Hace 14 años que los liceales de Rocha saben que si eligen la orientación biológica cuando llegan a quinto grado pueden hacer una pasantía en la Estación Biológica Potrerillo de Santa Teresa, y este año, a pesar de la pandemia, no fue la excepción.

El Probides es el Programa de Conservación de la Biodiversidad y el Desarrollo Sustentable en los Humedales del Este. Lo integran representantes del Ministerio de Ambiente, la Universidad de la República (Udelar) y las intendencias departamentales de Cerro Largo, Lavalleja, Maldonado, Rocha y Treinta y Tres. La administración depende de la Corporación Nacional para el Desarrollo.

En particular, el Probides tiene a su cargo la gestión de dos áreas protegidas: el Potrerillo de Santa Teresa y el parque nacional San Miguel; entre varias de las acciones que lleva adelante hay un fuerte énfasis en la educación ambiental, comentó en diálogo con la diaria la responsable del área, Diana Musitelli.

Foto: PROBIDES

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En esa línea, desde 2006 se trabaja en conjunto con el Consejo de Educación Secundaria (CES) para facilitar breves pasantías a los estudiantes de quinto biológico de Rocha en la estación biológica de Santa Teresa. Desde el comienzo de la iniciativa ya son más de 2.000 los estudiantes de Rocha, La Paloma, Coronilla, Castillos, Chuy, Cebollatí, Velázquez y Lascano que realizaron las pasantías.

Para ingresar al área protegida hay que coordinar con el Probides. No hay otra forma, porque la zona está enclavada entre predios privados. Se ingresa por el kilómetro 302 de la ruta 9, frente a la fortaleza de Santa Teresa, al noreste de la laguna Negra. Hay que pasar varias porteras y cuando se deja el ómnibus hay que caminar hasta el centro de visitantes.

Ese es el recorrido que realizan los estudiantes todos los años, siempre durante octubre y noviembre. Cuando llegan al centro de visitantes se dividen en dos subgrupos y cada uno pasa por una experiencia de investigación distinta. Son recibidos por técnicos del Probides, docentes del Centro Universitario Regional Este (CURE) de la Udelar y por los guardaparques del área.

Foto: PROBIDES

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“El objetivo de la práctica es introducirlos en metodología de la investigación científica: trabajan con invertebrados acuáticos, colectan muestras del espacio, identifican a través de claves o de guías y, luego de discutir entre ellos, llegan a conclusiones y las presentan al otro subgrupo”, explicó Musitelli.

Además, los estudiantes almuerzan juntos y luego realizan uno de los senderos de interpretación que hay en el área. “Es un sendero donde un guía, en este caso los guardaparques, marcan distintas paradas donde se puede ver determinada vegetación autóctona. El sendero atraviesa el bosque nativo y se llega a la laguna Negra”, agregó.

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Un año complejo para las salidas didácticas

La pandemia de coronavirus afectó la educación en muchísimos niveles, entre ellos la oportunidad de salir en grupo fuera del liceo. Durante el primer semestre Probides realizó talleres y jornadas por videoconferencia y se encaminaba a suspender por primera vez las jornadas de pasantías, hasta que el CES permitió en agosto realizar salidas didácticas sin pernoctación.

“Estas pasantías llevan mucho trabajo de gestión, hay que coordinar con los liceos, los guardaparques y los investigadores, pero igual nos propusimos hacerlo rápido para que antes de fin de año los estudiantes pudieran pasar por la experiencia”, explicó Musitelli.

“Logramos salir de la virtualidad, ellos querían hacer la práctica porque ya es tradición. Logramos mover la maquinaria y volver a transformar el área protegida en aula; es una experiencia súper interesante y sabemos que los estudiantes la aprovechan mucho, por eso insistimos en hacerla”, dijo la representante de Probides.

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A diferencia de otros años, en los cuales la concurrencia promedió los 250 estudiantes, este año llegaron al área protegida 110 liceales y 18 docentes; entre ellos Elena Piñero, profesora de biología en el liceo 1 de Rocha, que desde hace diez años realiza la actividad con sus estudiantes.

“Ir al área es muy enriquecedor en varios aspectos. Desde lo conceptual, porque nos permite a los docentes trabajar los distintos ecosistemas como bañados, humedales, montes y praderas, que es parte del programa de quinto y por lo general se trabaja en la misma época del año en la que vamos. Lo que tomamos en Potrerillo lo profundizamos en la clase del liceo”, afirmó Piñero.

La docente también destacó la experiencia a nivel procedimental, ya que durante la estancia logran utilizar “muchos instrumentos que en el liceo no tenemos, los utilizan para tomar distintas medidas y luego aprender sobre metodología científica a la hora de exponer su trabajo frente a los demás compañeros”.

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Piñero también se refirió a la interacción con los demás que permite esta experiencia, ya que por lo general los estudiantes de varias localidades viajan juntos. Este año, para mantener el protocolo sanitario, cada grupo viajó solo. Asimismo, la docente señaló la importancia de que trabajen con otros referentes adultos, como los investigadores de Probides y la Udelar o los guardaparques.

“Sin dudas se reafirma mucho la orientación biológica durante esta experiencia. Es el primer año en que eligen una orientación, y para muchos pasar por esta instancia es la reafirmación de su gusto por la naturaleza. He tenido estudiantes que luego de ir a Potrerillo dicen que van a estudiar para ser guardaparques o seguir por el camino de las ciencias naturales”, comentó Piñero.

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En esta línea opinó también Musitelli quien aseguró que siempre “llama la atención” el nivel de compromiso y atención que tienen los adolescentes de 17 años a la hora de explicar sus propias investigaciones. “Los sacamos de la computadora y se compenetran con estos temas, realmente reafirman una vocación en la orientación biológica”.

Piñero también comentó la importancia de salir del liceo: “Muchas veces los profesores nos quedamos en la institución, pero interactuar con otras personas, acumular experiencias vividas, es muy importante: nada de lo que pueda decirles sobre un bañado va a ser mejor de lo que ellos puedan aprender ahí, con las botas puestas y en el agua”.