Al decir “hackaton” la mente vuela hacia los hackers, se imagina pantallas negras con unos y ceros verdes moviéndose a gran velocidad con el fin de desarrollar un nuevo software libre que haga la vida más fácil, pero la semana pasada la imagen era diferente: 13 grupos de adolescentes conversaban y trabajaban con papel y marcadores, pensando posibles soluciones tecnológicas a problemas que observan en Montevideo.

Girls in Tech Uruguay es una organización sin fines de lucro con sede central en Estados Unidos, enfocada en “el compromiso, la educación y el empoderamiento de las niñas y las mujeres apasionadas por la tecnología”. Dentro de sus iniciativas plantea la hackaton adaptada a las necesidades uruguayas; de allí la innovación de trabajar con jóvenes y no con profesionales de la programación: “Nos parece importante trabajar con adolescentes de tercero a quinto de liceo porque todavía no terminaron de elegir qué estudiar: así se puede mostrar que hay otro tipo de carrera. Sobre todo a las chicas, que estudian mucho más carreras de humanidades, queremos mostrarles las variedades, y cómo van a cambiar las formas de trabajo en el futuro”, explicó a la diaria Natalia Rehermann, integrante de la organización.

Al igual que en 2016, el tema de este año fue la búsqueda de posibles soluciones a problemas de la ciudad. 12 equipos de liceos y uno de UTU presentaron un preproyecto por el que fueron seleccionados. Los requerimientos marcaban que cada grupo debía tener equidad de género y no contar con más de seis miembros. En una intensa jornada, el jueves 31 de agosto presentaron la idea para que se les diera una orientación preliminar. Después tuvieron talleres de innovación, emprendedurismo, oratoria y prototipado, para al final presentar un proyecto más avanzado al jurado.

El primer premio de esta edición fue para el equipo Veeme, integrado por cinco alumnos de tercer año del liceo Impulso, centro educativo gratuito de gestión privada ubicado en la zona de Casavalle. La idea que los llevó a ganar una impresora 3D para la institución fue una aplicación que uniría al Plan Ceibal con el Plan Ibirapitá. La iniciativa consiste en conectar a un joven usuario de los equipos del Plan Ceibal para que actúe como tutor del jubilado beneficiario de la tablet del Plan Ibirapitá, y que así pueda desarrollar conocimientos informáticos. Con este primer premio, los estudiantes ganaron becas para cursos de inglés y de programación Front-End. El segundo premio fue para el equipo Tu Opinión Nos Importa, de cuarto año del colegio Pio IX, que buscan generar una plataforma participativa en la que los jóvenes puedan hablar sobre diferentes temas y sus opiniones se sistematicen para que sean tomadas en cuenta. Este año el jurado decidió darles una mención especial a los alumnos de cuarto año del colegio Santa María Hermanos Maristas, que presentaron Delivery Ok, una plataforma abierta de recolección y distribución de datos de las actividades urbanas.

Según Rehermann, cuando pasa la etapa de la hackaton desde Girls in Tech evalúan qué aprendizajes dejó la experiencia, “si fue enriquecedora y nada más o si quieren seguir”. En este último caso, desde la organización se realiza un acompañamiento, se hace un seguimiento y se analiza de qué forma se puede canalizar el interés del joven. “El año pasado el equipo del proyecto ganador estaba muy entusiasmado, les dimos unos talleres, estuvo buenísimo. A veces arman el grupo para venir y no saben si quieren seguir trabajando en esto, aunque siempre quedamos con la idea de que le ponemos el bichito del emprender”, añadió.

El primer paso ya lo dan en la propia jornada de la hackaton, “porque los jurados, que están muy vinculados, los están escuchando y asesorando”, aseguró Rehermann. Este año quienes evaluaron los proyectos fueron Álvaro Pardo, de la Universidad Católica del Uruguay, Paula Mosera, de Socialab, Silvia Nane, de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información, Amalia Quirici de la Agencia Nacional de Desarrollo, y Victoria Suárez, de Girls in Tech.