El capítulo de educación de la ley de urgente consideración (LUC) trajo consigo varios cambios. Según se plantea desde el gobierno, se trata de “la antesala” para una reforma educativa que ya está en marcha y que podría ponerse en riesgo con la derogación de los 34 artículos de este capítulo que se someterá a votación de validarse las firmas para llegar a un referéndum. En total, el capítulo de educación cuenta con 78 artículos y es cuestionado por los sindicatos porque entienden que producen privatización y mercantilización en esa área, además de una mayor concentración de potestades en el gobierno de turno.

La LUC introdujo cambios estructurales en la gobernanza educativa y modificó la Ley General de Educación, de 2008. Uno de los aspectos que generaron más polémica son los cambios en los organismos de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), en particular el pasaje de consejos con participación docente a direcciones generales unipersonales en Inicial y Primaria, Secundaria y UTU. Para contrarrestar estos cambios, se apunta a derogar los artículos 152 y del 155 al 160 de la LUC. Además, en su artículo 153 la norma define que los directores generales integren el Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP con voz y sin voto, disposición que no se propone derogar y ya estaba contemplada en la ley de 2008.

El maestro Héctor Florit dijo a la diaria que, en el caso de Primaria, la pérdida de los consejos es volver “a antes de 1918”, cuando se estableció la creación del Consejo Nacional de Enseñanza Primaria y Normal, compuesto por siete miembros: el director y seis vocales. “A lo largo de este siglo, sacando la intervención en la última dictadura, con un número variable de integrantes siempre se respetó la idea de que los consejos sean vistos como una forma de recoger sensibilidades distintas y de permitir que la educación estuviera regida más como política de Estado, porque en la gobernanza se expresan mayorías y minorías, distintas sensibilidades”, consideró Florit, quien integró el Consejo de Educación Inicial y Primaria entre 2010 y 2020.

A grandes rasgos, para Florit la educación pasó de ser una política de Estado a una política de gobierno. A modo de ejemplo, apuntó que el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, estableció un “compromiso” con el Plan de Política Educativa Nacional, presentado este año también a instancias de la LUC. Según el maestro, los ministros de Educación en América Latina tienen una duración de “poco más de dos años” como promedio, por lo tanto, “se ata una gobernanza de un ente autónomo, que por definición tiene mucha mayor estabilidad, porque no está sujeto al mandato político”, en alusión a la ANEP.

Desconcentrados

Según coinciden exintegrantes de esos órganos, una de las principales características de los consejos desconcentrados es que se apostaba por el diálogo entre docentes y autoridades. Desde el 5 de febrero de este año, día en que asumieron las direcciones unipersonales en los tres subsistemas, “salimos de una lógica de varios consejos para tener una lógica de un único consejo en donde todo el sistema educativo se integra para resolver en clave sistémica y realizar las transformaciones que como gobierno pretendemos llevar adelante”, explicó en febrero Robert Silva, presidente del Codicen de la ANEP.

Si bien el organismo que preside Silva mantiene la conformación previa de tres integrantes designados por el Poder Ejecutivo y dos representantes docentes electos por voto secreto y obligatorio y las decisiones cotidianas se toman por mayoría simple, la LUC también cambió el mecanismo de elección de los directores generales de los subsistemas. Esa decisión ahora se puede tomar por mayoría simple, pero antes se requería cuatro votos, lo que obligaba a negociar con al menos uno de los dos representantes docentes. Para Pablo Martinis, educador y docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, ello es una muestra de que el Poder Ejecutivo concentra más poder. En la misma línea, Florit opinó que la representación docente se encuentra “esmirriada y disminuida”, con votos que “no son imprescindibles” para obtener las mayorías.

En tanto, para el exconsejero de Secundaria en representación de los trabajadores Carlos Rivero lo que se “perdió” con estos cambios en la gobernanza de la ANEP es la “cercanía con la gente, la línea directa del centro educativo, del director, con la autoridad que resuelve”. “Las necesidades de un director en un centro educativo siempre son urgentes, nosotros tratábamos de agilizar y viabilizar lo más rápido posible esas cuestiones cotidianas, pero que realmente daban solución a comunidades educativas enteras”, sostuvo.

Asimismo, rescató la importancia de la mirada sindical, de las asambleas técnico-docentes (ATD) y de los colectivos en la gestión educativa. Rivero lo ejemplificó con “la confección de la matriz de grupos en los liceos para el próximo año lectivo”: “Sin la mirada de los colectivos docentes del lugar es imposible hacerlo, porque son los que conocen el centro, a los gurises, hasta las medidas de los salones y cuántos caben en un salón, o en qué turno tienen que ir por los horarios de ómnibus”. Por eso opina que la representación docente “era clave”, ya que se generaron mecanismos para recolectar las necesidades y dificultades de los distintos centros educativos y que pudieran llegar rápidamente a Secundaria.

Por su parte, el también exconsejero de Primaria y actual director del Instituto Nacional de Evaluación Educativa en representación del Frente Amplio, Pablo Caggiani, señaló a la diaria que también hay problemas con la participación de los estudiantes, porque la LUC los “quita” de los consejos de participación de cada centro educativo.

“Para conformar un consejo de participación no necesitás que estén representados los estudiantes. Se podría decir que hay problemas con la representación docente y estudiantil, pero si uno piensa dónde podría participar la ciudadanía, diría que es en el Congreso Nacional de Educación, que se convocaba una vez por período de gobierno, pero la LUC dice también que ‘eventualmente’ se podría convocar. Es decir que el problema de la participación es con los estudiantes, los docentes, pero también con la ciudadanía, porque no tiene espacios de participación en algo que es relevante”, fustigó.