La pandemia puso todo en pausa, incluyendo las competencias internacionales a las que estudiantes uruguayos habían clasificado durante 2019. Entre esos estudiantes está el equipo de liceales de Los Cerrillos llamado Robeco, que ganó el año pasado la competencia Sumo.uy, que organiza la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, y se clasificó a la de robótica internacional Robocup 2020, en Francia.

Covid-19 de por medio, el viaje se canceló, pero la organización decidió mantener el contacto entre los participantes con una muestra de trabajo en video que fue calificada por el comité evaluador. Los uruguayos participaron y se llevaron la mención especial al mejor espíritu de equipo entre más de 150 videos de todas partes del mundo.

En el video que los llevó al podio, Nicolás Garrido, Florencia Dini, Joel Cabrera y Alex Moreira explican que para la competencia Sumo.uy comenzaron trabajando con Lego pero al clasificar para Robocup 2020 decidieron impulsar el robot y comenzar a trabajar con Arduino, con los materiales que compró la tutora del proyecto, Isabel Espinosa.

Durante el verano, y luego durante la pandemia, los estudiantes siguieron juntándose en sus casas para trabajar juntos en la mejora de su robot. En el video, en el que hablan en inglés, destacan que “una de las cosas más positivas de todo lo que ha pasado es que aprendimos no sólo nuevas habilidades sino también a respetarnos mutuamente y a trabajar juntos. Tenemos que admitir que al principio fue un poco difícil, pero logramos dividir las tareas y confiar en el trabajo del otro”.

Espinosa dijo a la diaria que cuando los estudiantes se enteraron de que habían ganado una de las menciones estaban “fascinados, les encantó el motivo del premio, no lo podían creer”. Según contó la docente, los jóvenes buscaban en la página del concurso a diario a ver si había novedades sobre su video, aunque no tenían esperanzas de ser seleccionados. “Lo mandamos casi que por cumplir con la actividad que proponían los organizadores, en ningún momento a ninguno de ellos se le pasó por la cabeza que podían ganar”.

En el concurso de videos participaron equipos de China, Japón, México, Estados Unidos y Brasil, entre otros tantos que tienen mucha experiencia en este tipo de competencias, por eso Espinosa se siente muy orgullosa del logro de los estudiantes. “Me encantó esta mención porque este equipo es de distintas edades y realidades sociales, están en distintas etapas, y costó bastante armarlo, pero cuando comenzaron a trabajar no pararon, siguieron durante el verano tres veces por semana, cuatro horas por días. Me encantó que se valorara eso, que se notara que los chicos estaban trabajando bien y muy comprometidos”.

Trabajaron no sólo para mejorar el robot, sino también para hacer ese video. Tuvieron que pedir ayuda con la traducción del guion y practicaron mucho hablar inglés. Además, trabajaron en las tomas que hacían, controlaban la luz y el sonido y lograron editarlo juntos, a pesar de las dificultades de conexión a internet. “Para subir el video fueron horas –se desconectaba internet y había que volver a empezar–, pero lo hicimos”, comentó como anécdota Espinosa.

Los estudiantes también estuvieron ocupados tratando de comentar su experiencia con los demás. Ya desde el año pasado se habían propuesto replicar lo que han aprendido hasta el momento, y por eso organizaron charlas con otros compañeros del liceo y de la zona.

Casi listos

Hay un par de asuntos que el equipo debe resolver antes de ir a competir a Francia el año que viene. El primero es el presupuesto. Tenían pensado hacer varias actividades de recaudación de fondos durante estos meses, pero todas fueron canceladas por la situación de emergencia sanitaria. Cuando ganaron la competencia de Sumo.uy, Ceibal les dio un premio de 5.000 dólares, pero, según los cálculos que hicieron, para pagar equipos, acreditaciones, pasajes y viáticos van a tener que juntar otros 10.000. Para eso esperan contar con la colaboración de la gente, seguir buscando donaciones y poder llevar a cabo las actividades que habían planificado.

El equipo de Robeco debe construir un robot de simulación de rescate. Cuando lo coloquen en la pista deberá seguir una línea negra mientras supera obstáculos en una pista de mosaicos con distintos patrones, en diferentes niveles, con y sin curvas, y tendrá que recorrer espacios conectados con rampas, recoger objetos y dejarlos luego en otra parte.

Para mejorar su primera versión es que comenzaron a programar con Arduino. “Trabajamos por Drive y videollamadas, ellos hacen toda la parte de programación y yo superviso. Ellos fueron diseñando las piezas y yo las imprimía en la impresora 3D del liceo”, explicó Espinosa, y resaltó que también durante el verano los estudiantes iban una vez al mes a la Facultad de Ingeniería para tener tutorías y poder avanzar en el robot. Hasta ahora llegaron a terminar un prototipo, porque la construcción se ha atrasado también por culpa de la pandemia y la falta de recursos.

“Estamos necesitando algunos materiales que todavía no tenemos. Vamos a recibir una donación de Robotec, nos van a mandar piezas que nos faltan, y también Plan Ceibal nos va a dar un kit de última generación de Lego, los que ellos usan para competir en la FIRST Lego League, porque estamos trabajando con uno que es de los primeros que había. Con este nuevo vamos a estar más actualizados, y con esos insumos los chicos van a poder terminar lo que falta para que el robot quede pronto para la competencia”, dijo la docente.

Ganar esta mención fue muy importante para los estudiantes. Espinosa destacó: “En el liceo están todos encantados. Realmente nos sirvió para recordarle a la gente que estamos trabajando, porque con la pandemia todo quedó en un segundo plano. Está bueno para que los chicos trabajen con más ganas, para que haya un reconocimiento de todo el trabajo que están haciendo. Aunque esté el liceo cerrado, aunque no tengamos todas las piezas, ellos siguen trabajando. Los chicos están contentos y convencidos de que vamos a llegar bien a la competencia, y yo también”.