En 2021 la Intendencia de Montevideo (IM) publicó su Plan de Acción Climática (PAC), en el que se establecen acciones de mitigación y adaptación al cambio climático para contribuir a la “descarbonización y a la mejora de la resiliencia para el departamento”. Este plan tiene cuatro ejes estratégicos: Montevideo bajo en emisiones, Montevideo ecosistémico, Montevideo resiliente y Montevideo comprometido.

El primero consiste en neutralizar la presencia del CO2 para 2040. Para lograr este objetivo prevén acciones que “permitan reducir y/o compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero”. En ese sentido, este eje incluye cuatro líneas de acción que se dividen en residuos, energía estacionaria, movilidad y arbolado urbano.

Para la primera se proponen “reducir las emisiones de metano en la gestión de residuos sólidos y líquidos”; la segunda consiste en “mejorar la eficiencia térmica y reducir la quema de combustibles fósiles en los sectores residencial, industria, comercial-servicios”; sobre la movilidad apuntan a “promover la sustitución de vehículos a energías más limpias” y a la “conversión a tecnología eléctrica de los vehículos de transporte público”, y a incentivar “la movilidad activa y estimular el uso racional del automóvil particular, promoviendo la convivencia multimodal”. Por último, en cuanto al entorno verde, se trata de “conservar y aumentar el arbolado urbano y la vegetación en los espacios públicos, como oportunidad de remoción de CO2”.

En este contexto, el espacio cultural Sociedad Urbana Villa Dolores inauguró hace dos semanas un ciclo de charlas a partir del PAC de la IM. La primera charla se tituló “Convivencia multimodal y reestructuración del transporte público”. Allí expusieron la ingeniera química Andrea de Nigris, del Grupo de Trabajo en Cambio Climático de Montevideo, y el ingeniero en movilidad Tim Voßkämper, integrante de Colectivo Ciudad Abierta, quien presentó un proyecto sobre un rediseño del transporte público.

Reestructuración institucional

En diálogo con la diaria, Voßkämper explicó que el proyecto que presentó es sobre el rol que juega el transporte público en la mitigación del cambio climático para lograr una adaptación a este cambio y mejorar la ciudad.

El ingeniero en movilidad dijo que la IM propone “promover la sustitución de la flota de transporte colectivo de pasajeros a energías más limpias” y que el “hito” de 2030 es que los nuevos vehículos se incorporen a las flotas de cero emisiones y no sumar más gasoil o gasolina.

Según Voßkämper se trata de un “enfoque únicamente en los vehículos”, en el que estos se mejoran con el objetivo de que no se emita más CO2. Si bien cree que, en principio, ese abordaje tiene sentido y es necesario, consideró que “donde hay mucho impacto es en ganar más viajes, más pasajeros y reducir los traslados en auto, que son los que emiten más CO2”.

“Si mirás todas las emisiones de Montevideo por transporte, es 100 veces más lo que emiten los autos particulares que lo que emiten los bondis, simplemente por la cantidad de autos que hay”, señaló.

Por eso puntualizó que no se trata de electrificar todos los ómnibus, sino que “el impacto mucho mayor” se logrará como efecto de “diseñar el transporte público de forma tal que más personas lo elijan y circulen menos en auto”. Es por eso que desde el Colectivo Ciudad Abierta señalan que “no está donde debería estar para que tenga más sentido”.

Voßkämper dijo que lo que habría que hacer, si se quiere reducir las emisiones y mejorar la ciudad, es “rediseñar el transporte público y cambiar cosas”. Explicó que para eso es necesario hacer una “reestructuración institucional” en cuanto a las empresas de transporte público que venden boletos.

“Cada boleto tiene un subsidio, entonces el interés de las empresas es vender boletos y no necesariamente brindar un buen servicio”. Es así que, según el ingeniero, “las empresas compiten entre ellas, hacen recorridos muy ineficientes, dan muchas vueltas”. “El 60% de las líneas entran en Ciudad Vieja, donde no hace falta que circulen tantos ómnibus”, observó.

En su proyecto el colectivo propone una reestructuración que implique un cambio del modelo de negocios, y que sea una entidad estatal quien tenga su presupuesto, defina las líneas y después licite a las empresas de transporte, y estas decidan su pago para ese servicio.

Sin desvíos

En cuanto a las líneas, proponen que sean rectas; por ejemplo, si hay que circular desde la plaza Independencia hasta el Obelisco, “que haya una única línea por 18 de Julio y después por 8 de Octubre”. De ese modo, “cualquier persona que quiera hacer ese recorrido no tiene que esperar en la parada y ver qué ómnibus es, porque ya sabe que es una sola línea”, indicó.

Con este esquema de reducción de líneas, según consta en los papeles, la empresa de transporte brinda ese servicio y recibe dinero a cambio de eso, independientemente de la venta de boletos: “Así podés armar un esquema en el que los trasbordos sean más eficientes y las líneas sean siempre rectas”.

En definitiva, lo que plantea el colectivo es que “el modelo de negocios no puede ser por boleto” y que tendría que ser “por el servicio que brinda la empresa”. Actualmente, “cada boleto vendido es un costo para la IM, para la sociedad, y debería ser al revés: cada boleto debería ser un ingreso para la IM”, explicó Voßkämper, y continuó: “Cuando las empresas ya tienen su costo fijo por brindar servicio y todo eso que se recaudó es ganancia, sería para mantener la infraestructura y pagar a las empresas”.

Descartó la posibilidad de que las empresas de transporte pudieran perder dinero con este modelo de negocios. Voßkämper afirmó que, por el contrario, actualmente sí pueden sufrir esa situación, “porque si nadie toma un ómnibus, ellos perderían. Si tenés el modelo de negocios en caída y la oferta es un negocio que es muy estable, que siempre va a ser la misma plata, quizá te conviene, y es el momento de convencerlos, porque los cambios se tienen que hacer en conjunto”.

Pequeñas acciones

Voßkämper entiende que no sea viable hacer este cambio de forma radical, sino que debe implementarse en etapas. Por ejemplo, se podría empezar por “no pagar más a las empresas por boletos, sino por kilómetro de recorrido; esto significaría cambiar un poco el incentivo”.

“Reciben su dinero por kilómetro que recorren y la IM recauda sus boletos”, planteó. Esto sería lo más factible para iniciar el proceso, según el ingeniero, y sentaría una base para “poder cambiar líneas”, ya que “si las empresas reciben su dinero por kilómetro recorrido van a estar también más abiertas a ir por cualquier avenida”. Afirmó que hacer un cambio de las líneas es “muy urgente y evidente”.

La próxima actividad del ciclo de charlas de la Sociedad Urbana Villa Dolores (Alejo Rossell y Rius 1483), con entrada libre, está programada para el 9 de julio y será sobre espacio público. En esa instancia representantes de la Intendencia de Montevideo expondrán sobre el Plan de Acción Climática y la SUVD sobre huerta comunitaria en el Ecoparque Villa Dolores.