La pimienta es una de las especias más antiguas y ha tenido un protagonismo único a lo largo de la historia. No sólo se usó como moneda de cambio a la hora de negociar, sino que también fue un gran aporte a la cocina de distintas partes del mundo. Su sabor dio un toque muy particular a cada plato, sin importar su origen, su preparación o el chef de turno.

Cuando hablamos de la pimienta en esta columna, mencionamos sus distintos tipos de maduración, colores y los sabores que aporta. Por su versatilidad ha logrado adaptarse y combinarse de muchas maneras, incluso en mezclas y en sazonadores rápidos de uso directo en el plato.

Como estamos en verano y las posibilidades de comer pescado o frutos del mar aumentan, decidimos presentarte una combinación perfecta: el lemon pepper (limón y pimienta negra).

Se cree que esta mezcla o sazonador directo nació en la costa oeste de Estados Unidos, ya que fue ahí donde más se popularizó y donde se comenzó a producir como mezcla. Además de ser común en la cocina estadounidense, sobre todo en las zonas costeras, lo es en la cocina caribeña.

El lemon pepper es una combinación de pimienta negra partida y cáscara de limón seca. Esta mezcla se hizo famosa porque es fácil de usar y agradable a la hora de sazonar pescado o frutos del mar directamente en el plato. Con el tiempo también se les empezó a agregar al pollo grillado, el pollo frito y las papas fritas.

Una vez que se hizo famosa, gracias al potencial del mercado, la industria comenzó a producirla en forma masiva, agregándole sal, azúcar, resaltadores del sabor y conservantes.

Pocas recetas incluyen el lemon pepper como ingrediente para añadir durante la preparación de una comida. Esta mezcla se usa más bien como aderezo, de forma directa. Se puede colocar sobre pollo o pescado a la plancha, camarones, mejillones, papas fritas, verduras asadas e incluso arroz.

El mejor sabor se obtiene en la mezcla natural, la cual aporta ese picor interesante de la pimienta negra y el toque cítrico del limón.

Ingredientes | Mejillones. 1 kilo de ricos mejillones con cáscara y bien cerrados para hacer al vapor. 1/2 vaso de vino blanco. 2 dientes de ajo. 2 cucharadas de aceite de oliva. 1 cucharada de limón y pimienta. Sal, si se desea.

Procedimiento | Lavamos los mejillones para retirar impurezas. En una cacerola colocamos aceite y ajo entero, y una vez que tome temperatura colocamos los mejillones. Dejamos que se siga calentando unos tres minutos y agregamos el vino. Tapamos. Dejamos que levante temperatura nuevamente y controlamos que se vayan abriendo los mejillones. Una vez abiertos, y cuando vimos que el vino se consumió, apagamos. Espolvoreamos con limón y pimienta y volvemos a tapar por un minuto. Se puede agregar sal a gusto.