Desde hace un año y medio, la escuela técnica 2 de UTU de Flor de Maroñas funciona como centro María Espínola, una nueva modalidad educativa impulsada por las actuales autoridades de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Precisamente, las autoridades eligieron ese centro –uno de los primeros que comenzaron con esa modalidad– para presentar los resultados del programa que hace casi dos años comenzó a andar.
Con los Centros María Espínola, la ANEP busca cambiar la modalidad educativa, por ejemplo, con el trabajo a través de proyectos y la creación de nuevas figuras educativas como la de los coordinadores de enseñanza, de actividades deportivas o un profesor de tecnología, y también se trabaja en pensamiento computacional y en una segunda lengua. En el centro los estudiantes acceden a las tres comidas diarias y a la extensión del tiempo pedagógico mediante distintas actividades con otras entidades, además de tutorías y acompañamientos.
Robert Silva, presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, dijo el viernes en el centro educativo que este programa parte de la “centralidad única y principal” en los estudiantes, quienes deben ser la razón de ser de la educación pública, según apuntó. En ese marco, agradeció a los directores, directoras, coordinadores, inspectores, facilitadores, referentes y funcionarios que permiten que las propuestas educativas de este tipo se “plasmen efectivamente” en los lugares “donde están los establecimientos públicos y se concreten también en efectivo apoyo para el desarrollo integral de los estudiantes”.
El presidente del Codicen sostuvo que esta propuesta “no tiró por tierra todos los avances, las constataciones y las cuestiones que en buena medida había generado cosas positivas en la educación”, algo que calificó de “fundamental”. Según sostuvo, en la ANEP “nadie se cree dueño de la verdad absoluta”, sino que saben que hay cosas que cambiar, pero también otras que mantener, puesto que se hicieron “muy bien”. Tal como había comentado Silva en una entrevista con la diaria, la ANEP llevará de 12 –seis UTU y seis liceos– a 29 los centros María Espínola para que este año atiendan a 5.000 adolescentes, algo que ratificó en su exposición frente a las autoridades educativas y del Correo Uruguayo, que descubrieron un sello de la influyente maestra María Espínola. El plan para el fin del período es llegar a 60 centros de este tipo a lo largo y ancho del país.
Vamos bien
La promoción en los María Espínola tuvo una leve mejora. En 2020, 78,9% de los estudiantes pasaron de año y en 2021 ello ocurrió con 81%, anunció Silva. El presidente de la ANEP dijo que “queda por avanzar en materia de promoción”, pero advirtió que “con pasar de grado no se asegura que se aprenda”.
En ese sentido, sostuvo que apostarán a que los estudiantes logren “aprendizajes efectivos, pertinentes, versátiles y adaptables”, pero es un hecho que la repetición afecta las trayectorias educativas y “es un predictor muy importante de desvinculación”, que afecta a la educación media.
Silva afirmó que “en general” se mejoró la promoción en la mayoría de los centros educativos, pese a que esto varía según el sistema educativo. Por ejemplo, dijo que en secundaria la mejora que se constata es de cinco puntos y que existen “realidades diferentes en los distintos centros”. Agregó que “no sólo basta con la extensión del tiempo pedagógico” y para ilustrarlo mencionó que en la educación media sólo 58% de los estudiantes de liceos de tiempo completo logró la promoción, cuando el promedio nacional en ese tramo es de 78% de promoción.
Según una consulta de ANEP entre los docentes de los centros María Espínola, 80% considera que la formación brindada es “adecuada y pertinente” para los requerimientos educativos actuales. En este sentido, 51% de los docentes “valora positivamente” el aprendizaje basado en proyectos que esta iniciativa impulsa: “Tenemos que avanzar muchísimo más, pero estamos andando”, apuntó Silva.
Asimismo, 80% de los profesores consultados opinó que los centros María Espínola “incidieron positivamente en la convivencia y en el clima institucional de los centros educativos”. “Ocho de diez docentes considera que los vínculos entre pares y los estudiantes son positivos e igual número considera que los estudiantes valoran la propuesta como espacio integrador y de aprendizaje”, aseguró el jerarca.
Por otro lado, la tres comidas diarias han sido un “gran componente” y, según Silva, son percibidas por las comunidades educativas como un elemento que “favorece el desarrollo integral de los estudiantes, en tanto contribuye a generar mejores condiciones para aprender y a promover las pautas de convivencia, hábitos saludables y de higiene”, sostuvo.
Por último, dijo que 74% de los docentes están convencidos de que es posible alcanzar mejoras y concretar las metas propuestas, mientras que 91% de los educadores está de acuerdo que el centro orienta su accionar a la personalización de la enseñanza utilizando “diferentes estrategias”.