El evento llamó la atención más allá del ambiente carnavalero. Como había sido anunciado unas semanas antes, el martes se realizó el remate judicial del 50% del título Patos Cabreros, la murga más ganadora del Concurso Oficial.

Mario Molina, el encargado de bajar el martillo, se había asombrado por la repercusión del hecho y en su momento estimó a la diaria el valor de la mitad del legendario título: “No puede superar los 3.000, 4.000 dólares. Me parece algo razonable. Pero capaz que me equivoco y nos llevamos una sorpresa”. No anduvo muy errado, ya que finalmente se fue en 180.000 pesos.

“Estuvo muy bien. Fue mucha gente, muchos a mirar. Y hubo tres personas que picaron”, relató Molina en una nueva conversación con la diaria, en la que describió a su modo a los interesados. “El actor, la persona que compró que salió al final y otra persona de San José que estuvo picando porque es un murguero”.

Detalló: “Eran tres interesados al firme. Estaba el actor, que no tenía mucho interés, que levantó un poco, la persona de San José [a la] que le gusta la murga y quedó con el hermano a ver si podía comprar para despuntar el vicio, y compró un muchacho que vino mandatado. Lo pusieron a nombre de él, pero en realidad no sabemos quién compró”.

“Tal vez compró gente que conoce y que después va a comprar la otra mitad. Porque el negocio es comprar barato esto ahora. Y la otra mitad no vale mucho tampoco, así que la comprará a lo mismo o un poquito más; ponele que en 5.000 dólares. Con 10.000 dólares te quedás con la murga, y si a la murga la sacan y ganan un primer premio, ahí se cotiza más”.

Acerca del desarrollo del remate, que era sin base, originalmente Molina pidió 50.000 pesos. “Me ofrecieron 40.000 pesos, arranqué en 40 y llegó a 180.000 pesos, que era más o menos lo que habíamos conversado”.

“Llega un momento que pedís ofertas y se te trancan ahí y nadie más oferta. Doy las tres últimas, hago suspenso, paro un poco y vos ves que ya estás más o menos en el precio que pensabas obtener. La gente sabe, hay un momento en que yo doy hasta la segunda y ahí salta este muchacho de atrás y empieza a poner, que fue el que se la terminó quedando”.

Durante el remate, Molina dijo: “Y los Patos se van, se van los Patos” para ponerle color a lo que estaba ocurriendo frente a un público que superaba las 30 personas, entre aficionados y curiosos. “Lo había pensado después de mirar tantos videos de los Patos Cabreros. Se me ocurrió al final, como el tema de los Patos: Se van… y se fueron”.

Ahora continuarán remates menos noticiables. “Locales, apartamentos, lo que hacemos permanentemente. Tengo 30 años de ejercicio: rematé los trofeos de Villa Española, la Ferrari del Turco, el avión presidencial, los autos de Balcedo. Después son todos bienes: ganado, campo, casas, apartamentos, autos y camiones, dentro de lo normal, que hay mucho público para eso”.

Medio y medio

Molina había explicado previamente lo que llevó a esta instancia. "Fue un problema entre socios. Hay una persona que le quedó debiendo a la otra y se hizo toda la acción, el juicio ejecutivo, y se terminó embargando 50% del título". José García, poseedor de la mitad del nombre de la murga, promovió el juicio contra Walter Amor, poseedor de la otra mitad. "Se le embargó como se puede embargar una moto, un auto o una casa. Se le embargó este título de valor".

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