El lunes de tarde, que para mucha gente del sector gastronómico es el día que libra, se llevó a cabo la primera reunión de la sección uruguaya de la comunidad Mapa de Barmaids & afines con la presencia de su fundadora, la periodista argentina Laura Marajofsky. El encuentro de mujeres y disidencias se realizó en el restaurante La Guinda, en un ambiente distendido en el que, sin embargo, se expusieron datos preocupantes de las condiciones de las trabajadoras, según se desprende del informe fechado en 2023, “El lado B de la gastronomía. Sexismo y precarización en el sector gastronómico (Argentina, Chile, México)”, elaborado por el Observatorio de Género y Salud del Mapa de Barmaids & Afines. El primer paso, creen desde Mapa, es producir indicadores de género en un ámbito generalmente masculino o masculinizado, abrir el debate y visibilizar las situaciones que se dan a través de datos. Mapa de Barmaids reúne a más de 800 trabajadoras, agrupadas en siete categorías, vinculadas a la bebida, la gastronomía y la hotelería en Argentina y más de 1.500 en la región.

¿Por qué una periodista decide meterse en esta movida regional? Marajofsky cuenta que “arrancó como un juego”, mientras cubría temas de cultura, sociedad y género: “Empecé escribiendo primero un poco sobre las mujeres que estaban trabajando en el sector allá en Buenos Aires, y una vuelta le digo a una editora mía por qué no hacemos un mapa, como para presentar a las mujeres en Tucumán, en Mendoza, en Santa Fe y distintos lugares de Argentina. El resto es historia”. Ya que contaba con años de experiencia en tecnología, Marajofsky tenía una tendencia a sistematizar datos. De modo que a fines de 2017 se acercó a algunas marcas que le posibilitaron recorrer su país e ir armando una red. Al año siguiente pudo lanzar la plataforma de Mapa Argentina y cuando sobrevino la pandemia, el proyecto comenzó a replicarse en la región.

Además de alentar a que más integrantes del rubro adhieran a Mapa, completen sus fichas y respondan la encuesta -hay alrededor de un centenar de participantes uruguayas hasta ahora-, Marajofsky adelantó que los próximos pasos a nivel local serán comenzar con las derivaciones para apoyo psicológico a miembros de la comunidad, en casos de violencia laboral o de género, un servicio que ya viene funcionando de forma extraoficial. En cuestiones legales, en la vecina orilla recurren a la Red de abogadas feministas de Argentina, así como acuden a la Red de psicólogas feministas. Por eso, y ya que todo el trabajo en Mapa es voluntario, están en busca de asociaciones o referentes similares aquí.

Otro avance será el desembarco de las intervenciones de salud, desde que las asociadas comprendan cómo cuidar su espalda en el desempeño de sus tareas hasta, por ejemplo, llevar adelante clases de yoga o momentos de relax propiciados en los propios establecimientos gastronómicos, así como acercar a Uruguay distintas instancias de formación en género y buenas prácticas, networking, degustaciones de productos y conversatorios.

Romina Mazza, coordinadora de Mapa Uruguay, indicó que las integrantes pueden comunicarse a través de las redes sociales y del grupo de Whatsapp, que suele funcionar como un lugar seguro, tanto de sostén y pedidos de ayuda como de bolsa de trabajo.

El colectivo apuesta a contar con embajadoras en los distintos departamentos y, si se logra el apoyo de marcas, darle forma a la plataforma uruguaya. 

Género, salud, formación

El informe citado, “El lado B de la gastronomía”, procesa cerca de 700 casos de tres países: México Chile y Argentina (el sondeo en Uruguay todavía está en marcha). Marajofsky recalcó el carácter autogestivo del relevamiento y dijo que “es el primero en su clase en Latinoamérica, o sea, no es que hay muchas más personas generando datos de género en la gastronomía”.

Entre los comentarios que exceden al formulario, advierten las involucradas, “se podría hacer un libro” que abarcaría desde los estereotipos en la asignación de tareas y el desconocimiento de los derechos laborales hasta el acoso físico y el hostigamiento con respecto a la planificación familiar. Para tener un panorama del contenido: ante la pregunta de si alguna vez se habían sentido incómodas en una entrevista de trabajo, el 60% de las personas que contestaron la encuesta en Argentina -casi 400 casos, con una edad promedio de 28 años- indicó que sí. Por eso la periodista aseguró que “es importante hacer una concientización sobre lo que está pasando” y no naturalizar estos escenarios. “Es el ingreso al mundo laboral, o sea, vas a buscar trabajo y en tu primera superficie de contacto con el rubro, pasa esto”, subrayó.

El estudio también averiguó sobre la percepción de oportunidades de género, si sentían que no habían recibido oportunidades justas vinculadas al trabajo, al reconocimiento, al pago: un 66% dijo que sentía que no había recibido oportunidades justas. Un 87% de la muestra argentina contestó que experimentó uno o más micromachismos en su espacio laboral.

La fundadora de Mapa enfatizó que esto se repite en todos lados, que no importa la disciplina específica, el espacio ni la edad, ni siquiera si es el turno día o noche.

El trabajo de la comunidad no abarca únicamente a las trabajadoras. En 2019, en Argentina, en base a alianzas con organismos estatales actualmente desmantelados, Mapa de Barmaids también llevó a cabo una capacitación en unos 70 bares porteños y un protocolo de acción para que las clientas pudieran acudir al personal de barra en caso de sentirse incómodas o inseguras con sus acompañantes.

“Si la gastronomía es uno de los servicios que mayor empleo genera en las ciudades y suele ser uno de los sectores de mayor índice de incorporación al mercado laboral, tanto por edad como por situación social, ¿por qué esta realidad persiste? ¿Qué tipo de políticas públicas se están implementando en el sector, más allá de los esfuerzos de los colectivos feministas y organizaciones desde la sociedad civil?”, concluye el informe. “No sería loco pensar que en un futuro, el consumidor que busca estar cada vez más al tanto de lo que consume, ahora también empiece a incluir otra variable a considerar: una sustentabilidad humana con perspectiva de género en productos y servicios. ¿Cuán variado es el staff del local? ¿Hay mujeres y disidencias? ¿Cómo tratan al personal y cómo es su cultura del trabajo? ¿Adhiere el local a un protocolo de género que proteja tanto a los consumidores como al staff? ¿Cómo está la salud de los trabajadores del lugar? En algunos sitios como Europa o Estados Unidos ya se están problematizando estas cuestiones de manera que repercutan positivamente tanto para los negocios como para los empleados. En Latinoamérica el tópico es incipiente, pero lo estamos impulsando desde nuestra plataforma regional”.

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