Si bien el inicio de clases suele traer consigo algún contrapunto entre sindicatos y autoridades de la educación, este año los jerarcas de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y los gremios subieron el tono. Después de la eliminación de los consejos de los desconcentrados en febrero, que suprimió la participación docente en inicial y primaria, secundaria y UTU ‒que pasaron a ser direcciones‒, las actuales autoridades debieron enfrentar su primer inicio de cursos en el marco de una pandemia. Desde los sindicatos de la educación se sostiene que la participación docente era fundamental para tener comienzos de clases más ordenados y para anticipar situaciones indeseadas. En cambio, desde la ANEP se ha optado por reducir drásticamente la capacidad de incidencia en las políticas por parte de los actores organizados de la educación.

Los principales sindicatos de los tres subsistemas de la educación pública han planteado que el comienzo de cursos de este año estuvo marcado por el “caos” y la falta de previsión. Si bien desde la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM) se reconoce un aumento de la presencialidad plena respecto del fin de cursos del año pasado, se entiende que ello se debe principalmente al trabajo de los docentes. El miércoles en La letra chica, programa de TV Ciudad, la secretaria de la FUM, Elbia Pereira, dijo que hasta el 29 de enero, cuando las autoridades de la educación compartieron con los gremios un plan de acción para 2021, no habían tenido ninguna instancia de participación para plantear necesidades de cara al 1° de marzo. En suma, lamentó que dicho plan careciera de acciones operativas para llevar a la práctica y ya en su momento el sindicato había advertido que no darían los tiempos para un inicio de cursos ordenado.

El Consejo Directivo Central de la ANEP encomendó a las distintas direcciones de los centros educativos que adecúen los espacios edilicios para lograr la mayor presencialidad posible y, además, ha apelado a otras organizaciones públicas y privadas para conseguir locales adicionales. Si bien desde la ANEP han señalado que se busca dotar de autonomía a las comunidades educativas, Pereira entiende que se trata de “trasladar” una responsabilidad que debería ser de las autoridades y no de directores y docentes.

Además, la secretaria general de la FUM criticó que la elección de cargos de maestros haya comenzado en febrero, cuando es habitual que se inicie en diciembre, y también “la forma en que en algunas jurisdicciones hubo que elegir los cargos”. En particular, habló de “lugares que no estaban adecuados para estar eligiendo cargos con días de calor” o de convocatorias que se realizaban para la mañana, pero cuando los docentes llegaban se les comunicaba que la hora de inicio era en la tarde. Según explicó Pereira, de acuerdo a algunas imágenes que circularon en los últimos días en las redes sociales, esto hizo que se generaran aglomeraciones. En cambio, señaló que en otros lugares del país el acto eleccionario estuvo mejor organizado y que para ello fue clave la participación de las filiales de la FUM, que tienen un vínculo “horizontal” con las respectivas inspecciones.

Durante toda la primera semana de clases se siguieron eligiendo cargos y direcciones. Por ejemplo, el miércoles aún restaban 90 cargos de maestros por asignar en todo el país, según informó en redes sociales el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, Robert Silva, en su cuenta de Twitter. No obstante, por ese mismo medio, el exintegrante del Consejo de Educación Inicial y Primaria en representación de los trabajadores, Pablo Caggiani, afirmó que al 1° de marzo aún quedaban 450 cargos por asumir en ese subsistema.

Fuego cruzado

En los liceos, el inicio de clases estuvo marcado por el paro de la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes), tras la apertura de 15 sumarios con separación de cargo y retención de la mitad de haberes a docentes del liceo 1 de San José, entre ellos el vicepresidente del gremio, Marcel Slamovitz, por unas fotos tomadas en el centro educativo contra el plebiscito Vivir sin Miedo, en 2019. Pese a ello, el lunes tanto Silva como la directora general de Secundaria, Jenifer Cherro, se preocuparon por resaltar que el inicio se había dado en condiciones normales en la mayor parte del país, e incluso dieron cifras de departamentos en los que la concurrencia de docentes a los liceos había sido muy cercana al 100%. El conflicto incluso llegó al Parlamento, ya que el miércoles una delegación de Fenapes concurrió a la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Diputados, que convocó a las autoridades de la ANEP la próxima semana.

Entrevistado en el mismo programa que Pereira, el secretario general de Fenapes, José Olivera, lamentó que secundaria haya comenzado las clases con 250 grupos menos que el año pasado, lo que equivale a “12 liceos de 22 grupos cada uno”. Para fundamentarlo, las autoridades de la educación plantearon que el descenso de grupos es mucho menor si se cuentan los que se crearon en UTU. Según cifras que dio la directora general de Secundaria, el primer día de clases, en 2020, 14% de los estudiantes que iniciaron la educación media optó por UTU, porcentaje que subió a 25% este año. “La UTU ofrece un espectro muy grande de formación, que puede estar interesándole muchísimo a los chiquilines”, dijo la jerarca, que valoró que el trabajo de cara a las inscripciones “se hizo en clave ANEP”.

Cherro dijo que se reunió con el director general de UTU y consideraron “que si más de tres alumnos habían pedido en primera, segunda y tercera instancia ir a UTU y lo mandábamos a un liceo, teníamos potenciales desertores o rezagados del sistema”. Para ello, se decidió la creación de más de 32 grupos en UTU, afirmó. Según la directora, “uno no tiene que asustarse de los cambios, tenemos que ser flexibles”. Por su parte, entendió que el hecho de contar con 16 planes operativos en secundaria puede hacer que la oferta sea menos atractiva y adelantó que se trabajará en conjunto con otras autoridades de ANEP “para posibilitar un plan nuevo, que tenga ciertas características que resulten más atractivas para los estudiantes”.

Desde Fenapes también se cuestionó la organización para el inicio de cursos y se consideró que las horas docentes recortadas por la ANEP tienen una incidencia en ello. Según Olivera, existió “improvisación” de las autoridades, y para ilustrarlo indicó que “el martes en Montevideo, Canelones y Maldonado había más de 15.000 horas sin elegir”. “Esto no acontecía en el Uruguay en los últimos 12 años porque llegábamos al 1° de marzo con un 97% o 98% de las horas elegidas”, señaló, y agregó que ello fue posible gracias a la generación de ámbitos bipartitos. De acuerdo con Cherro, en el primer día de clases el porcentaje de horas asignadas en todo el país era de 88%.

En marcha

En el caso de UTU, donde al igual que en secundaria esta semana comenzaron los grupos de ciclo básico, la evaluación primaria de las autoridades también es positiva, lo que dista de la postura de la Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu). Consultada por la diaria, la presidenta del gremio, Patricia Massiotti, consideró que la primera semana de clases fue “bastante irregular”, y, por ejemplo, mencionó que los cursos empezaron sin adscriptos porque su designación fue el viernes 26 de febrero. Además, dijo que hubo falta de auxiliares de servicio y ausencia de la figura del educador, ya que todavía no tomaron sus horas. Massiotti habló del valor que tiene esta figura, principalmente para los estudiantes de los grados más bajos, ya que son quienes los reciben en las escuelas técnicas.

En diálogo con la diaria, el director general de UTU, José Pereyra, señaló que las dificultades se deben principalmente a que el año lectivo 2020 se extendió hasta el 12 de febrero de 2021, lo que dejó poco tiempo para la preparación de los nuevos cursos. No obstante, consideró que los problemas estuvieron “dentro de lo previsto” y que pese a ellos realiza “un muy buen balance” de la primera semana. En particular, destacó el levantamiento del paro previsto por Afutu para el 1° de marzo tras la instalación de una mesa de negociación. Por otra parte, mencionó la dificultad que supone para las escuelas técnicas encontrar lugares propicios para replicar los talleres de una forma en que se pueda cumplir con los protocolos sanitarios. “Es muy difícil conseguir locales fuera de la institución para aumentar la presencialidad, por ejemplo, no hay lugares para cursos de gastronomía, de belleza, tenemos que arreglarnos dentro de nuestra propia institución”, señaló.

Pereyra se mostró conforme con la elección de horas en la institución y señaló que quedan pocas por asignar, pero dijo que ello presenta variantes porque todavía hay grupos que están abriendo, ya que continúa el período de inscripción. Precisamente, en función de la cantidad de inscripciones en cada centro, las autoridades están valorando la capacidad locativa, de infraestructura y de recursos humanos para ver si se pueden abrir nuevos grupos. “En los únicos casos en que no podemos abrirlos es donde se ha colmado la capacidad locativa, hay algunos centros que ya están al máximo. En esos casos, se abre una lista de espera, porque un porcentaje de esos alumnos van a ingresar y si no se les ofrecen otros centros educativos de la institución”, relató. Para ilustrarlo, mencionó que, por ejemplo, en la escuela agraria La Carolina los grupos están a tope, pero con base en el criterio de territorialidad, a los estudiantes que no pudieron ingresar les dieron la posibilidad de que fueran a la UTU de Sarandí Grande, a Melo y a otras localidades cercanas que tienen oferta.