas y en la regeneración de ambientes degradados.
Marcando la zeta del zorro
La dispersión de semillas facilitada por animales, conocida técnicamente como zoocoria, es un proceso ecológico fundamental para el mantenimiento y la recuperación de la biodiversidad. Tal cual indican los autores en su trabajo, muchas especies de plantas, particularmente las especies leñosas de las regiones tropicales, dependen de los animales frugívoros (que se alimentan de frutos) para dispersar sus semillas, facilitar su reproducción y colonizar nuevos hábitats.
Las semillas no sólo se ven beneficiadas por la capacidad de algunos animales de trasladarlas. A veces, cuando pasan por el tracto digestivo, aumentan su capacidad de germinación gracias a la remoción de parte de su capa exterior y al enriquecimiento nutritivo que experimentan al ser expulsadas con abono incluido.
Algunos carnívoros incluyen frutas en su menú, pero su rol como dispersores de semillas ha sido menos estudiado que en otros grupos de animales. De hecho, varios poseen características que los vuelven excelentes en esta función.
Es aquí donde entran en escena los zorros, omnívoros que frecuentan áreas alteradas por el hombre y toleran bastante bien la deforestación de bosque nativo y la forestación con monocultivos exóticos, el desarrollo agrícola y la degradación del hábitat. Estos animales son un gran medio de transporte para las semillas debido a varios motivos: pueden recorrer grandes distancias, frecuentan ambientes diversos, tienen la habilidad de retener las semillas una buena cantidad de tiempo (como sucede con los carnívoros, son de tránsito lento, por decirlo en términos publicitarios) y además no mastican mucho las frutas, lo que permite que la mayoría de las semillas que consumen permanezcan intactas después de pasar por su tracto digestivo.
Con este conocimiento en mente, los investigadores brasileños se propusieron analizar específicamente el rol como dispersor de semillas del zorro de monte (Cerdocyon thous), cuya dieta incluye pequeños mamíferos, aves, anfibios, insectos, crustáceos, frutas y carroña. Para ello, hicieron una revisión de las investigaciones sobre esta especie relacionadas con este tema.
Zorro de monte en monte nativo de Rocha.
Foto: Daniel Hernández (NaturalistaUY)
Manda fruta
Los autores sistematizaron la información de 37 trabajos en total, cuatro de ellos realizados en la región pampeana en la que se encuentra Uruguay. Se trata de investigaciones en las que se usaron distintas metodologías para determinar qué tan buen dispersor de semillas es el zorro de monte, como el análisis de muestras estomacales (en casos de animales atropellados), examen del contenido de las heces, y pruebas de germinación de las semillas recuperadas.
Los resultados mostraron que esta especie cumple un papel muy importante en la dispersión de semillas. De acuerdo con el análisis de los trabajos, consume al menos 128 especies de plantas que producen frutos, correspondientes a 81 géneros y 43 familias, en su gran mayoría nativas (110 de 128). Los frutos son una parte importante de su dieta: fueron hallados en 62% de las muestras analizadas. Además, resultaron el ítem alimenticio principal en 35,7% de los trabajos que evaluaron la dieta de esta especie.
Sabemos que el zorro de campo es buen dispersor de semillas porque al menos 75% de las especies de plantas evaluadas en las investigaciones germinaron exitosamente después de ser ingeridas y excretadas, “lo que indica que la germinación sigue siendo altamente posible a pesar del paso por el tracto digestivo”. El trabajo concluye que esta especie “proporciona una dispersión razonablemente efectiva para muchas de las especies de plantas que consume”, a pesar de que con frecuencia las excreta en lugares poco favorables, como rutas, senderos y áreas abiertas.
La revisión también destaca la capacidad del zorro de campo para la dispersión de semillas a larga distancia, ya que se mueve en áreas grandes (de hasta casi 13 kilómetros cuadrados, según han mostrado estudios). De hecho, los autores señalan el caso de unas semillas de lobeira (Solanum lycocarpum) dispersadas por zorros a ocho kilómetros de la planta madre.
En conclusión, los zorros de monte tienen todo el potencial para funcionar como agentes restauradores de nuestros ecosistemas. El trabajo destaca que su capacidad “para prosperar en hábitats alterados reviste especial importancia para la restauración ecológica, dada la carencia de dispersores de semillas de gran tamaño en estos ambientes”. Aunque también pueden transportar semillas de plantas exóticas, lo que podría generar problemas ambientales, esta revisión muestra que consume mayoritariamente frutos nativos.
Estas conclusiones corresponden a investigaciones regionales hechas fuera de Uruguay, pero ¿por casa cómo andamos? Un par de trabajos locales, que escaparon a la revisión de los autores, muestran que los zorros también cumplen estos importantes roles ecológicos en nuestro país.
Aventuras de don Juan
“No cabe duda de que el zorro de monte es un buen dispersor de semillas por la información que tenemos de otros países de la región, aunque no haya muchos datos locales”, explica Enrique González, responsable de la Sección Mamíferos del Museo Nacional de Historia Natural. Para Enrique, es claro, con base en la evidencia existente, que los zorros cumplen este y otros roles ecológicos fundamentales en el país.
Las pocas investigaciones hechas en Uruguay apuntan en este sentido. Un trabajo de 1995, realizado por Eduardo Alonso, Ricardo Rodríguez y Mario Clara en la Estación Biológica Potrerillo de Santa Teresa, mostró que el zorro de monte dispersa semillas de palmera butiá (Butia capitata). Todos los excrementos de esta especie colectados en esa investigación contenían frutos de butiá, y se encontraron semillas germinadas en tres deposiciones de zorro en el monte. “Lo observado permite plantear la hipótesis de que el zorro de monte puede ser un agente dispersor de semillas de la palma butiá, principalmente en áreas de montes nativos”, concluía el artículo.
Trabajos adicionales hechos en el mismo lugar, a cargo de Ricardo Rodríguez y Bethy Molina, mostraron que también hubo germinación de semillas de pindó y de chal-chal (Allophyllus edulis) provenientes de heces de zorro de monte. “El zorro de monte puede tener una importante función en el proceso de dispersión de semillas en el área de estudio”, concluyen en su trabajo, publicado en 2000 por el Programa de Conservación de la Biodiversidad y Desarrollo Sustentable de los Humedales del Este.
La importancia de los frutos en la dieta del zorro de monte en Uruguay fue también demostrada por una investigación de la bióloga Alexandra Cravino, como parte de su tesina de grado, que reveló que los frutos fueron el ítem más frecuente en las heces de esta especie en el Parque Nacional San Miguel de Rocha.
Este no es el único rol ecológico importante que cumple el zorro de monte. Además de su potencial para ayudar a restaurar ambientes degradados, son buenos controladores de roedores, entre ellos ratas y ratones exóticos que transmiten enfermedades y son dañinos para los cultivos, como mostró un trabajo liderado por Natalia Mannise en 2024. Su investigación daba indicios del “impacto que puede tener reducir las poblaciones de zorros en un área”.
La misma Mannise señalaba en su tesis de doctorado que los zorros también pueden ser buenos centinelas de la salud ecológica y desempeñar un papel crítico en la detección de parásitos emergentes, como ya se ha visto en algunas investigaciones locales.
Tenés que entender cuál es la moraleja
Los zorros no necesitan justificar su existencia o utilidad desde una perspectiva humana para seguir viviendo en estas tierras, a las que llegaron, además, mucho antes que nosotros, pero estos trabajos muestran de todos modos que los beneficios que aportan superan con gran margen cualquier perjuicio que puedan ocasionarnos. Es más: la evidencia local revela que la mala reputación de los zorros como depredadores de corderos y gallinas es exagerada.
“Mucha gente de campo dice, sostiene y mantiene que hay un grado de depredación de zorros a corderos, pero a veces es difícil distinguir entre los corderos viables de aquellos que ya estaban muertos, moribundos o desahuciados”, comenta Enrique González con relación a la predación secundaria que realizan a veces los zorros.
Un trabajo de 1999 hecho por el veterinario Jorge Cravino, que estudió tanto la dieta de los zorros como los signos de predación en corderos, ayuda a entender este punto. Mostró que, en el área de estudio, en la sierra Mahoma de San José, los daños económicos producidos por predación primaria (muertes de corderos debido al ataque de un predador) fueron irrisorios. El estudio señala que los productores sobreestiman la tasa de mortalidad ocasionada por predación de zorros hasta en un 300% (consideran como predados a corderos enfermos o que son mutilados post mortem, como apuntaba Enrique) y que los perros domésticos son responsables de muchos de los ataques atribuidos a zorros. El análisis del contenido estomacal de los zorros, además, permitió concluir que los ovinos no eran un componente importante en su dieta. Los trabajos de Mannise tampoco hallaron un consumo significativo de ovinos.
Casos como el del envenenamiento masivo de zorros en Solís de Mataojo, entonces, son ilegales y reprobables, pero también pueden convertirse en un tiro en el pie para quienes los perpetran. Tal cual revelan estos trabajos, los zorros comen muchos roedores, crías de liebre y otros animales que afectan los cultivos, y son también importantes para la salud de los ecosistemas.
En la fábula de Esopo El zorro y el granjero, un hombre decide vengarse de un zorro al considerarlo culpable de la muerte de sus gallinas y le ata un paño prendido fuego a la cola. El zorro, en su desesperación, atraviesa corriendo todos los cultivos y provoca un incendio que destruye toda su cosecha y lo deja sin nada para comer. La fábula tiene más de 2.500 años, pero su moraleja más relevante no parece haber surtido efecto.
Artículo: Frugivory by the Crab-Eating Fox (Cerdocyon thous) and Its Seed Dispersal Potential: A Review
Publicación: Mammal Review (junio de 2025)
Autores: Rodrigo Béllo, Liana Chesini y Marco Piz.
Zorro de monte en Rocha.
Foto: Leo Lagos (NaturalistaUY)
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