De una planta trepadora muy común en el noreste de India y el Himalaya, llega a nosotros una variedad de pimienta particular, tanto en lo visual como en el sabor. Hablamos de una pequeña vara hueca, similar a una piña, que resguarda frutos del tamaño de un grano de mostaza, y de este formato alargado se desprende su nombre: pimienta longa. Su precio no era nada diferente de los de otras pimientas en los comercios de especias del año 1100, pero su valor agregado estaba relacionado directamente a la cocina afrodisíaca.
Es de un picor bastante intenso con respecto a otras, y el toque mágico reside en su perfume, que transporta inmediatamente a India. Se dice que son notas de garam masala las que desprende al quebrarse. Una mezcla de clavo, canela dulce, cardamomo y nuez moscada es lo que vamos a notar al instante.
Se la puede trabajar en mortero y agregarla a una preparación o en un molinillo para colocarla de forma directa en el alimento. Es tan noble como el resto de las pimientas que encontramos habitualmente en nuestro bazar, fácil de utilizar, versátil, apta para todo tipo de alimentos y preparaciones, tanto dulces como saladas.
Al ser tan perfumada, juega un papel importante a la hora de resaltar sabores en una mezcla de especias. Por eso es común encontrarla entre los ingredientes de currys, masalas y tandooris.
Consejos para usarla:
Podemos colocarla molida en una manteca pomada y utilizarla para finalizar pescados a la plancha.
Colocar entera en conservas o escabeches.
Aderezar carnes junto con limón, dejando macerar por una hora.
Aderezar aceite de oliva para ensaladas o para cocinar.
Agregarla molida al final de preparaciones como lentejas, garbanzos, estofados o salsas, para resaltar sabores y dar un toque picante.
Carne de ave, cerdo, vaca o pescado.
En frutas para postres, como peras o manzanas, acompañadas de crema.
En salsa de caramelo para helados.