Los espacios de recreación pedagógica en los tiempos en que los niños no concurren a la escuela se basan en construir propuestas creativas y generar experiencias educativas vinculadas con el tiempo libre. En ese tipo de espacios se realizan actividades lúdicas, así como dinámicas que estimulan el desarrollo individual y colectivo de niños y niñas.

La directora del Programa Infancia del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Marlene Compan, dijo en diálogo con la diaria que es importante que se reconozca, a nivel social y estatal, el derecho al juego y a la recreación. Afirmó que debe ser reconocido como cualquier otro derecho, porque se trata de “salud mental y salud en general”. Al respecto, indicó que producto de la pandemia de covid-19 “hay niños con miopía -consecuencia de la exposición a pantallas-, aumento o pérdida de peso e incapacidad para comunicarse con otros”, y que esos son sólo algunos de los efectos generados.

Soledad Brandon, coordinadora del club de niños y niñas Centro Abierto de Padre Cacho, que trabaja en convenio con el INAU, dijo a la diaria que los niños “han sufrido más el impacto de la pandemia por la pérdida de los espacios de socialización”.

Entre febrero y diciembre, Centro Abierto recibe a 50 niños y niñas que provienen de familias “en situación de vulnerabilidad bastante complejas”, explicó Brandon. Dijo que en el club trabajan para buscar oportunidades que les permitan acceder a espacios que “enriquezcan el desarrollo” y para garantizar el acceso a los derechos básicos de la infancia como la recreación y la circulación social, por ejemplo, a través de paseos y salidas.

Garantizar sus derechos

Recuperar actividades de circulación y espacios de socialización fue el objetivo del club para el año que pasó, por lo que el foco estuvo en generar salidas y espacios de juego. “Logramos con mucha alegría un paseo por el día”, contó la coordinadora, y dijo que puede sonar “muy básico” pero para muchos niños y niñas “no es un derecho garantizado”.

Brandon insistió en que para muchas familias las posibilidades de circulación “son acotadas” y “es fundamental” generar propuestas ricas en espacios que los niños no frecuentan. La coordinadora recordó las reacciones que tienen cuando se bajan de un ómnibus y ven otros paisajes: “Son increíbles”, sostuvo, y planteó que si bien seguramente no cambie la trayectoria vital de los niños, son gestos que “los marcan y les muestran que hay otras posibilidades, otros mundos posibles”.

Por otra parte, Martín Brun, coordinador del club de niños Trampolines, que gestiona la organización El Abrojo en convenio con el INAU, dijo a la diaria que “son fundamentales los tiempos de infancia” y los espacios en los que encuentren maneras distintas de aprender, reconocerse y vincularse con otros, así como jugar, trabajar en equipo y donde puedan desarrollarse desde otro lugar.

Trampolines es un proyecto puente que nació para atender a personas en situación de calle y luego se transformó. Actualmente tiene base en el club, pero destinan horas a otras actividades con las que llegan a más barrios. Sobre los paseos recreativos, Brun afirmó que “son importantísimos” y dijo que el traslado en ómnibus “ya vale” para los niños y despierta en ellos una disposición a jugar y a encontrarse en un lugar “bien distinto al cotidiano”.

Efectos del confinamiento

Durante los momentos de confinamiento y bajo los protocolos sanitarios, los equipos de trabajo de los distintos clubes de niños formaron guardias para evacuar dudas y asistir a los hogares, por lo que recibieron reportes de distintos tipos de situaciones, algunas de ellas graves. Mientras quienes estaban en la modalidad de teletrabajo hacían seguimiento a las familias para entender de qué manera mitigar el encierro, el INAU y los referentes de los clubes de niños mandaban a los hogares actividades para promover el juego y lo educativo.

Durante este seguimiento a las familias se captaron “otras afectaciones” más allá de la pérdida de actividades de recreación y educativas, profundizó Compan. Al respecto, sostuvo que “comenzaron a florecer las violencias emocionales dentro de casas que no estaban preparadas para tener en convivencia a todos los integrantes de la familia”.

En cuanto a la formas de vincularse de las infancias luego de los distintos períodos de confinamiento de los últimos dos años, Brandon dijo que el retorno a la presencialidad “fue muy costoso” y que se generaron muchos procesos de trabajo para sacar las vivencias del encierro. “Pudimos evidenciar un aumento exponencial de la agresividad, de decir con el cuerpo y no con las palabras”, explicó la coordinadora, y agregó que es un punto en el que están “trabajando muchísimo”. Reconstruir la trama vincular es una de las preocupaciones, y la mediación de los adultos referentes para los niños “es necesaria para construir vínculos saludables”, indicó, y dijo que hay un después de la llegada de la pandemia que está “bien marcado”.

En esta línea, Brun expuso que hay una “baja tolerancia” y que “se perdió el tiempo de jugar con otros”. Al respecto, agregó que los procesos que se generan durante el año sobre la forma de estar y de jugar se vieron “interrumpidos”, lo que causó “poca tolerancia e inestabilidad”. También explicó que cuando detectan formas de vincularse “más violentas” buscan la manera de cortar con esa dinámica, algo para lo que los paseos son especialmente útiles y por eso son fundamentales.

Brandon puntualizó que como educadores tienen un “desafío enorme” y que los niños les están diciendo algo que están aprendiendo a decodificar. Sostuvo que hay que seguir “trabajando fuerte” con las generaciones que llevan “una pandemia arriba”.

Más allá de las pantallas

“Las grandes ganadoras de esto fueron las pantallas”, dijo Compan, en referencia a lo que provocó el confinamiento. Pese al esfuerzo del Estado y de las organizaciones con las que convenia para mantener actividades comunitarias, señaló que con el transcurso del tiempo “los adultos se desgastaron” y las pantallas que entretenían en la virtualidad a los más pequeños comenzaron a “ganar”. Según entendió, en esa batalla se dio “una gran pérdida”.

Luego de más de un año con salidas y paseos suspendidos, en junio de 2021 el INAU emitió una circular -que rige hasta el momento- por la que habilitó a los proyectos que están bajo la órbita del instituto a realizar paseos por el día. La norma permite organizar esas salidas a lugares abiertos y excluye todas las actividades que impliquen tener que pasar la noche, como los campamentos. Compan calificó a los campamentos como “la joya” de los clubes porque son una experiencia “súper rica para los niños”, pero por el momento no cree que se puedan retomar.

En el caso de las salidas por el día, los clubes de niños destinan dinero de la partida mensual que reciben de parte del INAU y terminan de cubrir los gastos recaudando dinero mediante ventas de rifas o alimentos.

Según indicó Compan, los 162 centros de este tipo que existen en el país “salieron todos de paseo” y los niños fueron a lugares “que nunca habían visto”. Al respecto, recordó escuchar a algunos niños decir no haber visto nunca el mar, y agregó que “es lo que más les impresiona”. “Dicen cosas como que ‘el mar es muy alto porque toca el cielo’ y eso es muy enriquecedor”, añadió. Destacó que el INAU cuenta con un espacio ubicado en Canelones especialmente acondicionado para recreación, que lo usaron “un montón”.

La coordinadora de Centro Abierto dijo que con la partida del INAU, el apoyo de organizaciones amigas y de gente que colabora, intentan gestionar los recursos que tienen para “garantizar el acceso a lo que debería ser de todos los niños y niñas”. Por su parte, Brun dijo que “todo sale de la partida” que reciben de INAU y planifican los gastos en el año para que se pueda hacer esa salida por el día. La elección de lugar está sujeta al factor económico y, en este contexto, a que se garantice el cumplimiento de los protocolos sanitarios.

No más encierro

Brandon contó que para febrero, cuando se retoman las actividades de los clubes de niños, en Centro Abierto tienen un plan recreativo basado en mucha circulación. En particular, dijo que el objetivo será tratar de disfrutar de parques y plazas y generar propuestas lúdicas para acompañar el tiempo que no se dedica a la escuela con propuestas significativas y divertidas.

Sobre estas actividades y la posibilidad de que se vean afectadas por la situación sanitaria actual, la directora del Programa Infancia del INAU dijo que por el momento no se recibieron órdenes del Poder Ejecutivo de rescindir actividades y anhela que no suceda, porque implicaría “exponer a los chiquilines otra vez”. También comentó que entiende que en una pandemia prima el derecho a la salud, pero “vulnerar el derecho a la recreación va a traer consecuencias más graves para los niños”, por lo que espera que si hay limitaciones “no empiecen con los chiquilines”.