A dos semanas del cambio en el protocolo en las escuelas, que habilitó a disminuir a un metro el distanciamiento físico procurando aumentar la presencialidad, la cantidad de días que van a clase parece haber aumentado para algunos niños, pero no para todos.

Según datos de la consejera de Educación Inicial y Primaria Gabriela Verde, a los que accedió la diaria, en setiembre las escuelas de contexto socioeconómico favorable (quintil 5) tuvieron una presencialidad promedio de 42% de los días lectivos de un año normal, lo que significa que del total de días de clases disponibles, en promedio los niños fueron convocados a 42%, perdiendo el restante 58%. Este dato no mide la asistencia, sino la cantidad de veces que fue posible ir a la escuela en comparación con un período previo a la pandemia.

También en setiembre, pero en las escuelas de contexto desfavorable (quintil 1), la presencialidad promedio fue de 36%. Al mirar los datos en las escuelas Aprender (de quintil 1 y 2 pero de turno simple) la presencialidad baja a 32%, igual que en educación inicial en ese mes.

En octubre, cuando se volvió a la obligatoriedad de la educación, la convocatoria a los niños aumentó a 46% en el quintil 1 y a 50% en el quintil 5, a 41% en las escuelas Aprender y 40% en educación inicial. En cambio, las escuelas de tiempo completo son las que tuvieron los mayores porcentajes de presencialidad: 74% en octubre.

Verde advirtió que las cifras tienen un margen de error porque la matrícula puede variar, pero de todas formas consideró que los porcentajes de presencialidad “son bajos en general y extremadamente bajos en las escuelas de menores recursos”, lo que significa que los niños “en situaciones de mayor vulnerabilidad son quienes tuvieron la menor cantidad de jornadas escolares”. “Queda en evidencia que la presencialidad fue muy baja en términos genéricos y que aquellos que fueron menos a la escuela son quienes más la necesitan”, concluyó la consejera electa por los docentes.

Además aclaró que los buenos porcentajes de las escuelas de tiempo completo tienen que ver con que la extensión horaria “permitió convocar a los niños y las niñas los cinco días de la semana”, aunque el análisis no compara las horas perdidas que tuvieron estos estudiantes de escuelas de tiempo completo o extendido.

Sobre la asistencia efectiva de los niños, es decir, en qué medida asistieron los niños los días que estuvieron convocados, la consejera opinó que el dato en general “no es malo”. “Es un poquito más bajo de lo que tenemos habitualmente, y mantiene el mismo patrón que antes de la pandemia: es peor la asistencia en educación inicial y en las zonas de alta vulnerabilidad”, señaló.

Con nuevo protocolo

Según informó ayer El País, tras el cambio del protocolo las escuelas convocaron sólo a 6% más de los alumnos, lo que según los datos recabados por Verde significa que las escuelas pudieron aumentar 6% la cantidad de días de clase para sus estudiantes. Con datos hasta el 26 de noviembre, tanto en las escuelas de quintil 1 como de quintil 5, la presencialidad aumentó seis puntos, a 52% y 56% respectivamente; en las escuelas Aprender el aumento fue de siete puntos (a 48%), y en las de tiempo completo cuatro (78%).

Verde consideró que el cambio en el protocolo “no garantiza la presencialidad plena”, porque “se sigue poniendo la gestión del riesgo en las escuelas, sin dar mayores recursos y protección que de alguna manera ayude a hacer crecer la presencialidad”, por lo que las medidas que han tomado las escuelas son, señaló, muy variadas.

Por ejemplo, en algunos casos se priorizó que los alumnos de sexto año vayan todos los días, pero luego no hubo directrices sobre el resto de los grupos, y en algunos casos esto dependió de cuestiones aleatorias, como las condiciones edilicias de cada grupo.

Para Verde los datos alertan sobre la perspectiva para 2021. “Si vamos a tener otro año con las mismas condiciones sanitarias no podemos tener tan baja presencialidad”, dijo, e insistió con su reclamo de que el presupuesto de la Administración Nacional de Educación Pública contenga una línea específica para mitigar los efectos “de la no escuela, que no los conocemos aún, no sabemos cuánto no aprendieron o hasta qué punto llegan sus problemas socioemocionales”. La consejera agregó: “Para mitigar esos efectos nosotros consideramos que hay que invertir urgentemente en infraestructura, para ampliar espacios, aumentar las partidas para cuidar la higiene, proveer más cargos de auxiliares y de funciones docentes, además de tener un plan integral para que no se descuide la educación física, las artes”.

La asistencia en el año

la diaria accedió a las respuestas de un pedido de acceso a la información en el que el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) brindó los datos de asistencia total desde marzo hasta setiembre. Estos datos están elaborados con base en el total de niños en cada grupo, a diferencia de otras oportunidades en que se ha manejado el dato de asistencia según el total de niños convocados ese día.

Mediante este cambio en la recolección de datos se puede dimensionar el nivel de inasistencia que provocó la pandemia, independientemente de los protocolos aplicados: es la cantidad de niños que fueron a clase cada día con relación al total de la matrícula.

A efectos del análisis se puede separar la asistencia en los primeros días de marzo, cuando no se había declarado la emergencia sanitaria, y en el período de junio a setiembre, desde el momento en que se volvieron a abrir, aunque parcialmente, las escuelas.

Los datos permiten llegar a ciertas conclusiones. En primer lugar, en las escuelas comunes de todo el país, la asistencia bajó de un promedio de 91% en marzo a un promedio de 30% desde junio a setiembre.

La información brindada por Primaria está desagregada también por el tipo de escuela al que concurren los niños, y cuando se observa teniendo en cuenta esa distinción, el cambio de marzo a junio es aún mayor. Por ejemplo, en las escuelas Aprender la asistencia cayó de un promedio de 91% en marzo a 28% entre junio y setiembre.

Por otra parte, en las escuelas de tiempo completo la diferencia entre ambos períodos de tiempo es de 93% a 44%, y en tiempo extendido de 94% a 42%.

El patrón se repite en la educación inicial. En los jardines comunes, el promedio de asistencia en marzo fue de 90% y bajó a 20%, mientras que en los jardines Aprender el salto fue de 85% a 17%.

En las escuelas donde se notó una mayor diferencia en la asistencia fue en las que trabajan con niños en situación de discapacidad. El factor clave que modela estos números es el cuidado sanitario: más allá de que las escuelas ofrecieran todos los cuidados posibles en el protocolo, muchas familias entendieron que la salud de sus hijos no era lo suficientemente fuerte como para concurrir.

En marzo, en promedio 76% del total de alumnos de las escuelas especiales concurría, mientras que en el período junio-setiembre ese promedio bajó a 19%. En el caso de las escuelas que trabajan con niños con discapacidad intelectual, la baja fue de 83% a 29%, en las de discapacidad motriz fue de 56% a 11%, y en las de discapacidad visual de 80% a 21%. El dato más llamativo está en la escuela de pluridiscapacidad, que bajó de un promedio de 89% de asistencia sobre el total de alumnos en marzo a 1% entre junio y setiembre.

El semanario Búsqueda también procesó los datos del pedido de acceso a la información, y en su análisis destacó que “la asistencia diaria promedio de los niveles de inicial y primaria de las escuelas públicas fue de 44,7%”, aclarando que “el porcentaje cae a 37% si se analiza sólo la asistencia en Montevideo y trepa a 47% en el interior”.

Este promedio indica que, producto de las restricciones impuestas por los protocolos para frenar los contagios de coronavirus, “cada día, en promedio, 218.714 alumnos no concurrieron a la escuela pública. En los días previos a la pandemia la media no superaba las 30.000 faltas diarias”. En este sentido, Búsqueda comparó con los centros de educación privada e informó que “las tasas de asistencia promedio diarias fueron ampliamente mayores que en las escuelas públicas: el 75% en el interior y el 69% en la capital”.