El 2020 termina con una pandemia a cuestas y entre las áreas perjudicadas estuvo la educación, que se embarcaba en el primer año de una importante reforma educativa. Liderando ese proceso está Adriana Aristimuño, directora sectorial de Planificación Educativa de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Su visión atravesó los capítulos de educación de las dos leyes más importantes del año: la de urgente consideración (LUC) y la de presupuesto; además, elaboró junto a su equipo el plan de desarrollo educativo 2020-2024 y comenzó a ponerlo en práctica con acciones que prometen cambios radicales cuando termine el período.

En diálogo con la diaria comentó la reforma curricular, el nuevo rol docente y de los directores, la LUC, y el armado del presupuesto y sus consecuencias.

¿Estás conforme con el presupuesto que finalmente se votó en el Parlamento para la ANEP? Teniendo en cuenta que es menos de lo que habían pedido.

Sí, estoy conforme. Sobre todo porque se nos escuchó y se nos tuvo en cuenta. El proyecto que presentamos es completo y refleja todo lo que queremos hacer, obviamente uno siempre quiere más, pero lo que propusimos es lo que queremos hacer: cuidar de todo el trayecto educativo, que los chiquilines entren, aprendan y egresen, que, lamentablemente, hoy no sucede. También tenemos un lineamiento que apunta a la equidad, que es un tema central del sistema educativo.

Durante el tiempo que estuviste en Eduy21 hubo planteos en la construcción de los anteriores presupuestos. Ahora que estás en este lugar, ¿creés que cumpliste con lo que les pedían a las otras autoridades?

Hicimos un muy buen presupuesto, un muy buen plan de desarrollo educativo. Nos comprometimos a las metas de aprendizaje, algo que las autoridades anteriores no habían hecho, algo que en este contexto de pandemia es una apuesta importante. Apostamos a temas de equidad, una reforma educativa integral de todo el currículo, poniendo el énfasis en la gestión de los centros educativos, que en las administraciones anteriores no se puso tanto peso. También en la formación en educación, apuntando a la aspiración de nivel universitario.

Una de las mayores críticas al presupuesto es que no incluye partidas especiales para contrarrestar los efectos de la pandemia. ¿A qué se debe esta decisión?

Creo que ha habido durante toda la administración esfuerzos importantes para atender la situación de pandemia. Hubo muchas partidas extraordinarias para el tema locativo, sanitario, se reforzó la cantidad de auxiliares de servicios. Pero nos enfocamos en los problemas que ya había: los bajos aprendizajes, la inequidad, esos problemas que la pandemia amenaza agudizar.

¿Qué estrategias planean para recuperar los aprendizajes?

Hay una fuerte propuesta para el 2021 atendiendo la pandemia. Estamos haciendo un relevamiento de la capacidad locativa, para llegar a mayor presencialidad. Los subsistemas de educación media están trabajando en un módulo introductorio para recibir a los estudiantes de primer año y va a haber apoyos en febrero. Trabajamos mucho con Plan Ceibal para lanzar un autodiagnóstico de las habilidades digitales de los docentes, para que los que necesiten mejorar esas capacidades digitales lo puedan hacer. Además, se ha reconvertido el Verano Educativo hacia cuestiones más pedagógicas.

La LUC impuso una nueva gobernanza de la educación. ¿Qué cambios va a traer eso y cómo se relaciona con la transformación educativa que plantean?

Nuestra gobernanza apunta a fortalecer la conducción y desactivar una serie de gobiernos colegiados que no estaban siendo todo lo eficientes y proactivos que se deseaba. Lo ha dicho mucha gente de Eduy21, eran 19 personas que tomaban decisiones sobre la educación, sobre la más variada naturaleza de temas, esto llevaba a una ineficiencia importante. Ahora hay una combinación entre una gobernanza más centralizada y una modificación de la gestión interna para generar una estructura más coordinada y eficiente.

Una de las críticas es la falta de representación docente.

La representación docente está en el consejo central, ambos consejeros están tomando las decisiones más importantes de la educación en el órgano de máxima conducción.

“La sociedad en su conjunto va a estar interpelada con la gran pregunta ¿cuál es la propuesta educativa que Uruguay quiere darse?”.

¿Qué plantea la reforma curricular?

Durante 2021 y 2022 se espera un período de transición hacia la aplicación de la reforma curricular en 2023. ¿Qué podemos esperar en los próximos dos años?

No diría transición, la reforma curricular empieza cuando lo planteamos en la sociedad. En marzo lanzamos una encuesta a los docentes y ese es el comienzo, porque les preguntamos a los principales actores del acto educativo cuáles son sus aspiraciones y expectativas sobre el nuevo currículo.

Se genera una discusión en la sociedad, se va a convocar a sindicatos y docentes, a las cámaras empresariales, a las universidades, a los legisladores. La sociedad en su conjunto va a estar interpelada con la gran pregunta ¿cuál es la propuesta educativa que Uruguay quiere darse?

También vamos a elaborar un marco curricular general, basado en el que ya está, pero reformulándolo. Esperamos que para octubre de 2022 estén aprobados todos los planes y programas y ponerlos en marcha en 2023. Ese plan de trabajo es ambicioso y exigente, pero es lo que queremos hacer.

¿Cómo te imaginás la educación en 2023?

Me imagino nuevos planes en los centros educativos, un currículo con competencias acordes a lo que la sociedad hoy demanda, más amplio, flexible, que atiende los intereses de los estudiantes, con docentes que utilizan metodologías de trabajo más activas, con mucha más presencia de la tecnología. Todo esto hoy no es así, hay muchas voces que dicen que es un currículo desactualizado, desarticulado y atomizado, que no ofrece lo que la sociedad del conocimiento del siglo XXI necesita.

Eso requiere dinero también, pero no está presupuestado. ¿Hay un compromiso de gobierno de asumir esos gastos?

Sí, hay un compromiso, esperemos que la situación del país lo permita cumplir. Estamos confiados y somos optimistas de que lo vamos a lograr.

¿El presupuesto es lo que más preocupa de cara a esta transformación?

Nos preocupa tener a los docentes formados, que los planes y los programas sean muy buenos, que las dinámicas en las aulas sean las adecuadas, atractivas, bajar la deserción, motivar a los estudiantes y docentes con este currículo.

Foto: Alessandro Maradei

Foto: Alessandro Maradei

El foco en la educación media

Un cambio radical va a estar en la educación media, donde se plantea rever la forma de organización por materias.

Se aspira a que haya conglomerados de áreas de saber o sectores de aprendizaje. Ya hay experiencias así en el sistema actual, en el aprendizaje basado en proyectos se ponen a trabajar docentes de distintas disciplinas y cada uno aporta desde su saber. Ahora lo que queremos es que eso sea política nacional.

Una de las apuestas es la extensión del tiempo pedagógico, que también es una gran carga presupuestal.

En primaria la matrícula de estudiantes con tiempo completo es 22%, es una matrícula importante pero acotada. Vamos a continuar apoyando el tiempo completo y el extendido, pero se va a hacer un esfuerzo focalizado e incremental en educación media, que es donde la política de tiempo completo ha sido menos desarrollada, ahí están los nuevos centros María Espínola que proyectamos. Con el presupuesto va a mediar que a medida que logremos las metas y resultados, el Parlamento vaya dando con la rendición de cuentas más recursos. Año a año vamos a ir aumentando. Es una oferta educativa muy completa, en las zonas donde están los chiquilines que por distintas circunstancias tienen menos posibilidades de tener esa riqueza en el hogar.

“No hay ninguna administración que resista que los funcionarios cambien todos los años. Es un disparate cómo funciona el sistema educativo público uruguayo”.

¿Qué pasa con los quintiles superiores?

Se va a seguir trabajando fuerte como siempre, que haya una política focalizada no quiere decir que se quite nada a los demás, van a ser atendidos por políticas universales. Nombro dos: la reforma curricular y el programa de formación para todos los equipos directivos del país. Al afectar dos de los componentes principales del fenómeno educativo, el currículo y la gestión, creemos que vamos a estar haciendo un esfuerzo importante para todos los centros educativos.

Se mantuvo la meta de egreso de educación media, pero ya has dicho que es inalcanzable. ¿Por qué?

75% de egreso en educación media es altísimo con los resultados que tenemos hoy. Es una meta política, para no plantearnos menos que la administración anterior, pero para ambas es algo muy difícil de lograr. Es una meta que va recogiendo todo lo anterior, lleva años mejorar eso; ojalá encontráramos la manera de trabajar en bachillerato para que los chiquilines dejen de irse, tenemos muchas ideas, pero es la meta más difícil de lograr.

¿El currículo es lo esencial para el cambio?

Es una de las claves, pero creemos que las estrategias de enseñanza en la clase es otra. En la medida que el currículo esté tan bien planteado que en el aula tengan que desarrollar estrategias de enseñanza activas y significativas, alineadas con los intereses de los estudiantes, va a mejorar la permanencia en el sistema.

¿Cómo las jerarquías pueden establecer las estrategias de enseñanza de cada profesor?

Es verdad que no se pueden imponer, pero tenemos el currículo, las prácticas de aula y la formación inicial de los docentes. Si los empezamos a formar de manera que sea coherente con esto, van a ser capaces de hacerlo. Cuando a los docentes los forman en un paradigma y les piden que trabajen en otro los estamos poniendo en un aprieto.

“Hay que hacer un cambio radical en el sistema de elección de horas”

La formación en servicio y la política nacional docentes son dos pilares también de la reforma.

En 2023 no podemos caer con una propuesta nueva sin aportarles formación a los docentes, tenemos que proveer de capacitaciones en servicio para hacer la trasposición entre la formación inicial y lo que ahora queremos hacer. Los dos grandes puntales de la política nacional docente son la reforma de la formación docente inicial y la política de perfeccionamiento y posgrados. Creo que es muy auspicioso para el cuerpo docente uruguayo entrar en esa carretera.

“La sociedad en su conjunto va a estar interpelada con la gran pregunta ¿cuál es la propuesta educativa que Uruguay quiere darse?”.

Los docentes también tendrán que permanecer más tiempo en cada centro.

El factor de elección de horas nos ha liquidado históricamente toda posibilidad de radicar una propuesta. No hay ninguna administración que resista que los funcionarios cambien todos los años, ningún hospital cambia todos los enfermeros y médicos al mismo tiempo. Es un disparate cómo funciona el sistema educativo público uruguayo, es lo que es, pero hay que hacer un cambio radical en el sistema de elección de horas.

También va a cambiar mucho el rol de los directores, ¿cómo lo imaginás?

Hoy tienen poca autonomía para tomar decisiones y están muy solos, sin un equipo. La idea es que tengan dentro del centro otros actores de docencia indirecta o de liderazgo intermedio para armar un proyecto de centro y ejecutarlo. Hoy en el mejor de los casos los directivos tienen un curso; creemos que es necesario reforzar la formación, por eso en el programa de formación de directivos que estamos pensando hay un fuerte componente en estas herramientas de gestión, para que los directivos estén formados y tengan apoyos para utilizarlos.

Estuviste muchos años en un lugar de diagnóstico del sistema, sin estar en los lugares de decisión. ¿Te encontraste con el diagnóstico que esperabas?

Hacía investigación desde los centros educativos, estuve más de 30 años haciendo eso, me convencí de muchas cosas y me pareció que era oportuno pasar a la acción, tratar de modificar. Siempre la realidad en un cargo así es diferente a lo que uno se imagina antes. Pero he visto confirmado el diagnóstico: donde pensaba que estaban las mayores necesidades, están, de ahí salieron los lineamientos del desarrollo educativo.

Adriana Aristimuño

Es doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Los últimos 34 años trabajó en la Universidad Católica del Uruguay, allí fue decana de la Facultad de Ciencias Humanas, entre otros cargos. También fue asesora en materia de educación para Ernesto Talvi durante su campaña presidencial y trabajó en el equipo de Eduy21.

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